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Energía

Thea Riofrancos: “El Sur Global está atrapado entre potencias que intentan quedarse con sus recursos”

Indígenas de la provincia de Jujuy, en el norte de Argentina, protestando en Buenos Aires en agosto de 2023 como respuesta a la aprobación de una reforma constitucional local que favorecía a las industrias de la minería y el litio. Thea Riofrancos afirma que ha observado muchos puntos en común en las protestas y la sociedad civil en todo el mundo

Fermín Koop / Dialogue Earth

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En toda América Latina, el litio, el cobre y otros recursos fundamentales para las tecnologías de energías renovables despiertan el interés de gobiernos y empresas por igual. Pero detrás de los titulares sobre el progreso ecológico se esconde una historia más compleja, marcada por antiguas tensiones sobre la gobernanza de los recursos, los derechos territoriales y la soberanía económica.

Thea Riofrancos, politóloga del Providence College de Rhode Island y miembro del grupo de reflexión Climate + Community Institute, lleva más de una década investigando estas dinámicas en América y Europa. Su investigación se centra en la intersección de la extracción, la política climática y los movimientos sociales, con especial interés en cómo la transición energética está reconfigurando las relaciones de poder globales. En su próximo libro, Extraction: The Frontiers of Green Capitalism, explora los conflictos y contradicciones de la economía verde.

En una entrevista concedida a Dialogue Earth, Riofrancos habló de los dilemas a los que se enfrentan muchos gobiernos latinoamericanos a la hora de hacer frente a presiones contrapuestas: generar ingresos a partir de su riqueza mineral y responder al mismo tiempo a las demandas de la sociedad civil de protección medioambiental y social. Reflexionó sobre el resurgimiento del nacionalismo de los recursos en la región, la competencia mundial por el control de la cadena de suministro y la creciente influencia de los movimientos indígenas y de base que resisten a la expansión de las industrias extractivas.

Dialogue Earth: ¿Cómo empezó a interesarse por la investigación de la economía política y los conflictos sociales en torno a la extracción en América Latina?

Thea Riofrancos: En la universidad me interesé durante mucho tiempo por la política y los movimientos sociales latinoamericanos. Eran los primeros años de la “marea rosa” [el giro generalizado de la región hacia gobiernos de izquierda a principios de la década del 2000]. Seguía con gran interés lo que ocurría con los presidentes Morales en Bolivia, los Kirchner en Argentina y Chávez en Venezuela. Como progresista en Estados Unidos, era inspirador ver tantos gobiernos progresistas en el poder. Después de graduarme me mudé a Ecuador, y ya había estado en Argentina y Bolivia. Empecé a ver parte de la complejidad de estos recursos y lo importantes que eran para los programas de esos gobiernos: intentaban hacer algo diferente al neoliberalismo, pero también intentaban ampliar la inversión en esos sectores para luego financiar programas sociales e infraestructuras públicas. Esto dio lugar a un conflicto en el que, por un lado, había un amplio apoyo social a la utilización de los ingresos de la extracción para hacer frente a la deuda social y, por otro, existían movimientos territoriales de larga data que defendían sus territorios y sus medios de vida.

La pregunta que me animaba entonces era qué dilemas plantean los sectores extractivos a los gobiernos y sociedades del Sur Global. Más tarde, me interesé por cómo resurge esta cuestión en el contexto de las cadenas de suministro de tecnologías verdes. Por un lado, tenemos a la crisis climática y, por otro, a las tecnologías diseñadas para descarbonizar sectores de la economía y resulta que éstas requieren de minería. La situación puede parecer un conflicto entre abordar el cambio climático y agravar una crisis ecológica e hídrica a escala mundial. Por eso acabé considerando el litio como uno de los muchos minerales críticos.

¿Cuáles son algunos de los denominadores comunes que ha encontrado en sus investigaciones en la región, que entra ahora en una nueva fase extractiva de minerales críticos para la transición energética?

América Latina está desempeñando, y va a desempeñar aún más, un papel importante en el suministro a la economía mundial de minerales relevantes para la transición energética. También hay una renovación del nacionalismo de los recursos en la región, que es un concepto político cíclico en América Latina. Ahora, hay un interés en que el Estado participe más, ya sea a través de la negociación de contratos o de empresas estatales. La centralidad de la región en estos mercados le da influencia, e implicarse puede ser atractivo para el Estado. También vemos ambición por ascender en la cadena de suministro, ya sea a través de iniciativas estatales o del sector privado.

Los altos precios de estos minerales pueden incentivar a los gobiernos a buscar ingresos en beneficio de las sociedades. Pero hay otra cara de la moneda: ¿serán estos sectores volátiles de auge y caída los que lleven a la región a un patrón similar de inseguridad económica? Los países tienen poco poder sobre los precios. Se está promoviendo el sector, implicando al Estado, intentando convencer a la sociedad civil de que es una buena idea, pero hay incertidumbres. ¿Se beneficiarán las sociedades latinoamericanas? Esto entra en el juego de una larga historia de protestas en la región, ahora con una removilización de los movimientos dirigidos contra estos minerales.

Para su próximo libro, realizó trabajo de campo en Chile, Estados Unidos y Portugal sobre la extracción de litio. ¿Qué descubrió que comparten esos países?

Las cadenas de suministro han adquirido tal relevancia geopolítica que forman parte de esta nueva dinámica de guerra fría entre Estados Unidos, China y Europa. Todo el mundo quiere desarrollar cadenas de suministro, pero la pregunta es: ¿qué pasa con el Sur Global? Los países están atrapados en una competencia entre múltiples potencias que intentan quedarse con sus recursos, y podrían beneficiarse de esta competencia o acabar teniendo poca influencia o poder. Si eres un gobierno latinoamericano y una empresa china se te acerca con un acuerdo y Estados Unidos con otro, puede que sea mejor tener opciones e influencia. Vemos algunas pruebas de ello en Indonesia. Se está posicionando de una manera interesante en la cadena de suministro con la inversión china, pero también protegiendo la inversión occidental y mejorando su posición en la cadena de suministro.

Chile es donde empezó este libro y donde se inspiró. Pero luego visité otros lugares del mundo. Encontré muchos puntos en común, en formas que me sorprendieron, en las protestas y en la sociedad civil. Los pueblos indígenas de Estados Unidos y Canadá tienen demandas, quejas y tácticas de protesta similares a las de los pueblos indígenas de América Latina. Se sienten excluidos, protestan, a veces son reprimidos, piden agua limpia y quieren tener voz en el proceso de toma de decisiones. Es un movimiento global, transnacional, con coordinación directa o indirecta, que presenta argumentos similares y con una visión parecida sobre cómo sería una transición energética ecológicamente racional.

En un reciente artículo de opinión, destacó la importancia de contar con acuerdos internacionales sobre normas medioambientales y sociales para reducir la demanda de minerales. Colombia ha liderado las peticiones de un acuerdo sobre la trazabilidad de los minerales críticos, y la ONU creó un grupo de expertos para estudiar el tema. ¿Están cambiando las cosas?

No son suficientes, pero podrían ser un primer paso si se consolidan un poco más. La cooperación a escala internacional y regional es muy importante. Los países del Sur Global por sí solos no son muy poderosos en el sistema mundial, pero cuando pueden aliarse entre sí, tienen mucho más poder para evitar esa “carrera a la baja” en la regulación [para atraer inversiones]. Incluso más allá de la influencia económica, existe la necesidad de una cierta calibración de la gobernanza social y medioambiental. Ahora, la gobernanza en lugares como Argentina es extremadamente débil, y eso hace que el país y su población sean vulnerables a la conducta depredadora de las empresas.

En su libro de 2019 A Planet to Win, sostenía que todas las políticas son políticas climáticas y destacaba la necesidad de acciones climáticas urgentes, como el desmantelamiento de la industria de los combustibles fósiles. ¿Qué tan lejos estamos de que eso ocurra?

Podríamos argumentar que hubo avances. Hubo un momento entre 2019 y 2022 en el que la movilización de la sociedad civil llevó a los gobiernos a adoptar nuevas políticas climáticas. Incluso parecía que las petroleras empezaban a preocuparse. Ahora ese impulso se ha estancado y la geopolítica en torno a la energía ha reforzado el poder de la industria de los combustibles fósiles, con el consiguiente récord de beneficios.

Sin embargo, si nos fijamos en los indicadores puramente tecnológicos y económicos, hay avances. Hay un mayor despliegue de paneles solares y turbinas eólicas en el Sur Global. Por eso los académicos utilizan el término “adición de energía” en lugar de “transición energética”: es más de todo, que no es lo que la ciencia climática nos dice que debemos hacer. Está bien que los paneles solares sean baratos y que mucha gente pueda comprarlos, pero lo que no estamos viendo es una transición a gran escala para abandonar los combustibles fósiles.

Extraction: The Frontiers of Green Capitalism será publicado en septiembre de 2025 por la editorial W.W. Norton.

Fermín Koop /Dialogue Earth

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