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Entrevista

Nicolás Gadano: “Más importante que el RIGI es tener un mercado único y libre de cambios permanente”

Nicolás Gadano, economista, experto en finanzas públicas e industria hidrocarburífera.

Juan José Domínguez

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Nicolás Gadano se refiere socarronamente al Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que ahora discute el Senado —con duras críticas de la oposición— como “Régimen de Tierra del RIGI”, en alusión al muy beneficioso Régimen de Promoción Industrial de Tierra del Fuego, que tiene 52 años de vigencia. Dice que estos esquemas legales de condiciones especiales para el capital privado no son nada nuevo en la Argentina, que lo que necesita, mucho más que el RIGI, es normalizar su economía.

En tal sentido, en una conversación con los periodistas Hernán Cappiello, Juanjo Domínguez y Ariel Cohen en su programa Gambito de Datos (Radio Con Vos), el economista jefe de Empiria Consultores, y experto en finanzas públicas y en la industria hidrocarburífera, sostuvo que la llave para la llegada de las inversiones es, más que el RIGI, levantar el cepo cambiario, objetivo respecto del cual el gobierno viene, a su criterio, muy demorado.

—En este escenario económico de recesión pero, a la vez, de corrección del déficit, ¿puede haber una reactivación? ¿De qué manera?

—Lo que todos o muchos estamos mirando es que hay una recesión por insuficiencia de demanda. Es decir, la demanda agregada es la suma del gasto público, el consumo privado, la inversión y las exportaciones. Es una identidad básica de la macro. Algunos de esos componentes o varios de ellos tendrían que traccionar esa recuperación en V tan dinámica que plantea el Gobierno.

—¿Y lo están haciendo?

—Veamos. En primer lugar, respecto del gasto público está claro que el Gobierno tiene una visión correcta, que es equilibrar las cuentas públicas. No tiene financiamiento voluntario el sector público, está bajando la obra pública brutalmente, de modo que no hay por ahí un impulso de recuperación de la demanda agregada. En segundo lugar, el consumo privado, que es lo más importante para mover a la economía en Argentina, una economía relativamente cerrada en cuanto a sus exportaciones —que es el cuarto punto—, está muy golpeado por la caída de los ingresos reales, debido a la devaluación y a la alta inflación de principios de año. Es cierto que eso está cediendo, pero los ingresos siguen muy bajos. Por lo tanto, parte del ingreso disponible para comprar otras cosas queda afectado por aumentos en los servicios públicos en general, la luz, el gas, el agua, el transporte, etcétera. Entonces, va a ser lenta cualquier recuperación que venga del lado de una mejora en el consumo privado. En tercer lugar, la inversión: hasta que no salgamos del cepo no se va a recuperar, y ahí viene bastante lento el Gobierno.

—El Gobierno dice que para la salida del cepo aún falta.

—Si no hay salida del cepo es muy difícil que haya inversiones. Las compañías que vienen de afuera y que podrían contribuir con fuerza a la inversión extranjera directa, las energéticas, por ejemplo, lo primero que preguntan es: si yo traigo plata a la Argentina, ¿la puedo sacar? Es algo bastante básico. Y la demora en la salida del cepo no termina de definir un tema que está en discusión todos los días, que es cuál es el tipo de cambio real que va a tener Argentina. Es decir, qué costos en dólares va a tener. Todo el esquema cambiario sigue siendo muy controlado, muy restringido, no hay un único precio. Entiendo los motivos del Gobierno, pero no avanzar hacia un mercado único y libre de cambios genera muchos costos también, especialmente en la inversión.

—¿Por qué el Gobierno no levanta el cepo?

—Es cierto que originalmente con el cepo extremo de [Sergio] Massa se estaban ya acumulando desequilibrios muy grandes, que nosotros podíamos decir de stocks. Es decir, la cantidad de pesos encepados respecto de las reservas negativas que tenía el Banco Central. Salir del cepo era verdaderamente temerario en ese momento. Ahora este gobierno avanzó en consolidar más reservas, en reducir el peso de los pasivos del Banco Central, pero, a su vez, se desaprovechó lo que podría haber sido un proceso gradual de aprovechamiento de esa mejora concreta y objetiva para ir levantando las restricciones que hoy operan sobre los mercados de cambios: que si uno va al MEP, o al CCL, no puede volver al oficial, o restricciones sobre las importaciones que están calendarizadas, ni qué decir de utilidades. El Gobierno es lento en eso, porque el cepo le permite tener una brecha baja y tiene un impuesto PAIS vigente, alto y distorsivo. Por eso el temor es que el Gobierno se empiece a sentir cómodo con el cepo.

—Necesita abrir el cepo para que vengan las inversiones.

—No solamente para recibir inversiones sino para dar un paso crucial: que la economía argentina se normalice. Nadie en el Gobierno supone que la economía argentina va a poder crecer con cepo. Uno empieza a pensar en los flujos: en un mercado cambiario sin cepo el tipo de cambio se va a ubicar en un nivel que equilibre esos flujos libres de pagos por importaciones, cobros por exportaciones, la cuenta de servicios, la cuenta de turismo, por ejemplo. Entonces, a veces cuando el Gobierno dice: no, esto llegó para quedarse, el 2% de crawling peg va a seguir así hasta fin de año, supongamos. Bueno, aún con los escenarios optimistas de inflación, el tipo de cambio real, si vamos al 2% en el oficial, llegaría a fin de año muy bajo, es decir, con un peso muy apreciado. Y ahí, si salimos del cepo, las cuentas externas, ya no los stocks, las cuentas de flujos, de lo que son las importaciones y exportaciones, pueden quedar muy desequilibradas porque Argentina puede quedar muy cara en dólares.

—Pero el Presidente dice que no hay atraso en el tipo de cambio.

—Es cierto que esto que llamamos tipo de cambio real de equilibrio, y en eso tiene razón Milei, nadie sabe de cuánto es. Tampoco él, aunque puede mirar la serie del Banco Central del tipo de cambio multilateral y hacer los cálculos. En realidad, la posición del oficialismo de defensa de su gestión, de que no hay ningún atraso, suele basarse en una idea, que es “no mires para atrás porque lo que viene es totalmente distinto, porque Milei es un gobierno diferente y la Argentina va a ser diferente”. Bueno, eso es una promesa. Pero este gobierno ni siquiera logró que le voten una ley todavía...

—¿Pudo ver la letra del famoso RIGI, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones?

—Sí, con unos amigos le decimos el Régimen de Tierra del RIGI.

—Bueno, ahí nos dio un anticipo de lo que piensa.

—El RIGI tiene una gran cantidad de gastos tributarios. ¿Qué son los gastos tributarios? Bueno, que alguien va a pagar 25% impuesto a las Ganancias en vez de la tasa general del 35%, que alguien no va a pagar impuesto al cheque porque se le va a tomar todo a cuenta de Ganancias...

—Muchas ventajas.

—Todas las ventajas que tienen los regímenes promocionales. Entonces, la pregunta sería por qué para estos y no para los demás. Yo soy bastante escéptico, especialmente en la Argentina, de esas herramientas. Pero en general cuando hay un régimen promocional en el cual el Estado renuncia parcialmente a cobrar un impuesto, un arancel, o establece condiciones preferenciales, es a cambio de algo, hay un objetivo de política. Por ejemplo, poblar una región o fomentar un sector específico. Al respecto, uno de los últimos fue para la Economía del Conocimiento, que es un sector que ha crecido muchísimo en Argentina, una gran sorpresa positiva. Estos regímenes son para promover el empleo o la tecnología. Algo. En el caso del RIGI no hay nada a cambio. Es simplemente: bueno, si invertís más de tanto te voy a dar una serie de condiciones que el resto de las empresas no tienen. Hay una parte del RIGI que es paradójica, que es la libre disponibilidad de divisas. O sea, vos armás un proyecto que tiene por delante muchísimos años, en el que les prometés a unos inversores que les vas a dar libertad respecto del cepo, pero entonces la pregunta que nos hacemos es: ¿vos pensás mantener el cepo 20 años?

—¡Claro!

—O sea, lo que hay que hacer es sacar el cepo para todos, no sólo para los que entren al RIGI. Y eso, además, es lo que transmitió Milei.

—El RIGI es una suerte de régimen extraterritorial. Invertí, que no te regís por las leyes del resto de los mortales.

—Sí, no sé si diría extraterritorial. Ellos dicen: esto es hacia donde queremos ir. Que el impuesto a la Ganancias sea más bajo, que no haya impuesto al cheque, bla, bla, bla. Bueno, ¡entonces vayamos hacia ahí! De manera consistente y pareja, igualitaria para todos. ¿Por qué les vamos a dar a algunos el privilegio? Además, ¿por qué a alguien que invierte US$210 millones le vas a bajar el impuesto a las Ganancias al 25% y eso es mejor que dos proyectos de US$130 millones que van a tener que pagar 35% igual que el resto? La verdad, no tiene mucha lógica, para mí.

—¿Estarán pensando en inversiones determinadas, ya acordadas, medio a medida?

—Se está pensando mucho en minería, en energía, como para acelerar esas inversiones con un régimen especial. Pero para mí es mucho más importante consolidar la estabilización y avanzar hacia un mercado único y libre de cambios permanente que dar otra ventana de condiciones excepcionales como es el RIGI. Miren: en petróleo y gas ya hubo muchas excepciones de ese tipo y, después, la mayoría de las veces las empresas ni siquiera pueden acceder a ellas porque viene otra ley que dice que se deroga la otra ley. No, pero yo tenía estabilidad fiscal. No, bueno, andá en la Justicia, qué sé yo. La Argentina ya prometió muchas veces ese tipo de cosas.

JJD

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