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A los 74 años, murió la poeta Tamara Kamenszain

Allegados a su familia confirmaron que la autora murió de cáncer.

Julieta Roffo

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La poesía puede hacer algo con las rupturas y las muertes. No puede evitarlas, no puede resucitar a los muertos, no puede rehacer las parejas rotas, pero enfocándose en lo más nimio -cuchara, mesa, chaqueta, incluso cadáver - puede quizás calmar la desesperación ante lo irreparable y reponer el valor de uso del objeto perdido”. Lo escribió Tamara Kamenszain en Libros chiquitos, una de sus últimas creaciones literarias, publicada en 2020. Este miércoles, como consecuencia de un cáncer, la poeta, ensayista, docente y editora murió a los 74 años.

La autora de libros como La boca del testimonio, Una intimidad inofensiva y El libro de Tamar había estudiado filosofía y había ejercido el periodismo durante su juventud. La enseñanza de literatura vendría después, junto con la publicación de sus poemas en volúmenes que, traducidos a distintas lenguas, convirtieron a Kamenszain en una autora que influiría a las nuevas generaciones de poetas.

La novela de la poesía condensa en un solo volumen los diez libros que la autora le dedicó a ese género y suma ensayos como La edad de la poesía y El texto silencioso. El libro de Tamar, de tintes autobiográficos, fue su experimentación con la novela. Hay ahí una crónica del desamor que ahora mismo la realizadora Analía Couceyro adapta al cine: el libro da cuenta del proceso de separación de la escritora y Héctor Libertella, su pareja durante dos décadas, también escritor y padre de sus dos hijos, Mauro y Malena. Con él se había exiliado en México cuando la dictadura se instaló en la Argentina.

Kamenszain, que fue fundadora y asesora de la licenciatura en Artes de la Escritura de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), había publicado un nuevo libro hace algunas semanas: Chicas en tiempos suspendidos, editado por Eterna cadencia, entremezcla el ensayo con la poesía y la narrativa. Justo antes de que la Argentina se sumara a la lista de países portadores de CoVid-19, Kamenszain había dado a conocer Libros chiquitos, en el que reúne a autores que la inspiraron hasta apuntes de clases que le enseñaron otras formas de leer y que le sirvieron no sólo en su oficio periodístico, sino también cuando trabajó como bibliotecaria: otra arista de su vínculo con los libros.

Durante toda su trayectoria, Kamenszain fue reconocida con diversas distinciones: recibió el Konex de Platino en 2014, el Premio de la Crítica de la Feria del Libro, el Primer Premio Municipal de Ensayo, una beca de la Fundación John Simon Guggenheim y la Medalla de Honor Pablo Neruda que otorga el gobierno de Chile. Su obra se estudia en universidades de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

“Yo no puedo creer esto, tan linda persona, tan lúcida, maestra de tantos. Lo siento enormemente”, publicó en sus redes sociales la escritora Claudia Piñeiro. María Rosa Lojo, también autora, dijo: “En este año con tantos duelos, vuelvo a congelarme de tristeza. Se fue Tamara. Sigo celebrando su último libro, Chicas en tiempos suspendidos. ¡Gracias!”.

“Las mujeres no escribimos para convencer a nadie. Por eso la poetisa que todas llevamos dentro busca salir del clóset ahora mismo, hacia un destino nuevo que ya estaba escrito y que al borde de su propia historia revisitada, nunca se cansó de esperarnos”, escribió en Chicas en tiempos suspendidos. Reivindicó ese nombre como forma de definir su trabajo y su esencia: “Poetisa es una palabra dulce, que dejamos de lado porque nos avergonzaba, y sin embargo, ahora vuelve en un pañuelo que nuestras antepasadas ataron a la garganta de sus líricas roncas”, aseguró Kamenszain.

“La gente en general suele acercarse a leer poesía cuando tiene que digerir alguna situación límite, si no, le suelen huir y dicen que no la entienden. Lo mismo para quien escribe poesía: se dice que los mejores poemas suelen tener que ver con muertes cercanas, grandes pérdidas, como si uno encontrara en el reservorio del género algo más directo para decir. Ahí las metáforas caen, dejan de ser artificios y se pliegan a lo real”, también escribió esta autora de versos que la inscribieron en la tradición de la mejor poesía argentina.

JR

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