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Anticipan que la inflación se desacelerará en abril, pero se ubicará todavía en un piso muy alto

El ministro de Economía, Martín Guzmán

Delfina Torres Cabreros

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Luego de un dato que en marzo sorprendió no solo al Gobierno sino también a los consultores privados más pesimistas, que subestimaron en más de un punto porcentual la inflación del mes, esta semana se conocerá el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de abril. Se espera que el número muestre una desaceleración respecto del 4,8% de marzo y se ubique por debajo del 4% ayudado por factores estacionales y el alcance, modesto, de las medidas de control de precios que anunció el Gobierno el mismo día en que se conoció el dato de inflación anterior, como una reacción a la disparada. 

De todos modos, los analistas consideran que no habrá una baja significativa en el piso inflacionario en tanto no se solucionen las causas de fondo y es difícil encontrar a alguien que todavía confíe en la posibilidad cerrar el año con una inflación acumulada en torno al 29%, como se proyectó en el Presupuesto 2021. Aún si bajara al orden del 4% mensual, la inflación acumularía 17% en los primeros cuatro meses del año, consumiéndose casi el 60% del objetivo de Martín Guzmán. 

“En marzo hubo muchísimos aumentos que no se van a repetir, como por ejemplo en el rubro educación, por el arranque de clases, y en indumentaria por el cambio de temporada. Eso en abril debería moderarse, sumado a que en la segunda mitad del mes comenzaron a impactar los nuevos controles de precios, que no fueron muy efectivos pero algún efecto tienen”, explicó a elDiarioAR Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina. 

Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, consideró que “la inflación va a ceder, pero principalmente por el diferimiento de tarifas y tipo de cambio”. “Los acuerdos no creo que tengan mayor efecto, la inflación se mueve por salarios, tipo de cambio y tarifas, los tres hoy están 'controlados' y eso es lo que ayudará a una reducción de la tasa de inflación. Los controles son paliativos”, opinó 

Martín Vauthier, director de EcoGo, coincidió en que el dato bajará y se ubicará en el orden del 3,7%. De todos modos, considera que se trata de “un piso muy alto”, más allá de mejorar los cómputos respecto de marzo. “Una inflación mensual de entre el 3,5% y el 4% es muy elevada teniendo en cuenta que está operando un ancla cambiaria —con un tipo de cambio oficial que se mueve 1,5% mensual con una inflación que está a más del doble— y un ancla tarifaria, más allá de la suba que se anunció recientemente”. 

Para Vauthier, la inflación tiene su origen en un desequilibrio en el mercado monetario y considera que hasta tanto no se logren operar cambios sobre las razones de fondo será difícil registrar una “desaceleración significativa” en la inflación, a lo que se suma una “incertidumbre a futuro” por lo que podría ocurrir una vez que se levanten las palancas que la mantienen controlada. 

Una diferencia respecto de marzo es que las subas que se anticipan son “generalizadas” y es difícil encontrar focos puntuales, como lo fueron en algún momento la carne o las verduras. Así lo evaluó Agostina Myronec, analista de Ecolatina, y consideró que  el capítulo de alimentos y bebidas “sigue alto” y se ven aumentos en los productos de consumo masivo, más allá del programa de Precios Máximo que apunta a contenerlos. También destacó la suba de los combustibles, que trae efectos “de segunda ronda”, y de las prepagas. 

La inflación se mueve por salarios, tipo de cambio y tarifas, los tres hoy están 'controlados' y eso es lo que ayudará a una reducción de la tasa de inflación.

Guido Lorenzo, LCG

Para el mes de abril de 2021 la mediana de las estimaciones se ubicó en 3,8%. De todos modos, la última edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central contó con el pronóstico de menos consultoras; un grupo se retiró luego de que fueran señalados por el ministro Martín Guzmán como los responsables de generar expectativas inflacionarias “irreales”. 

“Nos fuimos porque, incluso teniendo un buen desempeño en el mismo, nos molesta que en lugar de utilizarse como una herramienta más de política económica, nos utilizan para buscar culpables de la inflación”, explicó a este medio Guido Lorenzo, de LCG. Más allá de la sospecha permanente sobre las intenciones del “mercado”, la decisión de las consultoras de abandonar el REM se definió luego de que se publicaran declaraciones en las que el ministro Guzmán, supuestamente, señaló a los economistas como los responsables de generar “una irreal expectativa inflacionaria con sus alocadas proyecciones”. “Entiendo que no usó las palabras que salieron publicadas —dijo Lorenzo—,  pero que igual es una idea que tiene. Si no fuera así, por lo menos se podría haber aclarado. El silencio no ayudó y nos deja en una situación incómoda”. 

Medidas de emergencia para los alimentos

En los últimos días el Gobierno tomó una serie de medidas para intentar moderar el precio de los alimentos, todavía con una dinámica más alcista que el resto de las categorías. Por un lado, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, selló un acuerdo con frigoríficos y supermercados para garantizar hasta el 31 de diciembre once cortes de carne a precios económicos. Además, Español trabaja junto a las empresas de consumo masivo en la creación de una nueva canasta de productos básicos regulados que ofrezca lo que el resto de los programas, canalizados sobre todo en supermercados, no pueden ofrecer: capilaridad. Es decir, disponibilidades en almacenes y comercios de barrio.

Por otro lado, y dado que el aumento de los alimentos golpea con más fuerza a las familias más pobres, que destinan una mayor parte de sus ingresos a ese consumo, el presidente Alberto Fernández anunció la ampliación de la cobertura de la Tarjeta Alimentar de 1,9 millones de personas a 4 millones.

Sin embargo, la medida fue recibida con cierto malestar entre las organizaciones sociales, inclusive las que forman parte de la coalición de gobierno. Juan Grabois, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), sostuvo que se trata de una política asistencialista que no contribuye a generar empleo y, por lo tanto, no ofrece una oportunidad de mejora real para las familias alcanzadas.

En el mismo sentido, Emilio Pérsico, referente del Movimiento Evita y actual secretario de Economía Social, consideró que la inclusión de los más humildes como consumidores no es “inclusión social”, lo que se logra por la vía del trabajo. “Si los recursos que se ponen en la Tarjeta Alimentar los pusiéramos en el Potenciar Trabajo significarían la construcción de 260.000 viviendas anuales y la generación de un millón de puestos de trabajo nuevos”, argumentó. 

“Creo que la ampliación de la Tarjeta Alimentar va en la dirección correcta, porque es una medida focalizada en mejorar las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. Sobre los programas de precios, creo que pueden tener una efectividad en el muy corto plazo, pero que no funcionan como una política antiinflacionaria sino como un parche”, analizó Myronec. 

DT

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