Milei intenta rearmar la campaña electoral mientras el Congreso le marca cada vez más límites

La cadena de derrotas legislativas volvió a exponer la fragilidad política de Javier Milei y precipitó un operativo de contención en Balcarce 50. Este jueves, el Senado rechazó el veto presidencial a la ley que establece el reparto automático de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), impulsada de forma inédita por los 24 gobernadores y el jefe de Gobierno porteño. El revés llegó apenas un día después de que la Cámara de Diputados hiciera lo propio con los vetos a las leyes de emergencia pediátrica en el Hospital Garrahan y de financiamiento universitario, y terminó de dinamitar la estrategia que la Casa Rosada venía desplegando para desactivar la rebelión de las provincias.
En el Gobierno, sin embargo, admitían desde temprano que no tenían los votos en el Senado y que no intentarían forzar el resultado: la apuesta es contener el daño y concentrar todos los esfuerzos en Diputados, que será la próxima en tratar el veto a los ATN. Si la Cámara baja también lo rechaza, el veto quedará definitivamente anulado y la ley entrará en vigencia.

El golpe legislativo coincidió con un intento de Milei por retomar la iniciativa en el frente electoral. Esta misma mañana, en el auditorio de la Quinta de Olivos, el Presidente encabezó un encuentro de más de tres horas con titulares partidarios, candidatos, funcionarios, armadores provinciales e incluso influencers, para ordenar la campaña nacional rumbo a las elecciones de octubre. Según pudo saber elDiarioAR, fue el propio Milei quien impulsó la cita y se paró detrás de un atril para dar lo que varios describieron como una “clase” sobre los dos años de su gestión, con foco en medidas económicas, de seguridad y de política exterior. Pidió a los suyos “no aflojar” y aseguró que el Gobierno tiene reservas por hasta USD 22.000 millones para resistir presiones sobre el tipo de cambio.
“No nos podemos perturbar por el Riesgo País ni por lo que hace la oposición en el Congreso”, advirtió Milei, según reconstruyó uno de los asistentes. En Olivos, los estrategas coincidieron en que el nombre del Presidente sigue midiendo mejor que los candidatos de La Libertad Avanza y que el desafío es transferir esa adhesión personal a las boletas. El encuentro de este jueves tuvo como trasfondo la cadena de derrotas en el Congreso y el riesgo de repetir errores como los de la elección de la provincia de Buenos , por lo que el libertario prometió involucrarse en la campaña provincial y nacional, viajar a Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Corrientes y el interior bonaerense, y oficiar de mediador en la nueva mesa política bonaerense.

Control de daños
Pero mientras Milei buscaba blindar a su tropa electoral, en el plano institucional avanzaba el operativo para contener el impacto del revés parlamentario. El Presidente designó a Lisandro Catalán al frente del restaurado Ministerio del Interior con la misión explícita de recomponer los vínculos con las provincias. Catalán llegó con el aval de Guillermo Francos, y desembarcó en su nuevo despacho con una agenda frenética: en apenas 48 horas recibió en Balcarce 50 a Leandro Zdero (Chaco), Alfredo Cornejo (Mendoza) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos), y ya tiene previsto viajar a San Juan para ver a Marcelo Orrego y luego a Catamarca para reunirse con Raúl Jalil.
En paralelo, el Ejecutivo también empezó a desplegar una estrategia jurídica para “licuar” el impacto de las leyes aprobadas tras los vetos rechazados: los equipos técnicos de Economía trabajan en un esquema para postergar su puesta en marcha hasta el Presupuesto 2026 e incluso evalúan suspender su ejecución mediante decretos. Es el mismo mecanismo que ensayan con la Emergencia en Discapacidad y analizan aplicar a la Emergencia Pediátrica y el financiamiento universitario. El objetivo, admiten en privado, es “ganar tiempo y oxígeno” mientras se negocian nuevas condiciones con las provincias.

Es que el relanzamiento nació atravesado por una contradicción: el mismo Gobierno que dice querer reconstruir el diálogo con los gobernadores vetó la única norma que ellos habían consensuado entre sí. La Casa Rosada intenta ahora articular acuerdos “uno a uno” con mandatarios “aliados” o “afines” —sin incluir a quienes competirán electoralmente con La Libertad Avanza en octubre—, mientras ignora a los que disputarán poder en las urnas y a la vez son decisivos para el Presupuesto. Esa lógica de “aliados seguros” encierra un riesgo: el oficialismo los excluye políticamente al mismo tiempo que los necesita legislativamente.
La decisión de girar el viernes pasado $12.500 millones en ATN a Chaco, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe —más de cuatro veces lo transferido en todo agosto— fue leída en la Rosada como la señal de que Milei decidió “ponerle la billetera a Catalán” para que tenga poder real en las negociaciones. En las provincias, sin embargo, predomina el escepticismo y saben que el verdadero “amo y señor” de la chequera no es el ministro del Interior sino Luis “Toto” Caputo.

Relación tirante
Varios gobernadores que supieron ser aliados —como Martín Llaryora, que bajó línea para rechazar los vetos en Diputados— tomaron distancia y otros, como Gustavo Sáenz, hablaron de “traiciones” y acusaron al Gobierno de “cagar a los fieles”, aunque luego Catalán compartió una foto junto a él durante una visita en Salta. En la convención anual del IAEF, Rolando Figueroa (Neuquén), Alberto Weretilneck (Río Negro) y Raúl Jalil (Catamarca) pidieron “mesas de diálogo urgentes” y advirtieron que el ajuste no puede recaer exclusivamente sobre las provincias.
La norma impulsada por los gobernadores establece que el Fondo de Aportes del Tesoro Nacional —creado en la Ley de Coparticipación Federal y compuesto por el 1% de la masa total de impuestos que recauda la Nación— deje de depender de la discrecionalidad del Poder Ejecutivo y se distribuya automáticamente entre las provincias según los mismos coeficientes de coparticipación. Hoy, esos fondos se asignan de manera discrecional y suelen utilizarse como herramienta política para premiar a distritos aliados o presionar a los opositores.

Con la nueva ley, los mandatarios buscan asegurarse un flujo de recursos diario y previsible, que el Gobierno de Milei venía recortando drásticamente como parte de su política de ajuste. La iniciativa había sido aprobada con amplio respaldo transversal en ambas cámaras y representaba, para las arcas provinciales, una forma de emanciparse de la voluntad presidencial en materia de transferencias.
La paradoja es que varios de esos mismos mandatarios serán decisivos para aprobar el Presupuesto 2026, el verdadero objetivo político que hoy desvela a Milei. Por eso, entre la autocrítica en voz baja, las tensiones cruzadas en la mesa política y el fuego amigo que aún sale del propio oficialismo, el clima en la Casa Rosada es el de una administración a la defensiva, que ensaya parches para evitar nuevas derrotas parlamentarias sin terminar de asumir que ya perdió la iniciativa. “El problema no es conseguir un par de votos más: es volver a construir autoridad después de haberla perdido”, reconoció, en voz baja, un funcionario con despacho en Balcarce 50.
PL
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