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Con ajuste de jubilaciones y asignaciones, el Gobierno terminará 2021 con más ahorro fiscal que el esperado

Jubilados frente a una oficina de la Anses.

Alejandro Rebossio

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Por más que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner haya reclamado en septiembre pasado al ministro de Economía, Martín Guzmán, contra lo que ella consideraba un “ajuste”. Por más que el Gobierno reivindique que las jubilaciones, pensiones y asignaciones por hijo como la AUH le ganaron a la inflación en comparación con diciembre de 2020, gracias al aumento que dio el mes actual. El monto total del gasto en Seguridad Social de 2021 terminará siendo menor en términos reales (ajustado por inflación) que el año pasado y constituirá una de las razones por las que Guzmán habrá recortado el déficit fiscal primario (antes del pago de la deuda) más de lo esperado por los analistas y por él mismo.

En el informe reservado de un banco internacional calculan que el rojo primario alcanzó el 1,1% del PBI en los primeros 11 meses del año, si se cuentan el aporte extraordinario y por única vez de las grandes fortunas y los derechos especiales de giro (DEG) que envió el Fondo Monetario Internacional (FMI) a todos los países miembro por la pandemia. La entidad extranjera señala que en diciembre, con el aumento trimestral de las jubilaciones y asignaciones, el medio aguinaldo y varios bonos extra, el déficit subirá más de un punto porcentual y cerrará 2021 en 2,3%. Si se excluyen los DEG, será del 3,3%, por debajo del 3,5% que había previsto recientemente Guzmán. Sin el aporte de los ricos, hubiese sido del 3,8%, inferior al 4,5% establecido en el presupuesto 2021 y superior al 3,3% que el ministro pretende para 2022. Es decir, para el año próximo debería ahorrar 0,5 puntos porcentuales del PBI para alcanzar su meta, aunque el número ahora está en discusión con el FMI.

El banco citado señala que, pese a que el Gobierno aceleró el gasto primario en los meses de campaña electoral, este acumulaba en 11 meses de 2021 un ajuste real del 1,5%. Y buena parte de ese recorte fue fruto de la poda en Seguridad Social, que llegaba al 5,3% y que totaliza la mitad de las erogaciones del Estado nacional. Claro que en diciembre ese recorte se atenúa por el medio aguinaldo y por el incremento establecido por la ley de movilidad jubilatoria. Apartado aparte: con la fórmula de actualización de Cambiemos, que se regía en un 70% por inflación y 30% por variación salarial, las jubilaciones y las asignaciones hubiesen perdido más que con la vigente, que cambia según los sueldos (50%) y la recaudación tributaria (50%), que a su vez creció fuerte por la reactivación económica y el alza de precios de las materias primas. Pero tanto uno como otro índice de movilidad corren por detrás de la inflación, que termina carcomiendo el poder de compra cuando sube tan rápido como en 2021.

Los ingresos impositivos subieron 14% real en 11 meses, según el banco. En parte se atribuye a una actividad que se recuperó 10%, pero los 4 puntos adicionales se relacionan con contribuyentes que habían dejado de cumplir con sus obligaciones en la crisis de 2020 y que comenzaron a ponerse al día en 2021. Con tanta recaudación se compensó en parte el aumento de gasto público en subsidios a la energía (+34%) y en obra pública (+57%). El mayor ahorro fiscal también fue posible porque el Estado gastó menos que el año pasado en subvenciones a empresas y personas cuyo trabajo quedó afectado por la pandemia.

La consultora Gabriel Rubinstein & Asociados (GRA) envió esta semana a sus clientes un informe en el que señala que el déficit terminará en el 3,1%, si se cuentan el aporte de las grandes fortunas y no los DEG. GRA destaca que la apreciación de las commodities permitió recaudar 0,6 puntos más del PBI. Pablo Repetto, economista de la consultora, también atribuye el mayor ahorro al ajuste de la Seguridad Social: “Este gasto va a subir 41% acumulado en 2021 contra una inflación promedio del 48%. Al comparar el año completo de Seguridad Social debe tomarse la inflación promedio y no la inflación punta a punta (de diciembre a diciembre), que va a ser del orden del 51%”.

Lorenzo Sigaut Gravina, economista de la consultora Equilibra, prevé un déficit sin DEG del 3,3% o 3,4%, también por debajo de lo pronosticado por Guzmán. Señala que el Gobierno tiene la intención de aprovechar el mayor ahorro para adelantar un pago a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa) en concepto de subsidios, de modo de aliviar las cuentas de 2022.

El estudio ACM también prevé un rojo del 3,4% del PBI. En un informe destaca el fuerte aumento de las transferencias a las provincias, pero lo vincula al calendario electoral y, por tanto, lo considera “transitorio”. Incluso especula con que puede ser uno de los rubros donde se aplique el ajuste en el programa que se acuerde con el FMI. “En los próximos meses esperamos que el gasto en subsidios energéticos sea un factor determinante del déficit dado que no se esperan nuevos incrementos a hogares en el corto plazo, lo cual se podría morigerar con los aumentos a comercios e industrias”, continúa el reporte de ACM, la consultora que dirige Javier Alvaredo y en la que se desempeña Juan Pablo Di Iorio. También aguarda que el Gobierno anticipe en diciembre gastos de 2022.

El profesor Juan Miguel Massot, de la Universidad del Salvador, prevé que el rojo 2021 sea del 2,3%, si se cuenta el aporte de los ricos y los DEG. Sin esta ayuda del FMI, rondaría el 3,3%. En 2020, sin contribuciones extraordinarias de las grandes fortunas ni del FMI, había sido del 6,4%, por las ayudas extra que debieron repartirse por la pandemia. Massot explica el mayor ahorro también por el “salto” de la recaudación, dado el aporte de los millonarios, el impacto del alza de las materias primas en las retenciones y la recuperación económica, y por la ayuda del Fondo. “No parece muy probable que esta situación fiscal de 2021 se repita en 2022, tanto por los reclamos de mayores gastos como porque resultaría extraño una dinámica de la recaudación similar a la de este año, aunque resta conocer los compromisos que se asuman con el FMI para terminar de delinear el escenario fiscal”, opina Massot. Además, el año próximo no habrá DEG ni aporte extraordinario de los que más tienen, aunque al menos tributarán más de Bienes Personales si el Senado ratifica el proyecto aprobado por la Cámara de Diputados, con el curioso apoyo del Frente de Izquierda -esta vez se alió al Frente de Todos, a diferencia de lo que ocurrió con la contribución por única vez de las grandes fortunas- y con el rechazo de Juntos por el Cambio.

AR

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