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Literatura

Guillermo Saccomanno: “La naturaleza humana es sórdida, más allá de la clase”

Guillermo Saccomanno presentó en la Feria del Libro de Buenos Aires su novela "Arderá el viento" junto a Claudio Zeiger.

Agustina Larrea

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“Este país produce desarraigo todo el tiempo”, dijo el escritor Guillermo Saccomanno al comenzar y agradecer la presencia de quienes se acercaron a la presentación de su último libro, Arderá el viento, ganador a comienzos de este año el prestigioso Premio Alfaguara de Novela. Acompañado por el escritor Claudio Zeiger en una sala de la Feria del Libro de Buenos Aires, Saccomanno brindó algunas pistas detrás de la creación de su libro, que terminó “en tres meses”, mientras se curaba de una neumonía intensa y luego de ser desalojado de una casa precaria que alquilaba en la localidad de Villa Gesell, donde vive una parte del año.

Al comenzar la exposición, Zeiger apuntó que la novela de Saccomanno es “la más intensamente literaria en mucho tiempo” y destacó que está atravesada por “subjetividades malignas con una marca arltiana”.

Además, subrayó que al leerla, pensó todo el tiempo en la literatura del escritor uruguayo Juan Carlos Onetti, un detalle con el que Saccomanno coincidió.

“Onetti fue clave mientras escribía”, dijo y destacó la novela breve Los adioses de la que, según contó, quiso tomar algo del tono. “Onetti me enseñó a contar cuando era pibe y también (William) Faulkner. Son dos padres que intenté imitar o internalizar”, reflexionó.

Al referirse a su novela, que transcurre en un pueblo costero como su anterior Cámara Gesell, el escritor dijo entre risas: “¡Volví al pueblo! Siempre estoy llegando, nunca me fui”.

De inmediato, reveló que escribió la novela premiada a lo largo de tres meses. “Tuve una neumonía que me dejó un COVID y otra neumonía”, contó y agregó: “En el medio me desalojaron de una tapera en la que vivía en el pueblo”, en referencia a Villa Gesell.

En ese contexto adverso, dijo, decidió escribir un capítulo por día de este libro: “Tenía la sensación de que si seguía escribiendo no me iba a morir. Me había mudado a un país que se llama literatura”.

Hacia la mitad del encuentro, la charla derivó en la dinámica de los pueblos, sus habitantes, la lucha de clases y qué pueden hacer con eso el realismo y la literatura.

En este sentido, Saccomanno señaló: “La naturaleza humana es sórdida, más allá de la clase” y aseguró que el realismo en la literatura “tiene una larga tradición moralista”. “Me parece que hay que ir por otro lado, ir al fondo de la miseria humana”, agregó.

También dijo que para observar la realidad prefiere detenerse en personajes de la televisión más que leer las noticias que publican los medios tradicionales, incluído Página 12, diario en el que es colaborador.

“Me interesa leer la realidad desde Viviana Canosa, desde Wanda Nara”, afirmó y provocó risas entre el público. “La economía de un espacio social se lee a partir de los crímenes que se producen. Si querés entender los años '90, leé la revista Caras”.

Una de las preguntas de Zeiger llevó al escritor a hablar de la raíz del mal, un asunto que ya abordó en publicaciones anteriores.

“Creo que hay algo del mal que todos llevamos. Qué hacemos con eso, después, es algo personal”, sostuvo Saccomanno y deslizó en referencia al célebre detective ficticio creado por Raymond Chandler: “No me creo Philip Marlowe en la Costa Atlántica. Prefiero pensar en el mal, hablar sin prejuicios del mal”.

La novela

“Los Esterházy, una pareja excéntrica sin un pasado claro, llegan a un pueblo de la costa argentina y comienzan a regentar un antiguo hotel. Estos dos seres (y sus dos hijos, una niña y un niño más inquietantes y enigmáticos que ellos) producen el efecto de una partícula enfermiza que se introduce en las grietas de una sociedad pequeña y arrasa con su dinámica cotidiana, aparentemente calma. La pareja resulta ser un amplificador de los prejuicios, los deseos ocultos, las supersticiones, los temores y la violencia larvada en muchos de los habitantes del pueblo”, adelanta la sinopsis oficial de la novela, publicada por Alfaguara en Argentina, en España y en buena parte de Latinoamérica.

Arderá el viento es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes. Escrita en un estilo parco y de una rara intensidad, la novela es la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo”, agrega.

El Premio Alfaguara

Saccomanno, que pasa sus días entre la ciudad balnearia de Villa Gesell y Buenos Aires, recibió en enero pasado el anuncio de que había sido ganador del Premio Alfaguara de Novela 2025 desde la capital argentina, donde señaló que el galardón fue “una sorpresa intimidante”.

El jurado este año estuvo integrado por el escritor Juan Gabriel Vásquez, la escritora y periodista Leila Guerriero, la cineasta Paula Ortiz, el escritor Manuel Jabois y la escritora y librera Andrea Stefanoni, además de Pilar Reyes, directora editorial de Alfaguara, con voz pero sin voto en la resolución.

En su fallo, los integrantes del jurado destacaron que el texto premiado ofrece “la cuidadosa construcción de un deterioro que, aunque transcurra en un país específico, acaba por ser una metáfora distorsionada del espíritu de nuestro tiempo”.

“Es la historia de una degradación, de un descascaramiento agónico que poco a poco deja a la vista las miserias del cuerpo social. Expuesta al influjo de los Esterházy, la extraña villa costera argentina deja aflorar la oscuridad que circula por sus zonas subterráneas, como si los visitantes fueran una piedra de toque maligna que lograra sacar a la luz la verdadera naturaleza de los personajes”, afirmó el jurado.

Saccomanno nació en Buenos Aires, en 1948. Es autor, entre otros, de los libros Situación de peligro, Bajo bandera, Animales domésticos, El buen dolor, El pibe, y la trilogía sobre la violencia compuesta por La lengua del malón, El amor argentino y 77

Durante sus más de cuatro décadas de trayectoria se dedicó a los libros, a las columnas en medios gráficos y también se desempeñó como guionista de historietas.

Entre los numerosos premios que recibió a lo largo de su prolífica carrera, ha ganado el Premio Crisis de Narrativa Latinoamericana, el Premio Club de los XIII, el Primer Premio Municipal de Cuento, el Premio Nacional de Novela y el Premio Dashiell Hammett. Con su novela El oficinista (2010) obtuvo el Premio Biblioteca Breve Seix Barral. Su crónica Un maestro (2011), en tanto, recibió el Premio Rodolfo Walsh.

AL

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