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El 90% de los niños y niñas pobres de la Argentina viven en un hogar donde los adultos trabajan

Según Unicef, dos de cada tres niños y niñas sufren carencias

Delfina Torres Cabreros

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El empleo asociado a derechos, ese que permite cubrir las necesidades básicas de una familia, dejó de ser la norma en la Argentina. Según un informe de la sede local de Unicef, nueve de cada diez chicos y chicas en situación de pobreza monetaria viven en hogares donde el papá, la mamá o ambos trabajan. En el 76% de los casos, se trata de un empleo informal. 

 “El tipo de empleo marca la diferencia”, precisó Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión de Unicef Argentina en una rueda con periodistas de la que participó elDiarioAR. “La tasa de pobreza de niñas y niños que residen con personas ocupadas formalmente disminuye al 32%, y aumenta al 60% cuando viven con adultos ocupados en la informalidad. Este dato nos permite observar que no se sale de la pobreza creando cualquier tipo de empleo, sino empleo decente, es decir, protegido y de calidad”, sostuvo.

El informe, que se basa en datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC, muestra que la pobreza monetaria –que toma en cuenta solo los ingresos y los cruza con el costo de la canasta básica– alcanza al 51,5% de los niños y niñas. Para el especialista, ese dato está atado a la macroeconomía; depende del ciclo económico, de la actividad, de precios, de tipo de cambio. 

“Sobre todo de precios”, insiste. “Entre 2016 y 2022 el precio de la canasta básica alimentaria aumentó por 8 mientras que los ingresos aumentaron por 7,1”, detalló. Para el especialista, “salvo que exista un shock de ingresos importante o una caída abrupta de la inflación, la pobreza se va a mantener en estos niveles persistentemente elevados”. 

Según los cálculos, la situación sería todavía más crítica si los hogares no contaran con transferencias de refuerzo por parte del Estado. La pobreza sería 3,5 puntos porcentuales superior (de 55% en vez del 51,5%) sin protección social y la indigencia, donde mayor impacto tienen, 7 puntos superior al 14% actual. “Las políticas de ingresos funcionan, siempre y cuando lleguen”, señaló Waisgrais y recordó que hay alrededor de un millón de menores que podrían estar recibiendo la AUH y no la tienen. 

El porcentaje de pobreza se dispara si se cierra la mirada sobre algunos universos puntuales. ¿Quiénes son más pobres entre los pobres? Hogares donde la persona de referencia es una mujer, en los que hay un “clima educativo reducido”, donde los ingresos laborales son de fuentes informales o ubicados en barrios populares.

Si a esta dimensión monetaria se le suman las privaciones no monetarias (se contemplan derechos básicos como el acceso a la educación, la protección social, a una vivienda o un baño adecuado, al agua o a un hábitat seguro) resulta que dos de cada tres niñas y niños de Argentina (66%) son pobres. Es decir, alrededor de 8,8 millones de chicos en total. 

A diferencia de lo que ocurre con la pobreza por ingresos, la pobreza referida a derechos básicos se redujo en el período 2004 - 2022, aunque a un ritmo más lento del que se podría esperar. Bajó de 69,6% a 42,5%, lo que significa que todavía hoy hay al menos 4 millones de niños y niñas privados de derechos.

 “La magnitud y persistencia de la pobreza generan la necesidad urgente de proteger las partidas presupuestarias destinadas a infancia y adolescencia”, afirmó Luisa Brumana, representante de Unicef Argentina. Según un análisis sobre fuentes de información pública, el presupuesto nacional destinado a la infancia en 2023 se redujo en términos reales entre un 13,3% y un 22,2%, según el índice inflacionario que se considere.

La presentación del informe, realizado este miércoles en el centro porteño, se complementó con un estudio cualitativo realizado junto a la organización social La Poderosa, que intenta plasmar qué significa para la vida cotidiana de una niña o niño experimentar estas privaciones. En formato de mini documental, muestra que la situación de la pobreza en barrios populares se caracteriza por su persistencia, su reproducción en el tiempo y que está asociada a la falta de acceso a derechos y servicios básicos fundamentales como las condiciones de la vivienda, el hábitat, salud, educación.

 

DT

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