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Marcha de la CGT: la oposición empieza a medir su pulso en el Congreso

La CGT mide su poder de convocatoria en el Congreso

Victoria De Masi

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A las 12 del mediodía de este miércoles comenzó el primer paro general de la CGT contra el gobierno de Javier Milei. La medida tendrá como epicentro la demostración de fuerza que el sindicalismo junto al peronismo, la izquierda, sectores de la cultura y organizaciones sociales harán hacia el centro porteño en rechazo del mega DNU y la ley ómnibus impulsada por el oficialismo.

Las inmediaciones del Congreso de la Nación y la Casa de Gobierno amanecieron con un fuerte operativo de seguridad y las calles de los alrededores cortadas. Ante la amenaza de desplegar el operativo antipiquete, y como sucedió en otras movilizaciones de la era Patricia Bullrich a cargo del ministerio de Seguridad, se vieron muy pocos micros para el traslado de los manifestantes. La mayoría, en cambio, optó por trasladarse en transporte público. Uno fue el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense, Gabriel Katopodis, cuya imagen se viralizó viajando en el tren Mitre.

Los comercios de cercanía permanecían abiertos al menos desde el mediodía: farmacias, verdulerías, minimercados, ópticas, restoranes, pets shop atendían al público con normalidad. Acaso que el servicio de transporte se interrumpa recién a las 19, cambió la dinámica del paro.

“Llegue hasta Constitución y me quede en la parada para esperar el colectivo que me dejaría en Villa Crespo para ir a trabajar. Pero me volví a mi casa, en Lanús, porque el colectivo no venía y me dio miedo quedarme en la parada porque había mucha gente concentrando”, le dijo a elDiarioAR Evangelina, empleada doméstica registrada

“Me resultaba más caro pedirle a la niñera que trabaje porque además de pagarle el día debía sumarle el taxi ida y vuelta”, contó Romina, mamá de una nena de dos años. Roberto, contador público, agregó: “Yo soy trabajador independiente así que trabaje por la mañana. Decidí cortar a las 12 y movilizar. Lo que están haciendo con los jubilados es una atrocidad”.

“Es que si cerramos no vendemos. Es cierto que aumentó todo, los clientes se quejan todo el tiempo. Pero estamos al día”, agregó Damián, verdulero.

Vecinos organizados en asambleas barriales se van juntando en esquinas emblemáticas de sus barrios, las mismas que eligieron las noches de los cacerolazos, apenas se conoció el DNU: Scalabrini Ortiz y Corrientes, en Villa Crespo; y San Martín y Juan B Justo, en Paternal.

En un Café Martinez de Flores pedían disculpas porque tenían menos personal, y los enfermeros y camilleros de una clínica privada del barrio desde ayer a la noche discuten cómo es que 20 personas están autorizadas a ir a la marcha o a faltar, y el resto tendrán más trabajo.

Recién cerca de las 13 los manifestantes comenzaron desbordar las veredas del Congreso y parecía no haber más opción que cortar la calle. En paralelo, aumentaba el clima de tensión en el Puente Pueyrredón con un importante operativo policial.

VDM/MG

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