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Sobre este blog

Pez Banana es un club del libro que funciona así: por una suscripción mensual, recibís en tu casa un libro. La selección la hacen Florencia Ure y Santiago Llach.

Los libros son siempre de ficción y la cuota es equivalente al precio promedio de cualquier título que puedas encontrar en las librerías. 

También son nuevos, nunca te va a tocar uno que ya tengas. 

En sus redes entrevistan a autores, editores, traductores o charlan entre ellos sobre literatura. 

Para llegar al elegido del mes, leen (casi) todo lo que se publicará, así que aprovechan y escriben un newsletter con recomendaciones. El newsletter es buen espacio para hablar de libros favoritos que pelearon la final, de otros más de nicho que no imaginaron como “libro del mes” pero que por igual les gusta, presentar editoriales no tan conocidas, rescatar algún clásico que se haya publicado con nueva traducción. En fin, contar un poco el panorama editorial según sus miradas. 

¿QUÉ LEER?
Los libros de septiembre de Pez Banana: novelas en el agua y sobre escribir

Santiago Loza

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Este mes tenemos un poco de todo: novelas en el agua, memorias, libros sobre escribir y una mini entrevista a Victor Malumian, director de la FED (Feria de Editoriales Independientes de Buenos Aires).

Historias bajo el agua

Flor: Un hombre herido dentro de un kayak en la mitad del mar. Eso es todo. Lo engañoso de una trama que puede sonar a nada y sin embargo es mucho. Jones va más allá: economiza en historia y también en palabras. El ritmo de la prosa es medio críptico así como los pensamientos del protagonista. Recuerdos, diálogos imaginarios y delirios se combinan con algo tan real como su instinto de supervivencia. Su mundo interior y exterior dialogan en una situación extrema. 

Es muy poético. 

Pensé en otras dos historias: El viejo y el mar de Hemingway y A la deriva de Horacio Quiroga (sobre todo en este último). Puede que nada que ver; sin embargo, tienen en común que las historias pasan dentro de la cabeza de sus protagonistas. Y dentro del agua, claro.

Santiago: Está bueno eso del agua como metáfora de la mente. Ulises navegando en busca de su isla perdida también está perdido en su propia mente.

Exorcismo, venganza o masoquismo

Flor: Voy a empezar diciendo que Cuando Harry conoció a Sally está entre mis cinco películas preferidas. Es decir: amo a Ephron, aunque no incondicionalmente porque hay cosas que no me gustan o me torran. Este libro es un encanto. Cuenta todo con gracia: divorcios, paso del tiempo y receta de tortilla de papas. La lista de lo que va a extrañar de la vida y de lo que no es hermosa. Hace unas semana Fabián Casas en esta columna repitió el concepto e hizo llorar a multitudes. Tan delicioso como el pastrón que se come Meg Ryan en Kat’z.

Santiago: Me enteré que Ephron tenía libros recién cuando leí el libro de ensayos de Lorrie Moore, A ver qué se puede hacer. En su reseña de la novela Se acabó el pastel, de 1983 (attenti editores, creo que no se reeditó), Lorrie dice una frase que tengo tatuada ya sabés dónde.

Flor: ¡Santiago!

Santiago: En mi brazo izquierdo: “El relato de las propias heridas es exorcismo, venganza o masoquismo.” Certero, ¿no? Me hace acordar a una bajada de una nota que leí por ahí hace poco: “Por qué es inconveniente tener un escritor en casa”. Speaking of which, paso a una pequeña no novedad.

El tormento de escribir

Santiago: Se trata, once again, del diario de un escritor. (No sigan leyendo este newsletter si están cansados de cantatas a la neurosis de la escritura). Esta es una época de cambio, de crisis: seguimos comentando libros, haciendo como si la literatura sucediera en los libros, pero me pregunto todo el tiempo qué será considerado literatura dentro de cien años. ¿Los poetuits? ¿Los blogs secretos? ¿Los libro de celebridades autorados por escritores fantasma? Se ve que no soy el único que se lo pregunta, porque florecen los libros que se ocupan y se preocupan del acto de escribir; lo interpreto como la manifestación de la crisis de un sistema.

Flor: No te pongas solemne.

Santiago: Bueno. Ojo, también se me ocurre el argumento contrario: ese pasado en el cual todo el mundo leía libros no existió nunca, son recuerdos dorados por el tiempo, y esta, como lo demuestra por ejemplo la FED de la que hablaremos más abajo, es una época de oro de la producción editorial literaria y de ampliación del mercado de los consumidores intensos.

En fin. En Nadadores lentos, Loza --también director de cine y autor de teatro-- se expone como un hamlet neurótico y vacilante, atormentado por la escritura. Es un anti libro de consejos de escritura. Resuena mucho con Se vive y se traduce de Laura Wittner, publicado el año pasado. Otros autores casi jóvenes que publicaron libros con reflexiones sobre la escritura son Betina González (el muy lindo La obligación de ser genial) y Mariano Quirós (el flamante Ahora escriba usted).

Flor: ¿Vos no estabas escribiendo un libro sobre escribir también?

Santiago: Estaba, pero soy tan atormentado como mi tocayo Loza, o más, y ahora que veo tantos libros sobre el tema tengo un mega síndrome del impostor.

Flor: Ya está grande para estos dilemas adolescentes, señor. Proceda.

La FED: anillos de lectores

Flor: Hay un tema que me da mucha curiosidad sobre la venta de libros: los éxitos de las ferias en diferentes lugares del país que no se terminan de corresponder con ventas sostenidas a lo largo del año. Después de vivir tres días sumergida en la literatura en la Feria de editores que se hizo en el barrio de Chacarita, ataqué a su organizador con estas preguntas. 

Victor Malumian es editor de Ediciones Godot y organizador de la FED (Feria de Editoriales). 

Flor: La última edición de la FED convocó a 18.000 personas en tres días. Era impresionante ver cuadras de colas para poder entrar ¿Qué fenómeno te parece que ocurre allí?

Malumian: Por un lado creo que el éxito que tienen la FED es que concentra en pocos días a las y los lectores más voraces y se abre a segundos anillos de lectores más esporádicos a través de las actividades, de la experiencia de ir a la feria, charlar mano a mano con editores y editoras. También mucho gracias a la agitación de periodistas, clubes de lectura y todo el ecosistema del libro que toma a la FED como propia, como una fiesta, la apoya y la hace crecer. La FED logra concentrar una experiencia completa donde podés encontrarte con una variedad enorme de libros, charlar con los y las editores, además de actividades gratuitas, buenos puestos de café.

Flor: Pero las ventas anuales de la literatura son discretas

Malumian: Sí, es cierto. En las escasas encuestas que tenemos, los resultados muestran que la lectura baja. Así y todo la Argentina dentro de la región sigue siendo un mercado importante. Quizás en la FED se luce más porque pasa en tres días y no queda diluido en todo un año. Una editorial que tenía un stand de 1 metro por 0.70 vendió 400.000 pesos, por poner un ejemplo. 

Flor: ¿Pensaron en hacerlo federal?

Malumian: Tuvimos propuestas, pero no nos cierra. La Feria de una ciudad la tiene que armar gente de esa ciudad. Si, es interesante el intercambio de datos por atrás. Contar en qué nos equivocamos para que puedan evitar los mismos errores. Parte de que la programación cultural sea interesante tiene que ver con conocer lo que está pasando allí, quienes están haciendo algo distinto y convocante. Quién puede discutir con quién para que la charla sea interesante. Eso es una sintonía muy fina que la tiene la gente de cada lugar.

Flor: Gracias, Víctor. Santi, ¿vos fuiste a la FED?

Santiago: Era a tres cuadras de casa, así que prácticamente me pasé el fin de semana ahí, además de que mi casa fue una especie de parada de escritores y editores. Yo arrasé con las editoriales chilenas y uruguayas. Y me divertí en la fiesta del sábado: mucho swing los escritores a la hora del baile.

¡Gracias amigas y amigos, nos vemos en octubre!

 

FU/SL

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Pez Banana es un club del libro que funciona así: por una suscripción mensual, recibís en tu casa un libro. La selección la hacen Florencia Ure y Santiago Llach.

Los libros son siempre de ficción y la cuota es equivalente al precio promedio de cualquier título que puedas encontrar en las librerías. 

También son nuevos, nunca te va a tocar uno que ya tengas. 

En sus redes entrevistan a autores, editores, traductores o charlan entre ellos sobre literatura. 

Para llegar al elegido del mes, leen (casi) todo lo que se publicará, así que aprovechan y escriben un newsletter con recomendaciones. El newsletter es buen espacio para hablar de libros favoritos que pelearon la final, de otros más de nicho que no imaginaron como “libro del mes” pero que por igual les gusta, presentar editoriales no tan conocidas, rescatar algún clásico que se haya publicado con nueva traducción. En fin, contar un poco el panorama editorial según sus miradas. 

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