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Entrevista

“Este diciembre se triplicó la ayuda social respecto de un mes común”

Daniel Arroyo.

Alejandro Rebossio

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Cada diciembre de estos años de crisis económica regresa la pregunta de si habrá saqueos. Quedaron en la memoria los de 2001. En 2013 también los hubo y la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, dijo que estuvieron planificados. En 2018, Mauricio Macri los temió. Ahora, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, los descarta, pese al aumento de la pobreza, por la fuerte distribución de alimentos y ayudas.  

¿Qué medidas han adoptado para evitar los temidos saqueos de diciembre?

Está claro que la situación social es crítica, pero no hay condiciones ni ánimo en la sociedad para un conflicto. Hemos encarado tres grandes políticas para diciembre. Una, duplicamos el monto de la tarjeta Alimentar, para madres con chicos menores de seis años, que llega a un millón y medio de familias, a más de 6 millones de personas. Se carga el tercer viernes de cada mes, no es para extraer dinero en cajeros sino para comprar alimentos. Habitualmente es 4.000 pesos para la madre que tiene un chico menor de seis años y de 6.000 para los que tienen dos o más chicos. El 18 de diciembre hay una carga doble, es de 8.000 y de 12.000 pesos. Junto con eso, reforzamos los comedores: les estamos entregando 1.700.000 cajas navideñas, además de los refuerzos alimentarios. Las personas que tienen el programa Potenciar Trabajo, que cobran la mitad del salario mínimo, 9.400 pesos, tienen un bono el 21 de diciembre por 9.400. Son 700.000 personas, que tienen que trabajar cuatro horas. Y las personas que tiene AUH (asignación universal por hijo), los padres de 4 millones de chicos, tienen un plus en diciembre, de un poquito más de 6.000 pesos. En promedio son dos hijos por familia, 12.000 pesos. En total, todos estos refuerzos en diciembre son 63.000 millones de pesos. Aproximadamente se triplica el monto de ayuda de asistencia social en un mes común. Diciembre siempre es un mes difícil porque todos nos miramos frente al espejo y vemos cómo nos fue, y objetivamente es un año de mucha angustia, gente a la que se le desacomodó la vida. Lo que organiza el funcionamiento de una sociedad es la escuela y el trabajo. La escuela hace funcionar a la familia, hay que levantarse a la mañana, los chicos tienen que desayunar, salimos corriendo. Y el trabajo hace funcionar a la sociedad. Los dos han tenido dificultades, pero la verdad es que yo veo una sociedad que está recomponiéndose, que está en pleno proceso de reconstrucción, buscándole la vuelta al tema del trabajo. Tenemos una muestra de 500 comedores donde vamos evaluando la situación, sobre el total de 10.000. Hace cuatro semanas sostenidamente viene bajando un poquito la cantidad de gente en los comedores. En esencia tiene que ver con que hay más changa de construcción y textil.

Hay familias de tres hijos que cobrarán entre AUH y Alimentar unos 40.000 pesos en diciembre, y hay sectores de la sociedad que critican que la ayuda pueda desalentar la búsqueda laboral. ¿Vos que opinás?

Creo que hay un error conceptual muchas veces al tomar la AUH como un programa social. Todos los que en la Argentina tienen chicos menores de 18 años cobran salario familiar o AUH. Los que tienen trabajo lo hacen a través del recibo de sueldo. Los que no, a través de la AUH. Comprendo a la persona que se esfuerza y trabaja todo el día y quiere saber a dónde van los recursos del Estado. Nosotros hicimos un cambio, el programa Potenciar Trabajo, donde fusioné todo y las personas tienen que trabajar sí o sí cuatro horas. Si lo hacen más tiempo, sin salirse del programa, tienen que completar el ingreso mínimo, es decir, si una persona o una cooperativa hace veredas o cloacas en un municipio, cobra 9.400 pesos y tiene que completarle el ingreso ese municipio. En el sector privado va lo mismo: si una personas cuida personas para una prepaga u obra social, sigue cobrando esos 9.400 y tienen que completarle el ingreso. No hay un desaliento al trabajo. Creé el Registro de los Trabajadores de la Economía Popular, el Renatep, donde la gente se formaliza, tiene monotributo social, tiene factura para producir y vender y durante dos años está exento de pago. Y paralelamente, todas las personas que están bajo programas sociales ahora tienen una caja de ahorro del Banco Nación. Antes tenían una tarjeta, pero la cuenta era del ministerio. Hoy quien los contrata para completar el ingreso tiene que transferirle a esa nueva cuenta. Esto nos permite a nosotros ver cómo van aumentando los ingresos de las familias. Si la persona no se presenta a trabajar el primer mes, le descuentan el 20% del ingreso; el segundo mes, el 50% y el tercer mes se le da de baja. 

Juan Grabois dijo que se podría haber evitado el aumento de la pobreza, ¿coincidís?

El informe de la UCA plantea claramente un aumento de la pobreza, que, más allá del 40% de pobreza general, marca una situación más crítica, que haya más de 60% de pobreza en los más chicos. También el informe de la UCA establece que acá hubo una red social muy fuerte y un conjunto de políticas que amortiguaron la caída. Por supuesto que hay mucho para hacer. Ahora encaré fuertemente un programa para jóvenes de 18 a 29 años, los que la tienen más complicada. Es una beca de 8.500 pesos hasta 12 meses, no es un plan social. Presentan proyectos productivos, culturales o educativos, se aprueban, se financian y se pone en marcha el proceso.

Pero eliminaron el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia). ¿Fue porque se financiaba con una emisión monetaria que puede desencadenar una devaluación?

Está claro que la Argentina tiene que ir a un esquema de racionalidad económica y fiscal con todos adentro. Y que ese es el equilibrio que estamos llevando adelante. El Estado no se retira de las 9 millones de personas que recibieron el IFE: una parte volvió al trabajo porque se abrió más la actividad productiva y otra parte importante no, sobretodo jóvenes y personas que se quedaron sin trabajo o a la que les cayó mucho la actividad económica. Potenciar Jóvenes y Potenciar Trabajo son los que estamos poniendo el acento. Yo me hago autocrítica de que tendríamos que haber comenzado antes un programa para jóvenes. Lo estamos haciendo ahora. Desde marzo lo quería hacer. En el medio de la pandemia fue muy complicado.

¿Cuánta gente está incluida en el Potenciar Joven?

Recién está empezando, hay cerca de 200.000.

¿Qué opinas que Grabois, que tiene gente suya en el ministerio, haga este tipo de comentarios?

Tengo la mejor opinión de todos los dirigentes sociales, hay algunos más críticos, otros menos críticos. Les creo. Los movimientos sociales son parte de la solución en la Argentina, son los que han puesto el cuerpo en los barrios en momentos muy duros, sobre todo abril, mayo y junio con el tema alimentario y hoy con el tema del trabajo. Siempre presto mucha atención a todo trabajo que encaran los dirigentes sociales y tengo muchísimo respeto por todos más allá de la mirada que tengan sobre cómo va evolucionando el Gobierno.

¿Cuáles son sus planes de vivienda?

Vamos a urbanizar 400 barrios por año. Una ley de 2018 estableció el Renabap, el Registro Nacional de Barrios Populares, y dio 4.400 barrios donde viven 4 millones de personas hacinados, sin agua, sin servicios básicos. Un conjunto de argentinos que vive más parecido al siglo XIX que al XXI. La urbanización es abrir calles, espacios públicos, el mejoramiento de viviendas, lo que se llaman núcleos húmedos, cocina, baño y piecita de atrás para resolver el problema del hacinamiento, lotes con servicio y después viviendas, y no al revés. La ley establece un fideicomiso, que hace una semana constituimos con el BICE (Banco de Inversión y Comercio Exterior), banco público. Hoy hay un fondo de 11.000 millones de pesos para llevar adelante este proceso que salen del impuesto PAIS. Y más allá del derecho al hábitat, esto es un gran plan de trabajo.

¿Hay planes de destinar tierras en las zonas rurales para que la gente pueda trabajarlas?

De este fideicomiso forma parte la AABE, la Agencia de Bienes del Estado, que es la titular de las tierras fiscales. Apuntamos a tener un banco social de tierras fiscales. Hay que distinguir lo que es urbano de rural. En lo que es la urbanización hay tres realidades: los barrios que están asentados sobre tierras fiscales, donde es más fácil el acceso a la propiedad de las personas; los barrios que están sobre tierras privadas, donde hay que hacer la compra de la tierra, toda una tarea para trabajar; y después, donde hay problemas técnicos, las tierras que están sobre zonas inundables, sobre situaciones en las que no se puede avanzar. En lo rural, lo que apuntamos es a aquellas tierras que puedan ser productivas, generar mecanismos para lo que es la agricultura familiar, la economía popular.

Después del desalojo de Guernica ya no se habla más de tomas de tierras…

El hecho de que nosotros hemos encarado un proceso organiza. Empezamos a hacer 400 barrios por año. El próximo año no te toca a vos que vivís en este barrio, pero sí el próximo. No urbanizamos acá pero hacemos mejoramiento de viviendas. Un plan organiza y permite que en los barrios se tenga certeza respecto de dónde se va a ir. Hay un problema serio de no solo 3 millones de personas sin acceso a la vivienda, sino el costo de los alquileres, que es el problema de base a todo esto.

¿Qué pasa si hay una segunda ola del virus y vuelve la cuarentena, como en Europa o Chile: volverá el IFE?

El presupuesto de 2021 está desarrollado sobre la base de no contemplar la pandemia. En el caso de que haya un rebrote, va a haber políticas compensatorias.

¿Esta crisis, que empezó con el Gobierno de Macri y se profundizó con la pandemia, nos va a dejar un nuevo piso más alto de pobres?

Eso depende qué hagamos para adelante. La Argentina tiene 30% de pobreza estructural y hoy la pobreza es del 40%. Si mañana la soja está a 900 dólares y la economía da vuelta, la pobreza baja a 30% y ahí se traba. Para resolver la pobreza estructural hacen falta cambios profundos, muchos los estamos haciendo, muchos tienen que ver con la vivienda. Mucho tiene que ver con la primera infancia: estamos construyendo 800 jardines de infantes, para que todos los chicos vayan a salas de 3, 4 y 5 años. También tiene que ver con cambios profundos del esquema de funcionamiento de la economía.

¿No sería necesario que se vuelva a clase lo antes posible?

Está claro que va a haber clases presenciales a comienzo del año próximo, en marzo. Tenemos que hacer todos una tarea clara y estamos trabajando con el Ministerio de Educación para que los chicos vuelvan a la escuela. Este año la desigualdad se amplió también por cuestiones de accesibilidad y conectividad, familias donde hay un solo celular, la mamá o el papá salían a trabajar, el chico no se puede conectar. Hemos puesto algunas salas virtuales en los comedores, pero está claro que la desigualdad se ha ampliado. En un año común, después de las vacaciones de invierno, aumenta la deserción escolar, con lo cual, después de este año sin dudas van a haber más desigualdades. Hay un programa que se llama Acompañar, donde estamos varios ministerios involucrados, lo lleva delante Educación, en el que van a tener un rol clave los medios de comunicación, las iglesias, las organizaciones sociales, para acompañar que logremos que todos los chicos y chicas vuelvan a comienzo del próximo año a la escuela.

¿Qué se va a hacer concretamente?

Es ir casa por casa, articular, trabajar con los padres. Trabajar con cada escuela, cada centro de salud, cada merendero, ir cruzando datos, ir mapeando e ir a buscar a los chicos que no están en las escuelas.

¿Crees que el Gobierno puede revertir la desconfianza de los ricos, quejosos del aporte solidario, para que empiecen a invertir?

El aporte extraordinario es un hecho puntual. Estamos hablando de personas que tienen patrimonios por arriba de los 200 millones de pesos, y es pura justicia en un contexto de tantas dificultades sociales y económicas. Claramente este es un gobierno que genera condiciones para la inversión, para el crecimiento del sector privado, y la única manera de que se reduzcan sustancialmente la pobreza es que se amplíe la torta productiva y eso se da con un fuerte rol del sector privado. El hecho de haber resuelto el tema de la deuda con los bonistas privados, estar avanzando ahora con el FMI, de tener un presupuesto claro para el próximo año, son condiciones macroeconómicas que van colaborando en ese esquema.

Por último, quería preguntarte por la legalización del aborto porque vos estás a favor a pesar de ser católico.

Creo que es un tema de salud pública. Más allá de la convicción personal, la mujer que decide abortar no puede tener ningún tipo de penalidad, y eso es la despenalización. Y la mujer que decide abortar, por las razones que sea, tiene que hacerlo en las mejores condiciones sanitarias posibles, y eso es la legalización. Independientemente de la posición personal que uno puede tener, y de los consejos que yo he dado en mi vida a quienes me han preguntado sobre ese tema, es un tema de salud pública.

Este año se acompañó el proyecto con el Plan de Mil Días, como para que no haya ninguna mujer que aborte por cuestiones económicas...

Los mil días es acompañar todo el proceso del embarazo y hasta los 3 años. Primero acompañar el proceso de embarazo con la Asignación Universal por Embarazo, con la atención y el acompañamiento médico, luego de eso, con cuestiones básicas de tener el ajuar, lo básico en términos sociales y económicos en los primeros momentos del niño y de la niña, y acompañar todo el proceso hasta que entra al jardín. El proyecto de los mil días no tiene quien esté en contra.

A. R.

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