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En Córdoba y en medio de la ola de calor de hasta 44°C, el Valle de Punilla padece cortes del agua corriente

Una protesta por el agua frente a la municipalidad de Cosquín.

Gustavo Molina

Córdoba —

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Con menos del 3% del bosque nativo en pie y con la expansión descontrolada de la frontera agropecuaria y urbanística avalada por el Estado provincial, Córdoba se asemeja a una esponja seca atravesada por altas temperaturas. A este panorama se le agrega otro problema crucial: la falta de agua corriente en ciudades del Valle de Punilla, donde vecinas y vecinos de Cosquín, San Roque, Estancia Vieja, Villa Santa Cruz del Lago, Parque Siquiman, Valle Hermoso y otros pueblos serranos, vienen denunciando los recurrentes cortes en el servicio de agua.

“Las asambleas de Punilla, venimos alertando desde el 2016, sobre las consecuencias de los desmontes ilegales impunes para ampliar la frontera ganadera, urbanizaciones sin planificación, falta de ordenamiento territorial y los catastróficos incendios de 2020, además de las alarmas globales de la crisis climática, que provocarían la disminución de cuencas. Denunciamos, además, que la autovía que los municipios auspiciaron con la firma del cambio de uso de suelo, atraviesa reservas hídricas: de la cuenca del río Yuspe, del arroyo en La Aguadita, del Suncho Huayco y del río Grande de Punilla entre otros, que no sólo son fuentes de agua del Valle, sino proveedores de la ciudad de Córdoba, y demostramos cómo el proyecto de autovía los dañaría de manera irreversible, igual que al lago San Roque, que terminaría bloqueado por los terraplenes del nuevo puente propuesto por este proyecto”, señala un comunicado de los colectivos ambientalistas del Valle de Punilla.

La foto en Punilla se repite en Sierras Chicas, un conjunto de pueblos y ciudades del Gran Córdoba, donde la rotura de un caño del acueducto que va desde la localidad de La Calera dejó a la zona sin agua durante varios días la semana pasada.

Esta semana se supo también que el balneario Las Siete Cascadas de La Falda se quedó sin dos motores que bombean agua para que las cascadas funcionen. Más allá de que los turistas se quedaron sin este atractivo, sucede algo más grave: por la constante sequía, las cascadas que en la década del ’80 antes se alimentaban naturalmente del dique La Falda, desde 2013 comenzaron a alimentarse a través de cuatro bombas que llevaban el agua artificialmente.

Temperaturas altas

El pronóstico de la base en el aeropuerto Córdoba del Servicio Meteorológico Nacional para esta semana desde el lunes 10 hasta el viernes 14 de enero marca temperaturas históricas: el lunes la mínima fue de 22°C y la máxima de 39°C; el martes la mínima fue 24°C y la máxima llegó a 40°C; hoy miércoles las mínimas y máximas oscilarán entre 25°C y 41°C; el jueves serán de 25°C y la máxima de 42°C; para llegar al viernes 14 con un pico de 26°C de mínima y una máxima de 44°C; una diferencia en un solo día de 18°C.

Esas temperaturas hacen que la vida en esta provincia mediterránea se asemeje al infierno. Imagine esa misma vida sin agua: “Yo tengo agua, estoy en una zona donde afortunadamente llega el agua. Pero Cosquín y las otras localidades no tienen agua desde octubre del año pasado, cuando no se habían llenado piletas, ni habían llegado los turistas, ni se estaba discutiendo la tarifaria ni el presupuesto; tres excusas que ponen desde la Municipalidad en vez de solucionar un problema estructural de todos los años. En 2020, los cortes comenzaron en agosto. Y esos miles de vecinos que no tienen agua disponen de un montón de estrategias para sobrevivir en medio de estas altas temperaturas, por ejemplo entre varios compran un camión cisterna una vez a la semana, que sale $ 7.000 y no sabemos de dónde trae el agua; otra gente carga bidones en el río y los reparte entre familiares y amigos, hacen pooles de bidones para abastecerse colectivamente. Muchos se bañan en casas de gente amiga, o no se bañan. Teníamos un proyecto interesante de huertas, las plantas se secan, las huertas se secan, entonces intentamos darle agua a las gallinas para que no se mueran las gallinas. El desastre ambiental es terrible, como venimos denunciando, no es sequía, es desmonte; no es sequía, son incendios de bosque nativo; en definitiva, no es sequía, es saqueo”, afirmó Adriana Arriaga, bióloga, ex docente universitaria y referente de la Asamblea Ambiental Cosquín. 

No culpes a la lluvia

Frente a los masivos reclamos en Cosquín y todas las localidades y pueblos de la zona, la semana pasada los intendentes agrupados en la Comunidad Regional Punilla firmaron un comunicado donde señalan que “la problemática de falta de provisión de agua corriente que se registra en las distintas localidades del Valle, no es un problema particular de una localidad, sino en una problemática que afecta a todo el Valle y que encuentra su origen  en el bajo nivel de precipitaciones que se dieron en la época de lluvias del 2021 y lo que va de 2022, lo que conlleva a un bajo caudal de agua disponible en el Valle de Punilla. A ello se le debe sumar el mayor consumo que implica el advenimiento de la temporada estival con el llenado de piletas, ocupación plazas hoteleras y complejos cabañas; etc. En definitiva todo lo que redunda en mayor consumo y menos recursos hídricos”. Entre los intendentes y jefes comunales que firmaron el documento desligándose de la responsabilidad de la crisis hídrica figuran el socialista schiarettista Gabriel Musso (Cosquín); el schiarettista Daniel de Lorenzi (San Esteban); los radicales Javier Dieminger (La Falda) y Adolfo Parizzia (Estancia Vieja); los albertistas Jorge Caserio (Valle Hermoso) y Marcelo Oliva (Bialet Massé).

Desde la Asamblea Ambiental de Cosquín acusaron a través de un comunicado que “en esta zona del Valle de Punilla los intendentes y jefes comunales que hoy manifiestan que no tenemos agua por problemas de sequía, fueron los responsables de firmar la autorización de uso de suelo para construir una autovía”. 

La bióloga Arriaga agregó que “los gobernantes, ya sea de nuestros municipios, como de la Provincia y de la Nación no se hacen cargo. Tenemos un crecimiento urbanístico desorganizado, sin proyección. En octubre cuando nos empezamos a quedar sin agua en Cosquín elevamos una nota, que recién respondieron en diciembre. No se hacen cargo del desmonte, no se hacen cargo de que ahora no tenemos más esa enorme masa boscosa protectora que fue víctima de la tala y los incendios en el siglo 20, pero principalmente en el siglo 21. A eso debemos agregar que los acuíferos subterráneos que nacen en la precordillera están contaminados por las mineras”.

En el centro de la provincia, los principales proveedores de agua son los lagos San Roque en Punilla -abastece a la Capital y Gran Córdoba- y Los Molinos entre los valles de Paravachasca y Calamuchita, que abastece a los pueblos y localidades de la zona, pero también a la Capital. Ambos lagos tienen altos niveles de contaminación y son monitoreados permanentemente.

La semana pasada, Gerónimo Vargas, un vecino de Cosquín denunció penalmente al intendente Gabriel Musso y al presidente del Concejo Deliberante, Pablo Pinto por los cortes de agua: “Hace 17 días que no tengo agua, debo hacer mis necesidades en el patio, no puedo bañarme; no pude asistir a las fiestas de Navidad ni de Año Nuevo, porque no pude bañarme. Estamos en pandemia y el intendente Musso no nos brinda un servicio esencial e irremplazable como el agua; y encima el Concejo Deliberante aprueba una suba de los impuestos del 50%”, le dijo ayer Vargas a elDiarioAR.

El denunciante advirtió que “la ciudad está sin agua en un 90% de los barrios, no quiero imaginar qué va a pasar cuando se llene de turistas por el Festival”. Entre el 22 y el 30 de enero próximos se realizará una nueva edición del Festival Nacional de Folclore en la plaza Próspero Molina de Cosquín y la ciudad se llenará de gente que además de disfrutar del espectáculo que se brinda desde el escenario Atahualpa Yupanqui; se montan decenas de peñas, convirtiendo a Cosquín en el centro folclórico más importante del Cono Sur.

Desde hace más de una década, todos los años, los ambientalistas de la zona realizan la Caminata Plurinacional por el Agua, la Tierra y la Vida y este año se realizará hacia los días finales del Festival de Folclore de Cosquín: “Este año tenemos que estar más unidos que nunca para hacer visible la importancia de cuidar la Pachamama, nuestro territorio, frente al avance del extractivismo propuesto por el Estado como solución a la crisis del país. Por eso, convocamos a los/las trabajadores/as de la salud y educación (principalmente); a todas las organizaciones sociales, ambientales, feministas, sindicatos, brigadas, comunidades originarias, artistas, etc a unirse a la organización de la caminata histórica más concurrida del interior del país, para que incluya todas las voces y convoque todos los sectores afectados por esta política ecocida”, señala un documento de los colectivos ambientalistas del Valle de Punilla.

¿Sequía estructural o estacional?

Alejandro Eguiguren es uno de los cordobeses que más conoce sobre agua: durante dos décadas estuvo al frente de “la Coopi”, como se conoce en Córdoba a la Cooperativa Integral Regional de Provisión de Servicios Públicos, Vivienda y Consumo Limitada que durante 57 años prestó el servicio de agua en Villa Carlos Paz hasta mayo del año pasado. También, la Coopi prestó servicio a varias localidades, hasta que al igual que en Villa Carlos Paz, el servicio fue municipalizado.

“El problema de Cosquín y de Punilla no es estacional, es estructural. Nosotros en 2013 le propusimos al municipio un Plan Director de ordenamiento cronológico y cuantificación económica de acciones técnico-operativas y de obras de infraestructura necesarias para asegurar la sustentabilidad del servicio para los próximos 20 años”, detalló Eguiguren a elDiarioAR.

La falta de obras de infraestructura en las zonas de toma de agua en los ríos Yuspe y San Antonio y de planificación regional es otro de los factores que atenta contra el servicio: “No puede ser que cada municipio tenga un prestador distinto, con tarifas distintas, prestaciones distintas, infraestructura distinta. Hay una anarquía en el sistema que atenta contra cualquier buen uso del agua, un recurso finito. A eso hay que agregarle que las ciudades crecieron sin un proyecto urbanístico, sin un modelo de preservación del bosque nativo, que es nuestra esponja; alentando la especulación inmobiliaria y la frontera agroproductiva en detrimento del monte”, acusó Eguiguren.

En Estancia Vieja, una comuna cercana a Villa Carlos Paz tampoco hay agua: “Desde que se fue la Coopi y el servicio lo tomó la comuna de Estancia Vieja, el servicio es un desastre, la mayoría de los días no tengo agua. En estos momentos estamos evaluando comprar más tanques y una bomba, toda una inversión que tengo que hacer, porque ya es desesperante. Estuve una semana y media sin agua, después vino durante tres días y ahora se volvió a cortar de vuelta y hace cuatro días que no tengo agua. Así en mi situación estamos muchos vecinos de Estancia Vieja”, contó Sol Arellano, vecina de esta pequeña comuna.

Pablo Sigismondi es geógrafo y milita en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de Córdoba (APDH Córdoba): “No es crisis hídrica. Se llama crisis civilizatoria ecológica; donde se revientan los ecosistemas de Córdoba exigiendo que cumplan con las condiciones de vida de nuestros lugares originarios. A lo largo de las décadas hubo una destrucción de la biodiversidad, Córdoba tiene el 2% del bosque nativo originario; hace dos años teníamos el 3% y en dos años destruimos un tercio de ese bosque, ¡en dos años! En 2020 se quemaron 350 mil hectáreas y en 2021 otras 150 mil hectáreas más. Si no tenemos esa esponja natural que es el monte, el bosque nativo, que sirve para retener el agua de las lluvias; no le podemos exigir a la Pachamama, a la Madre Tierra que nos devuelva el agua que necesitamos. El agua es un recurso finito y la única forma que tenemos de obtenerla es a través de la esponja natural. Cuando esa esponja la exterminamos, no tenemos más agua”, advirtió.

Sigismondi agregó que “la ecuación es fácil: si tenemos precipitaciones de 700 milímetros anuales, y no hay más reservorio de agua porque el monte fue talado o incendiado y esa esponja natural no funciona; a eso le agregamos temperaturas más altas que hace 30 años, con más evaporación de agua; y el doble de habitantes que hace 30 años; no hay ecosistema que aguante. Claramente tenemos un déficit hídrico que se lo debemos al desmonte, a la predación inmobiliaria descontrolada con el aval de la Provincia y los municipios; a la sojización de nuestro bosque; todo un proceso que es una retroalimentación positiva, hacemos más rutas, hay más desarrollo urbanístico, viene a vivir más gente a lugares donde antes había monte virgen; para que esa gente llegue, necesitamos más rutas, como viene más gente, construimos más barrios cerrados y countries; y para que esa gente pueda llegar construimos una autovía y así, se retroalimenta la destrucción de nuestro ecosistema. Evidentemente, la ecuación ecológica no da, no sólo la hídrica. ¿Y de dónde sale toda esta destrucción, de un plato volador?, no. En las Sierras Chicas, acá en Villa Allende, a 18 kilómetros del centro de la ciudad de Córdoba tenemos la minera El Gran Ombú que atenta contra el ecosistema del lugar; en La Calera, también a 18 kilómetros del centro de Córdoba, se llenó de countries y barrios cerrados que se levantaron a costa de la naturaleza, forzamos a la Gaia, la Pachamama a que nos brinde el mismo confort que tendríamos en nuestro departamento de Santa Fe y Pueyrredón en CABA pero en plenas sierras de Córdoba ¿en qué cabeza cabe?; la costa del dique Los Molinos la tenemos privatizada para emprendimientos turísticos, evidentemente esto no es obra de extraterrestres y platos voladores, es obra de una política que se viene llevando adelante hace 22 años con este gobierno ecocida”. 

Marta Banegas Sarmiento, concejal de Juntos por el Cambio de Villa Allende, coincide con el geógrafo Sigismondi sobre la crisis ambiental en el Gran Córdoba: “El Area Metropolitana viene creciendo de una forma estrepitosa en los últimos 20 años. Por varios motivos se elige para vivir esta zona: en búsqueda de seguridad, de más verde, en busca de ciudad-pueblo. Esta migración de Córdoba Capital al departamento Colón se ha realizado sin una planificación por parte de la Provincia sobre el corredor de las Sierras Chicas. En 20 años se ha duplicado la población y sigue en crecimiento sin tener en cuenta toda la infraestructura necesaria de agua, cloacas, tendido eléctrico. Además, este crecimiento ha producido desmontes en varias zonas, sumado los incendios; actualmente en las Sierras Chicas vivimos un caos. El Gobierno provincial sabe bien cuáles son las obras necesarias y no las lleva adelante, va corriendo detrás de las urgencias: inundaciones, incendios, acueductos rotos. Prometieron muchas obras después de la tragedia del 15 de febrero de 2015 y todavía estamos esperando que se concreten. Pero el agua es fundamental, vivimos días de desesperación por la falta de agua, sobre todo con las altas temperaturas que estamos teniendo”.

De Kuwait a Córdoba

El 20 de diciembre del año pasado, el Gobierno de Córdoba informaba oficialmente que funcionarios de Kuwait y Santa Fe visitaron Córdoba para avanzar en el acueducto para traer a esta Capital agua desde el río Paraná: “El gobernador Juan Schiaretti, recibió a los representantes de la misión técnica del Fondo Kuwaití, junto a funcionarios de Santa Fe y Córdoba, con el objetivo de progresar en la financiación del acueducto interprovincial. El proyecto se realizará en dos etapas, la primera se extiende desde la nueva obra de toma sobre el río en Coronda (Santa Fe) hasta la ciudad de San Francisco (Córdoba), empalmándose en la red de acueductos existentes en la zona noreste de nuestra provincia, previendo en una futura segunda fase una extensión que permitirá llegar hasta la ciudad de Córdoba. Cabe destacar que la confirmación de un crédito del fondo soberano de Kuwait permitirá el inicio de la primera etapa, que tiene un presupuesto oficial de US$ 59.330.958,14 que será afrontado en conjunto por ambas provincias”.

La bióloga Adriana Arriaga criticó la propuesta de Schiaretti de traer agua del Paraná a Córdoba por considerar que “es una obra contranatura, es una obra carísima, hay lugares donde el Paraná está 100 metros debajo de Córdoba y otros lugares en los que está a un desnivel de 350 metros. Bombear esa agua contra la gravedad es carísimo, además, desde Coronda a Córdoba hay 360 kilómetros de distancia. Es una obra inviable por donde se la mire. Lo que tiene que hacer este Gobierno es cuidar el sistema hídrico de Córdoba, desalentar la inversión inmobiliaria descontrolada, el corrimiento de la frontera agropecuaria en detrimento del bosque nativo; y prohibir el cambio del uso del suelo en las zonas arrasadas por los incendios”.

Arriaga señaló que “pareciera que el gobernador no está enterado de la bajante del Paraná y que el caudal del río lo administran Brasil y Paraguay. Lo que es peor, el proyecto de Schiaretti cuenta con el aval del presidente Alberto Fernández”.

El geógrafo Pablo Sigismondi coincidió con Arriaga: “La idea del gobernador Schiaretti de traer agua del río Paraná es otra obra faraónica como la Autovía de Punilla. Son más de 300 kilómetros de tendido, con la consecuente pérdida de agua en el trayecto; además, geográficamente por naturaleza los ríos y arroyos bajan, acá van a hacer un acueducto que suba una pendiente de 350 metros; a eso hay que agregarle que el Paraná está contaminado. Es una obra contranatura que viola las leyes de la gravedad y la naturaleza; además de demostrar la supina ignorancia de un gobernador que desconoce la mayor bajante del Paraná en 70 años”.

Sigismondi denunció, además, que “en el Valle de Traslasierras hay acueductos que van directamente a los sembradíos de alfalfa que limitan con La Rioja, mientras tenemos a media provincia sin agua, se deriva la poca agua a los sembradíos de alfalfa que se exportan a los países árabes. Acá lo que hay que cambiar es la matriz del sistema”.

GM

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