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Misión casi imposible: encontrar una vivienda para alquilar a un precio acorde con el salario

Los inquilinos ya sacan cálculos sobre los alquileres que deberán pagar a partir de julio

Alejandro Rebossio

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Los propietarios de departamentos en alquiler en la ciudad de Buenos Aires están pidiendo un 64% más que hace un año, en incluso en algunos barrios el alza llega al 93%, como en Villa Ortúzar, y al 91%, como en Villa del Parque y Boedo, según los datos del portal de avisos inmobiliarios Zonaprop. Un departamento promedio de dos ambientes cuesta $ 40.000, con brechas desde 31.000 en Liniers o 33.000 en Villa Lugano hasta 47.000 en Villa Ortúzar o Palermo.

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Como los salarios aumentaron 40% en el último año, aquellos inquilinos que deben renovar su contrato o buscar otra propiedad se encuentran ante una difícil misión de encontrar techo donde vivir. “No es por la ley de alquileres, es por la inflación, me dice el propietario”, comenta Cristina Soca, inquilina de un PH de tres ambientes en Carapachay, partido de Vicente López. Esta empleada de una operadora de TV paga abona hasta ahora $ 33.000, pero el dueño quiere que el nuevo contrato se firme a 65.000. Lo máximo que le rebaja es a 60.000. Es decir, debería pagar 81% más. “Él me dice que en los últimos dos años el alquiler perdió contra la inflación, porque preveíamos una inflación del 35% anual, y ahora quiere recuperar. Pero a nosotros no nos aumentaron el sueldo como la inflación”, cuenta Cristina, de 39 años, que vive con su pareja y tres gatos. 

“No encontrás nada porque está caro y porque te piden un montón de exigencias: que no tengas gatos, conozco gente a la que no le admiten hijos, hasta te revisan el Facebook”, comenta Cristina. Encontró opciones más baratas, a $ 45.000 o 55.000, pero en pésimas condiciones: “Sin bidet. O con una ducha que si la abrís, te moja el inodoro. Con conexiones eléctricas viejas que no me permiten teletrabajar a mí ni a mi pareja. Con cañerías destruidas. O cuartos donde no te entra la cama. Buscaré algo hasta fin de mes y si no, nos vamos a tener que quedar pagando 60.000. Y entonces no vamos a poder ahorrar más para entrar algún día a un crédito hipotecario”.

Agustín Moscatelli, de 29 años, trabaja en una consultora y vive con su pareja en un dos ambientes de Villa Urquiza. “Los dos hacemos teletrabajo y queremos mudarnos a un tres ambientes acá o en Saavedra o Parque Chas. Estamos pagando 27.000 pesos, pero lo que vimos está a 60.000 o 70.000”, advierte Agustín. “De un mes a otro suben los precios un montón y te cambian las condiciones: ahora la mayoría no te acepta garantía de capital sino que te piden seguro de caución, con lo que necesitás como 200.000 pesos para entrar en cualquier lado, incluido el depósito. Tenés que ser millonario para alquilar”, lamenta. “Hay muchos departamentos que se reservan, pero después vuelven a ofrecerse porque los candidatos no cumplen con las condiciones”, agrega. Su contrato se vence en febrero y si no encuentra ninguna alternativa, se quedará en el dos ambientes, aunque no sabe cuánto le pedirán: “Quizás 35.000 o 40.000”. 

No sé con qué precio nos van a salir. Estamos averiguando en Lugano o Soldati, que es lo más barato de la Capital, o del otro lado de la General Paz, en Villa Celina, La Matanza.

Noelia Randisi Docente

Noelia Randisi, docente, alquila con su marido, camionero, y su hija un departamento de tres ambientes en Lugano. Quiere mudarse por la humedad de los techos y porque el edificio está tan deteriorado que los ascensores corren riesgo de clausura. En diciembre próximo vence su contrato. “No sé con qué precio nos van a salir. Estamos averiguando en Lugano o Soldati, que es lo más barato de la capital, o del otro lado de la General Paz, en Villa Celina, La Matanza. El problema es que nos piden entre 30.000 y 40.000 por mes y para entrar son 80.000 o 90.000. Si fuese algo que se puede sustentar, uno saca el crédito para pagar el adelanto, pero es imposible un alquiler tan caro con los sueldos que tenemos. La verdad, vamos a tener que quedarnos acá y pagar lo que nos pidan por este departamento que está lleno de humedad, que me hace mal a mi salud”, lamenta Noelia. 

En Del Viso, partido de Pilar, Silvia Dundo, empleada doméstica de 59 años, vive con una hija con discapacidad y una nieta a cargo en una casa por la que pagaba $ 11.500 hasta que en febrero venció su contrato. Se lo extendieron hasta el pasado día 1º a 22.000 mensuales. “Me están iniciando un desalojo. La propietaria me dijo que ella, cuando alquilaba, no preguntaba si había enfermos. Busqué una casita, pero necesito 160.000 para entrar. ¿Cómo hago si cobro 23.000 de básico y no llego a ganar nunca 50.000? Me piden un disparate. No sé qué voy a hacer, nunca imaginé quedarme en la calle. Espero que tengan piedad de tantas familias que no tenemos de dónde sacar dinero para alquilar”, ruega Silvia. 

Una alta fuente del Gobierno aseguró que se trata de un problema sobre todo porteño que debe resolverse “con regulaciones locales y subsidios al alquiler”.

El problema no es sólo porteño o del Gran Buenos Aires. También cunde en el interior. A María, de General Roca, provincia de Río Negro, se le vence el contrato el 30 de septiembre. A punto de recibirse de profesora de matemática, con un hijo de 13 años, paga por ahora $ 18.000. “Debería abonar 27.000. Mi intención es no renovar porque el propietario nunca arregló nada del departamento. Pero no encuentra nada porque los valores que son bastante altos o por las cantidad de requisitos que piden. Muchos no te reciben con hijos o mascotas, pero yo soy madre y tengo un perro. Varios me pidieron dos garantes. Sinceramente, no sé qué voy a hacer. Hace meses que ando en busca de alquiler y estoy cada vez más ajustada de tiempo. ¡Noches sin dormir pensando alternativas!”, confiesa María.

También hay familias que ya no pueden pagar más el alquiler y están bajo la amenaza del desalojo. Son los casos de Flavia Oviedo, de Puerto Madryn, o de Nancy Fernández, de José C. Paz. Flavia, con su marido desempleado y cuatro hijos, pagaba $ 20.000 por un tres ambientes hasta diciembre pasado y ahora no encuentra nada, no sólo porque les piden 30.000 por dos habitaciones sino por la falta de recibo de sueldo. “No tengo a dónde ir”, decía Nancy en marzo pasado en otra nota de elDiarioAR. Sigue igual. Además perdió su empleo en el buffet de un club y los propietarios la amenazaron con acuchillarla y secuestrarla y le cortaron el agua, la electricidad y el gas, servicios que recuperó gracias a una mano de sus vecinos. 

Algunos propietarios se quejan de la ley de alquileres de 2019, que votaron por consenso el Frente de Todos y Juntos, porque impide la actualización semestral y extendió el contrato de dos a tres años.

Algunos propietarios se quejan de la ley de alquileres de 2020, que votaron por consenso el Frente de Todos y Juntos, porque impide la actualización semestral y extendió el contrato de dos a tres años. Por eso, muchos retiraron sus inmuebles de la oferta de alquileres y los pusieron en venta, más allá del parate del mercado. Con la mira en las próximas elecciones legislativas, cinco candidatos del oficialismo consultados guardaron silencio cuando fueron consultados por elDiarioAR, mientras una alta fuente del Gobierno aseguró que se trata de un problema sobre todo porteño que debe resolverse “con regulaciones locales y subsidios al alquiler”. En la oposición, el postulante y economista Martín Tetaz, de Juntos, propone derogar la ley de 2019. Su colega, el libertario Javier Milei, impulsa una “desregulación total, no hay motivo para que el Estado se meta”. En cambio, el también economista y candidato Martín Hourest, de Alternativa Ciudadana, alianza de Libres del Sur y Socialistas, aboga por incentivos y penalización fiscal de las viviendas ociosas y provisión de garantía pública los alquileres, como partes de una política habitacional más amplia que asegure el derecho a la vivienda.

AR/WC

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