El FMI avaló la hoja de ruta de Milei y enviará US$ 2.000 millones pero pide más ajuste y reservas

El gobierno de Javier Milei sumó un respaldo clave en su estrategia económica: el Fondo Monetario Internacional aprobó la revisión técnica del acuerdo y autorizó un nuevo desembolso por US$2.000 millones. El visto bueno llegó tras destacar el cumplimiento de metas fiscales y de inflación, pero también vino acompañado de exigencias explícitas: más acumulación de reservas, menos regulaciones y más reformas en tres frentes sensibles —mercado laboral, inversión extranjera y comercio exterior—.
Con este nuevo giro, la suma total de desembolsos alcanzados en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF) llega a US$14.000 millones, tras completarse lo que el organismo calificó como “un hito inicial importante”. La cifra inmediata —1.529 millones de DEG, su moneda contable— se conoció a través del comunicado oficial difundido este jueves por el Fondo.
Desde el Directorio Ejecutivo del organismo hubo elogios para el rumbo adoptado por la administración Milei, particularmente por la consolidación fiscal, la caída de la inflación y la baja de la pobreza, aunque se trató de un respaldo con condiciones. El FMI alertó que el Banco Central no cumplió la meta de acumulación de reservas internacionales netas (RIN) y que la caída de divisas sigue siendo un factor de vulnerabilidad.
Sólo en la jornada de hoy, las reservas del BCRA cayeron en US$1.900 millones, un dato que matiza la narrativa oficial de éxito económico. Aunque el Fondo celebró que se hayan alcanzado otros objetivos del programa y se hayan implementado “medidas correctivas”, dejó en claro que el fortalecimiento de las reservas será central para las futuras evaluaciones.
Kristalina Georgieva, directora del FMI, elogió la transición hacia un régimen de mayor flexibilidad cambiaria y la flexibilización de controles, y afirmó que la Argentina “recuperó el acceso a los mercados de capital antes de lo previsto”. Sin embargo, advirtió que los diferenciales de tasas siguen siendo elevados, lo que impide una financiación sostenible en el mediano plazo.
En su mensaje, Georgieva pidió sostener el ajuste fiscal con nuevas reformas, sobre todo en el plano tributario. “Debe continuar la consolidación fiscal”, dijo, y exigió que cualquier nueva iniciativa de gasto cuente con una fuente de financiamiento asegurada. La prioridad sigue siendo clara: mantener el superávit primario.
La mayor dureza del comunicado estuvo en la enumeración de los frentes donde el Gobierno deberá “prestar más atención”. La lista incluyó reformas laborales para promover el empleo formal y facilitar la movilidad; incentivos claros y equitativos para atraer inversión extranjera directa; y una apertura comercial que reduzca los impuestos distorsivos a las exportaciones, cuando las condiciones fiscales lo permitan.
“Se deben intensificar los esfuerzos para desregular la economía, reducir las barreras de entrada y mejorar la gobernanza y la eficiencia del Estado”, subrayó Georgieva. También remarcó la importancia de una formulación ágil de políticas, planificación de contingencias y una comunicación clara, con el objetivo de ampliar el consenso social y político en torno al programa.
En los hechos, el aval del FMI permite al Gobierno mostrar un logro inmediato en su estrategia de estabilización, pero también refuerza el carácter condicional del vínculo: el programa económico está atado a exigencias permanentes de ajuste, reformas y disciplina fiscal.
Milei consiguió el desembolso, pero el mensaje es inequívoco: el Fondo respalda el camino trazado por el oficialismo, pero quiere más velocidad, más ortodoxia y más reservas. La pregunta es si esa hoja de ruta tiene, además de la aprobación técnica, el respaldo político y social necesario para perdurar.
JJD, con información de NA.
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