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La policía le disparó al cantante de Tan Biónica
Chano, herido de bala: el Ministerio de Seguridad bonaerense no responde si consultó a un equipo de salud mental como marca el protocolo

Según la familia del músico, el balazo afectó uno de sus riñones, el páncreas y el bazo.

Julieta Roffo

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Solicitar la atención inmediata del equipo de salud es la primera estrategia de mayor utilidad y prioridad en estas situaciones de urgencia, particularmente cuando la evaluación inicial permite sospechar o incluso confirmar la intoxicación o abstinencia de sustancias, o bien la presencia de otros padecimientos físicos o mentales”.

Lo dice el documento oficial que detalla las Pautas para la Intervención de los Cuerpos Policiales y Fuerzas de Seguridad con el objeto de preservar la seguridad en situaciones que involucran a personas con presunto padecimiento mental o en situación de consumo problemático de sustancias en riesgo inminente para sí o para terceros: es un protocolo establecido por el Ministerio de Seguridad de la Nación en 2013 que da lineamientos a las fuerzas federales para ese tipo de escenarios y al que tanto las provincias como la Ciudad pueden adherir o no.

La Provincia está entre las jurisdicciones que adhieren a ese protocolo, según confirmaron a elDiarioAR fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense. Este diario consultó a esa cartera si se habían implementado esas directivas durante la intervención policial en la que el cantante Santiago “Chano” Moreno Charpentier terminó baleado por un oficial de esa fuerza. “Prefiero no responder eso”, respondió un vocero de la cartera provincial que encabeza Sergio Berni. Según consta en los propios partes policiales, Charpentier se encontraba en aparente situación de descompensación mental. “Con brote psicótico como consecuencia de consumo de estupefacientes”, diagnostica el parte policial.

“Hay protocolos que establecen muy bien cómo se debe intervenir y reducir a una persona que está en situación de descompensación mental. En principio, empezaría por decir que a nadie hay que tirarle un tiro”, introduce Santiago Levin, médico psiquiatra y presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), y advierte: “Así como los bomberos tienen un entrenamiento especial para sacar a las personas que están atrapadas en un accidente automovilístico, por ejemplo, también hay que entrenar especialmente a las fuerzas de seguridad para que sepan cómo abordar estas situaciones en las cuales hay un trastorno de salud mental. No se trata de un escenario en el que alguien es encontrado cometiendo un delito, sino de cuando alguien está padeciendo un agravamiento de su situación mental y no es consciente de sus actos: son dos cosas muy distintas”.

“Como son situaciones distintas, la intervención debe ser completamente distinta, no con intenciones de reprimir sino de reducir. Para eso existen los protocolos y para eso debería existir un entrenamiento específico que idealmente debería terminar con la persona reducida y puesta a disposición de un tratamiento médico, y no arrestada, herida o muerta”, sostiene Levin. Y aclara: “Los trabajadores de la seguridad son también víctimas de esta falta de pautas. Los entrenan mal, les pagan mal y están expuestos a riesgos de distintos tipos: son trabajadores que generalmente provienen de escenarios sociales en los que no tienen muchas opciones laborales”.

Para el titular de APSA, “idealmente sí debe intervenir un equipo de salud mental, pero está claro que, por ejemplo, en términos de preparación de ambulancias para urgencias la salud mental está subrepresentada”. “Las fuerzas de seguridad están desfinanciadas y no tienen el entrenamiento que tienen que tener, los servicios de urgencias médicas y los hospitales también están desfinanciados, entonces el derecho a recibir atención en una situación de descompensación mental está vulnerado. Tratar a una persona que sufre una descompensación mental como si fuera un delincuente es un error gravísimo”, concluye.

JR

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