Diario del abandono, señales de amor
Y no es verdad que perdí mi amor/Es que no sé muy bien por dónde vas/No puedo resistir esta realidad/Dame, pronto, una señal. Dame una señal - Virus
Con el corazón en la boca. O en el puño, en la mano que escribe, en la garganta, en ese hueco donde quieren brotar las palabras que no terminan de formarse. El libro bien podría venir con la frase que da pie a los Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes: “Es pues un enamorado el que habla y dice:”. Me refiero a Diario del abandono, de Leopoldo Brizuela, una publicación que acaba de salir por el sello Bosque Energético y que, con una belleza descomunal –arrasadora, diría– recupera una serie de textos que el autor escribió en pocas semanas, entre finales de 1990 y comienzos de 1991. Brizuela, que murió en 2019 y dejó una obra muy sofisticada a la que deberíamos volver más seguido, se convierte aquí en la voz de un enamorado que habla y dice, por ejemplo, “estamos solos para amar; pero para destruir, toda la historia nos acompaña”. O: “Se sufre porque el teléfono no suena: uno, en su primitivismo, en esa lógica elemental, violenta, absurda de los sentimientos, cree que en la ausencia el otro está olvidándonos. Y cada segundo que pasa es la confirmación de esa teoría. Si él tiene teléfono, y sabe que estoy aquí, y no me llama, si me niega la salvación de una llamada es porque ya no me quiere más (...) ¡Y cuántas cosas se aplazan por permanecer en el lugar del abandonado! ¡Cuánta gente se deja de ver! ¡Qué solos nos quedamos! ¡Qué único se vuelve el otro por nuestra voluntad! ¡Y qué poderoso!”.
Si el amor es, como aprendimos gracias a nuestra educación sentimental y musical, un ejercicio, lo que hace Brizuela es fragmentarlo, repasar sus figuras, hacerlo cuerpo en la escritura de este diario que es más que un diario. Escribir, amar: un arrojo, un tiempo en suspenso. Me gusta lo que dice sobre esto Guido Herzovich en el prefacio: “Diario del abandono es un ejemplo anómalo del género diario: no tanto acompaña y registra la vida de alguien sino que llega casi a detenerla, porque su autor entiende esa escritura, que durante tres semanas va tomando la mejor parte de cada día, como requisito para empezar a vivir una vida realmente propia”.
Esa vida propia, detenida en la espera, es la del enamorado, la del hombre que espera a otro hombre, la del hombre niño que fantasea con accidentes terribles o tragedias, la del que bucea abandonos anteriores en su memoria familiar para pensar un abandono transitorio y presente (¿por qué no me llama? ¿por qué no llega?, “dame, pronto, una señal”, diría Virus), la del que busca pistas en cada dolor que percibe en su cuerpo, la del que lee y cita fragmentos de otros para inscribirse en una sucesión infinita de enamorados-abandonados-abandónicos. La del que escribe para ser leído, la del que intenta captar señales en una lengua que es siempre la del cortocircuito.
Esta nueva edición de Mil lianas está atravesada por la lectura de este libro conmovedor, por su discurso amoroso, por ese lenguaje que nos hace invariablemente torpes y humanos, por las esperas. Con su perfume encima y con algunos brotes primaverales de fondo que también podrían ser señal de algo arrasador y hermoso que pasó o está por venir, empezamos.
1. Con amor y furia, de Claire Denis. Una mujer y un hombre adultos –los dos sexies, cancheros, sonrientes– chapotean en un mar cristalino. Por momentos uno nada y el otro mira, por momentos se tocan, se besan o se abrazan. A veces hacen la plancha, a veces juegan a perseguirse, a veces parecen chiquitos en un paisaje inmenso. Los planos subacuáticos, sin embargo, muestran un fondo con musgo, algunos elementos que parecieran enturbiar esa imagen idílica. O, al menos, mostrar otra capa, una menos reluciente.
La película Con amor y furia (en el original Avec amour et acharnement), de la cineasta francesa Claire Denis, arranca con esas escenas de vacaciones para de inmediato llevar a sus protagonistas Sara (Juliette Binoche) y Jean (Vincent Lindon) a una París grisácea y pandémica. Ella es conductora en una radio, él, luego de una notable carrera deportiva y de haber pasado un tiempo preso por un asunto que no termina de comprenderse de entrada, está algo extraviado. Los días pasan, sin embargo, como en una coreografía más o menos conocida (el supermercado, el barbijo, el trabajo, las obligaciones, los líos que tiene el hijo de Jean, el sexo, la tarjeta de crédito). Hasta que un día ella ve a lo lejos, por la calle, a François (Grégoire Colin), un hombre que en el pasado fue pareja de Sara y amigo de Jean. Esa reaparición, que luego se hará más intensa cuando François le ofrezca a Jean un trabajo, pondrá en tensión a los protagonistas. Especialmente a Sara, que pareciera seguir atraída por su ex. Es que Francois es un fantasma, un hombre que estuvo y puede seguir estando, el otro lado del triángulo.
Pequeña por las condiciones en las que fue filmada durante la pandemia, con ambientes casi siempre cerrados que suman una cuota más de ahogo a las circunstancias dolorosas que atraviesan los protagonistas, con actores que dicen con sus cuerpos y sus gestos, Con amor y furia pone la lupa en las verdades a medias, en lo indecible, en los secretos y, sobre todo, en los vaivenes impredecibles del deseo. Presentada en 2022 en el Festival de Berlín, donde la realizadora ganó el Oso de Plata que distingue a la mejor dirección, la película llegó por estos días al formato hogareño a través de la plataforma Amazon Prime Video.
La película Con amor y furia, de Claire Denis, está disponible en Amazon Prime Video.
2. Diario de una mudanza, de Inés Garland. “A mi cuerpo le pasaba algo que tardé años en dilucidar. Los síntomas parecían desordenados, no se me ocurrió al principio que respondieran a nada específico. Nadie me había hablado de la menopausia. Di con algo que no encontraba en recuerdos puntuales. Escribir es dejar que emerja una verdad que parece estar por debajo de lo que pasó”, describe la narradora de esta historia. De verdades a punto de salir a la luz, de síntomas, de desórdenes, de silencios o palabras no dichas y de cuerpo, mucho cuerpo, está hecho Diario de una mudanza (Alfaguara, 2024), el reciente libro de la escritora argentina Inés Garland.
Se trata de una novela hipnótica que tiene a una mujer en el centro, alguien que escribe y que pasa sus días dándole vueltas a varios cambios que debe atravesar: los que llegan con el climaterio, los que se producen cuando decide mudarse a las afueras de la ciudad, los que se arman cuando escribe y busca palabras que intenta traducir.
El talento de Garland, autora de varios libros para adultos, jóvenes y niños, traductora y coordinadora de talleres de narrativa– está en su forma particular de rodear un asunto, de encontrarle una forma magnética al merodeo, de cambiarle de signo al lugar común –el de la menopausia, el del paso del tiempo–. Un hechizo que se despliega de maneras tan sorprendentes como los signos mutantes que vibran en un cuerpo y en su relación con los demás. Una narración nada común que se compone de fragmentos, como un diario, pero sin fechas concretas ni especialmente estridentes, como el tic tac sigiloso de cualquier día en la vida.
Hace poquito tuve el gusto de entrevistar a Inés Garland para hablar sobre su libro. Pueden leer la nota en este enlace.
Diario de una mudanza, de Inés Garland, salió por Alfaguara. En este enlace, una entrevista con la autora.
3. Semana Negra BA. Algo para ir agendando. Con la participación de autores y autoras locales e internacionales y programación gratuita, se anunció que del 1 al 5 de octubre tendrá lugar en Buenos Aires la primera edición de la Semana Negra BA, un festival dedicado a la literatura policial.
En alianza con un clásico del rubro, como es la Semana Negra de Gijón, en España, el encuentro porteño “contará con la presencia de figuras destacadas de la escena nacional y referentes internacionales del género policial negro contemporáneo”, según informaron sus organizadores. Pueden leer por acá algunos detalles sobre el festival, además de los nombres de las y los participantes confirmados.
Del 1 al 5 de octubre tendrá lugar en Buenos Aires la primera edición de la Semana Negra BA. Más información, por acá.
Banda sonora. “El cielo llorando y yo sin tu amor”, canta Luciana Tagliapietra junto a Sol Pereyra en Árbol, una canción preciosa que acaba de salir y es un adelanto del próximo disco de la artista tucumana llamado Sean felices. “Pónganse cómodos, sírvanse un traguito y disfruten la brisa primaveral mientras suena”, propuso la cantante en su cuenta de Instagram. Se suma a nuestra banda sonora (sí, esa que encuentran siempre por acá y crece todas las semanas) y sigue sonando en loop.
Como les conté en la entrega pasada, sigo con algunos malestares así que no escuché con la atención suficiente La lógica del escorpión de Charly García. Sin embargo, me encantó leer esta columna de Diego Fischerman, que se corre un poco de lo estrictamente musical para pensar en cómo es un disco en una era en la que los discos ya no existen.
En una línea similar (para decirlo medio al paso: algo así como ¿qué hacemos con el XX en el siglo XXI?) Gustavo Álvarez Núñez, admirado en esta casa virtual y de quien ya comentamos su indispensable newsletter musical Bailando sobre una telaraña (asumo que ya lo siguen todos, pero si alguien se distrajo, es por acá), acaba de lanzar una interesantísima columna quincenal en el diario. Se llama Soy parte del mar y allí entrevista a personajes que son parte de esas aguas a veces embravecidas, a veces calmas, siempre efervescentes que conocemos como periodismo de rock en la Argentina. Una manera de preguntarse, también, cómo suena, circula, se recuerda, se escribe, insiste el siglo donde nos fascinaban, entre otras cosas, las revistas, los suplementos de diarios o los programas de radio donde se hablaba de rock. Pero también de pensar cómo transmuta, convive, se reinventa y mira las nuevas olas. La primera entrega está dedicada a un maestro, Alfredo Rosso. Pueden leerla por acá.
Bonus track. Arrancamos hablando de amor y corazones (algo sobre lo que, con más o menos consciencia, estamos hablando casi siempre) y cerramos con ese espíritu también. Se anunció por estos días que el 3 de octubre llega una nueva temporada de Heartstopper. Como les conté alguna vez en este espacio, está basada en una popular saga de novelas gráficas juveniles de la británica Alice Oseman y es una de las series más entrañables que ofrecen las plataformas. Según adelantó Netflix, en esta tercera temporada “Charlie y Nick están listos para pasar al siguiente nivel. A medida que se acercan en todos los sentidos, se enfrentan al mayor desafío de su relación”. Les dejo el tráiler, una vez más, entre suspiros.
¡Hasta la próxima!
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