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Opinión - Panorama económico

El juego del verdolaga

Alejandro Rebossio Panorama económico rojo

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Ni la serie coreana del momento “El juego del calamar” tiene que ver con Platense. Ni el juego del verdolaga del que vamos a hablar aquí guarda relación con Ferro. Es de supervivencia, pero de funcionarios, especuladores y ciudadanos en torno de las presiones sobre el verde, el dólar, que esta semana en su versión blue volvió a tocar su máximo anual, los $ 187, para bajar después a $186.

En el equipo económico consideran que la tensión en los tipos de cambio paralelos (blue, CCL, MEP, Senebi) se encuentra dentro de lo esperable en cualquier campaña electoral y cuando aún permanecen fondos del exterior con tenencias de títulos públicos que presionan para dolarizarse. Para controlar esa presión, altos funcionarios consideran que el ministro de Economía, Martín Guzmán, deberá ofrecer más tasa de interés en las colocaciones de deuda en el mercado local para conseguir un mayor financiamiento al creciente gasto público que le reclaman la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de Gabinete, Juan Manzur. “Guzmán tendrá que subir la tasa, nadie se quiere suicidar. Si sigue la tasa baja, no va a haber oferta, hay fondos del exterior que se quieren rajar”, opinan en el equipo económico. Advierten que el financiamiento del Banco Central tiene un límite legal -hay un tope que sólo puede ampliarse modificando su carta orgánica en el Congreso- y otro vinculado al impacto que el alza del gasto financiado con impresión de moneda provoca en el dólar paralelo y, por tanto, en una inflación del 51%.

La oferta privada de divisas en los mercados paralelos suele retraerse en esta época del año, igual que en el segmento oficial tras la cosecha gruesa de soja y maíz, y eso genera una mayor tensión, analizan en el equipo económico. Confían, de todos modos, en el poder de fuego del Central para mantener estable el dólar en el mercado oficial, que es la referencia principal para la actividad económica y los precios. Reconocen que eso es posible por lo que califican de “maná del cielo”: las reservas no estarían en el nivel actual (US$ 42.911 millones) si no fuera por el alza de la cotización internacional de la soja y la emisión de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) para asistir a todos sus miembros en pandemia. Sin embargo, los dólares paralelos influyen y pueden desestabilizar las expectativas, como ocurrió hace un año. La autoridad monetaria cerró septiembre asistiendo al mercado oficial de cambios con US$ 950 millones, lo que en esa dependencia consideraron valores históricamente bajos para el mes. El año pasado, en septiembre el Central asistió con 1.618 millones. En 2019, con 1.322 millones y en 2018, con 1.988 millones. Otros valores de referencia son los 1.874 millones en 2015, 1.161 millones en 2013 o 1.499 millones en 2011. “En septiembre, con el fin de la liquidación de la cosecha gruesa, los importadores son demandantes netos de divisas. Este año esa demanda se mantuvo históricamente alta, garantizando el ingreso de bienes de capital y los insumos necesarios para la actividad económica.También fue significativo a lo largo del mes el pago de importaciones de energía, por la afectación de la producción local por cuestiones climáticas. La tendencia de ventas de divisas se sostendrá en octubre y noviembre y para diciembre, con el ingreso de la cosecha fina (de trigo), el Central recuperará la capacidad de comprar divisas en el mercado de cambios”, se esperanzan en el equipo económico. Pero en el mercado hay quienes especulan con una devaluación después de las elecciones legislativas del 14 de noviembre.

“El dólar está competitivo, pero hay presión de un mercado que quisiera otro gobierno, otra política económica”, analizan en el equipo gubernamental. El tipo de cambio real (ajustado por inflación) multilateral (en relación al dólar, el euro, el yuan y el real) está en niveles similares a los que lo dejó la primera devaluación de 2018, aquella que llevó a Mauricio Macri a pedir el préstamo récord del FMI y que le costó el puesto al entonces presidente del Central, Federico Sturzenegger. Destacan como positivo que los gobiernos nacional y bonaerense se hayan “reiniciado”, con nuevos funcionarios con más experiencia en la gestión, y esperan que si logran reducir la brecha no cambiaria sino electoral con Juntos por el Cambio, el dólar pueda tener un mejor 2022, con más exportaciones de maíz y bienes industriales. Claro que en caso de que se repita una derrota contundente del Frente de Todos (FdT), temen una crisis política y económica. Ya hay ministros como el de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, que están trabajando para sostener la unidad y la gobernabilidad para responder a un eventual escenario catastrófico para el FdT.

Volatilidad

En el mercado de acciones y bonos, donde casi dos tercios de las operaciones buscan sólo dolarizarse, mantienen una visión menos optimista. “La volatilidad estará asegurada en las próximas semanas, dado el contexto en el que está Argentina, y el escenario externo”, arranca el último informe de Portfolio Personal Inversiones (PPI). “Hubo varios eventos que no sumaron para nada tranquilidad a los activos locales. Desde (la inmobiliaria) Evergrande en China, hasta el tema del límite de la deuda en Estados Unidos. En cuanto a lo local, partiendo de charlas con clientes de Nueva York, Londres u otros países, el denominador común es que todos están mirando el corto plazo y viendo cómo quedará el balance en el Congreso, tras las elecciones del 14 de noviembre, para entender cómo podrían comportarse las variables macro en la Argentina. La economía argentina está muy deteriorada. La venta de reservas por parte del Central es un elemento fundamental a monitorear, considerando que el país debe afrontar pagos con el FMI y hay mucha expectativa en torno a esta negociación. Incluso, si uno mira el panorama monetario en los últimos 15 días, todo fue emisión indirecta, vía planes sociales o transferencias a provincias. Hay un caudal de pesos que tarde o temprano, ejercerá presión sobre el dólar. Reinan así la incertidumbre y este sentimiento se refleja en el mercado y en las cotizaciones”, continúa PPI, que preside Paula Premrou. En otra sociedad de bolsa, Neix, cuyo CEO es Esteban Goyheneix, también advierten sobre el dólar en su último reporte: “La brecha tocó máximos del año, señal de que el mercado espera mayor gasto y emisión de pesos en el corto plazo. ¿Menos probabilidad de un ajuste brusco del tipo de cambio oficial porque puede debilitar al oficialismo? La fragilidad macro no permite descartar ningún escenario. Las reservas internacionales siguen drenando.... Estamos atentos a nuevas definiciones del Central sobre mayores controles de cambios en el corto plazo”.

Manzur le ha dejado claro al elenco gubernamental que hasta el 14 de noviembre toda la acción debe centrarse en mostrar “hitos que mejoren el resultado electoral”. Logró su cometido de que Guzmán le firmara un giro de $ 6.500 millones a gobernadores, intendentes y movimientos sociales para que la ayuda social se distribuya a la vieja escuela, con chapas, máquinas de coser o bolsones de comida para atender las necesidades de las personas en situación de pobreza que en las primarias no fueron a las urnas u optaron por el voto castigo. También se prevén fondos para remises, como los que faltaron en las primarias en barrios pobres como Cuartel Quinto, en Moreno. El jefe de Gabinete trabaja codo a codo con Katopodis y los ministros de Desarrollo Territorial, Jorge Ferraresi, de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, y de Agricultura, Julián Domínguez, que tuvo una semana hiperactiva en la que liberalizó exportaciones de carne vacuna y terminó de presentar el proyecto de fomento de la agroindustria que llevaba más de un año en gateras. Si el FdT acota la brecha respecto de Juntos por el Cambio, el jefe de Gabinete quedará fortalecido frente a Cristina Kirchner. Habrá que ver qué hace con Guzmán. Cuando era gobernador tucumano viajó a Estados Unidos y lo conoció en sus tiempos de investigador de la Universidad de Columbia. Si la derrota resulta tan grande como en las primarias, en el albertismo especulan con que la vicepresidenta desplace al trío de ministros de Economía, de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Trabajo, Claudio Moroni.

Por lo pronto, Guzmán abre la billetera, aunque no mucho -siguen sin anunciarse bonos para jubilados y beneficiarios de la asignación universal por hijo (AUH) ni un Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)-, y apura sus proyectos para alentar inversiones con rebajas impositivas. Su argumento consiste en que el país necesita dólares y crecimiento exportador para crear empleo y reducir la pobreza. A Manzur y los gobernadores les gusta esa agenda. Por eso, se aceleran los proyectos de leyes para fomentar no sólo la agroindustria sino también los hidrocarburos y el sector automotor. Pero el ministro de Economía también encuentra objeciones de los jefes provinciales: no sólo no le creen a su presupuesto 2022 basado en una meta de inflación del 33% sino que reclaman más subsidios al transporte público. Tensiones que afectan también a un ministro de Transporte, el massista Alexis Guerrera, que tiene una cartera loteada entre varios sectores del FdT y que se encuentra entre los que más subejecutó el presupuesto 2021. Son presiones que se suman a las kirchneristas por las subvenciones al gas y la electricidad que benefician a porteños y habitantes del conurbano bonaerense.

En la discusión del presupuesto también podrá discutirse sobre reformas impositivas necesarias para mejorar la progresividad. En el gabinete de Guzmán sostienen que el sistema ahora es más justo que en 2019 e incluso que en 2015: el gravamen a los bienes personales pasó de recaudar 0,3% del PBI al final del gobierno de Cristina Kirchner al 0,1% al terminar Macri y ahora llega al 0,7%, igual al aporte extraordinario a las grandes fortunas que se aplicó en 2021 por la pandemia. Eso sí, admiten que debería actualizarse el mínimo no imponible de Bienes Personales, que sigue en $ 2 millones (US$ 19.000 actuales) desde 2018. Debates trascendentales para mejorar la distribución en un país con 40% de pobres, pero que segura y desafortunadamente quedarán excluidos de una agenda dominada por las elecciones y el juego del verdolaga.

AR

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