La inflación de julio fue de 4% y retomó la senda bajista después de la suba en junio
El Gobierno podrá festejar que retornaron a una tendencia decreciente de inflación. Luego de la aceleración de junio (de 4,2% a 4,6%), la suba de precios promedio de la economía fue de 4% en julio, en línea con el promedio arrojado por el Relevamiento de Expectativas de Mercado que realiza el Banco Central (3,9%). Sin embargo, la desilusión gira en torno de que no pudo perforarse el piso de 4%, mientras que en el Gobierno se entusiasmaban con un dato que empiece con 3.
Más allá de este detalle, lo más preocupante para el Gobierno seguramente sea el aumento de la inflación núcleo, es decir, aquella que deja de lado los precios regulados (en los que el Estado interviene, como las tarifas) y los estacionales (como las frutas y verduras o el turismo). Tras el estancamiento de junio (cuando se repitió el 3,7% de mayo), en julio creció a 3,8%.
A su vez, tanto la inflación acumulada en 2024 (87%) como la inflación interanual (263,4%) siguen en niveles sumamente altos. Durante julio, volvió a verificarse una inflación traccionada por el rubro Servicios (6,4%), frente a Bienes (3,2%), principalmente por los aumentos de los rubros salud, educación y recreación y cultura.
Si desagregamos por sectores, el que más aumentó fue Restaurantes y Hoteles (6,5%), impulsado por el contexto de vacaciones de invierno, y el que menos creció fue Prendas de vestir y calzado (1,6%).
Por encima del nivel general subieron los rubros “Vivienda, agua, electricidad…” (6%), principalmente por los incrementos de alquileres (el ICL que aún tiene impacto en algunos contratos subió en julio 9%), ya que la decisión fue postergar los aumentos de las tarifas para agosto. A su vez, el rubro Salud aumentó 5,8% vinculado a los aumentos en los medicamentos (que aumentaron 5,0% en general, y 7,5% la canasta PAMI), y la finalización de los topes de aumentos de las prepagas.
Por debajo del nivel general podemos destacar los rubros Transporte, que sólo crecieron 2,6% impulsada por el congelamiento de las tarifas de colectivo en el AMBA y el incremento de combustibles de 4% tras la decisión del Ejecutivo de postergar la actualización del impuesto a los combustibles. También es destacable el rubro Alimentos, cuyos precios crecieron 3,2%, principalmente por frutas y verduras.
La evolución de los precios tiene dos anclas claras: la recesión y el atraso cambiario.
Por más que el Gobierno lo niegue, la actividad económica continúa en un nivel muy bajo en relación al año anterior. Los principales sectores muestran caídas significativas: la industria produjo en el primer semestre de este año 16,1% menos que en el mismo período de 2023; las ventas minoristas no sólo se derrumbaron con respecto a un año atrás (-15,7%) sino que cayeron incluso con respecto a junio (-1,6%), y la construcción acumula en el primer semestre de 2024 un derrumbe de 32,7%. En este contexto, los márgenes para subir precios son sumamente reducidos.
El segundo factor explicativo del dato que hoy conocimos es la evolución del tipo de cambio. El dólar oficial siguió el ritmo previsto por el Gobierno de 2%, conteniendo los precios. Sin embargo, hubo movimientos en los paralelos. Si bien de punta a punta, el dólar CCL bajó 5%, si comparamos promedios mensuales, en julio el CCL subió 3%, dada la aceleración producida la primera quincena de julio -que desembocó en la decisión de intervenir en la brecha-. Por más que desde el Gobierno sostengan que el objetivo es controlar la cantidad de dinero, la preocupación fue que la inflación se dispare. Tras los anuncios, el ritmo de aumentos comenzó a desacelerarse.
Por eso, las preguntas hacia adelante pueden resumirse en estas dos: si la economía se reactiva como pretende el Gobierno, ¿se puede sostener una desaceleración inflacionaria? ¿Caputo va a seguir atrasando el tipo de cambio como ancla para contener los precios?
CB/JJD
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