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Stiglitz defendió la segmentación de tarifas y los impuestos a las empresas que más ganan y acusó a Pfizer de extorsión

Stiglitz y Fernández, en una cena anoche en Olivos.

Alejandro Rebossio

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Aunque ya no esté más Martín Guzmán en el Gobierno, su padrino económico Joseph Stiglitz sigue influyendo. En la apertura de sesiones ordinarias de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) en el Centro Cultural Kirchner, Alberto Fernández dijo que su ex ministro era discípulo del Premio Nobel y de la economista ítaloestadounidense Mariana Mazzucato, ambos presentes por ser expositores en la misma cita. Después le tocó a hablar a Stiglitzy defendió la segmentación de tarifas, una de las medidas que Guzmán dejó en marcha antes de renunciar, después de dos años y medio batallando con el cristinismo.

Por la tarde, Stiglitz y Mazzucato volverán a exponer junto con Guzmán en la universidad donde el ex ministro de Economía ha vuelto a dar clases, la de La Plata.

De bastón para caminar, el Nobel estadounidense de 79 años también criticó la “extorsión” la farmacéutica Pfizer por el uso de la patente de la vacuna contra el Covid-19 que, según él, condenó a muerte a miles de latinoamericanos que no accedieron a tiempo a inocularse. Felicitó al gobierno de Fernández por su dura negociación antes de firmar el contrato con esta empresa norteamericana. También reivindicó la necesidad de gravar a las compañías que más están ganando en la economía mundial actual, las retenciones a la soja y negó que esquemas tributarios progresivos disminuyan sino que contribuyen a las inversiones, el empleo y la economía. Abogó por industrializar las materias primas, pero advirtió que ahora es más valioso aún concentrarse en los servicios de la economía del conocimiento, al tiempo que recomendó combatir la inflación con subas de tasas de interés que no sean exorbitantes y que terminen hundiendo la actividad por años.

Aquí algunos tramos de su exposición:

Las fronteras importan

“Quiero comenzar con el énfasis que pongo en la necesidad de políticas industriales”, dijo Stiglitz. “La primera es una de las cosas que ha quedado muy clara en los últimos años: las fronteras importan. Durante las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial hubo un gran esfuerzo para tratar de movilizar al mundo y pretender que las fronteras no importaban. Francis Fukuyama habló sobre nuestra mudanza a un mundo del fin de la historia, donde todos seríamos democracias liberales y economías de libre mercado. Un aspecto donde vimos de una manera muy fea que las fronteras importaban fue el apartheid de vacunas que practicaron Estados Unidos y Europa, el resultado fue que Estados Unidos y Europa pusieron las ganancias de las compañías farmacéuticas, incluida Pfizer y Moderna, sobre la vida de los pueblos de América Latina. Y las estadísticas que se presentaron describen que la región representa casi el 30% de las muertes mundiales, mientras que tiene solo el 8,4% de la población mundial. América Latina sintió las consecuencias del apartheid de las vacunas con más fuerza que cualquier otra región. Quiero felicitar a la Argentina por plantarle cara al intento de extorsión que efectivamente es una tergiversación de Pfizer y la revisión de su exigencia de precios escandalosos, de la exigencia de secreto en las compras, donde una de las cosas por las que han estado trabajando todas las democracias es la apertura de contratos. Argentina tuvo mucho éxito en conseguir finalmente las vacunas. Pero ahora el problema es que hemos pasado de las vacunas a las pruebas y el tratamiento.”

Economía del conocimiento

“La segunda cosa de la que quería hablar en términos de políticas industriales es que ha habido un cambio muy importante en la estructura de la economía global. En Estados Unidos, la industria manufacturera sólo es el 9% del PBI”, alertó el Nobel. “Por lo tanto, las políticas industriales del siglo XXI deben reflejar el hecho de que nos estamos moviendo hacia un sector de servicios y una economía basada en el conocimiento. Todavía es importante promover, asegurarse de que haya que los países obtengan todo el valor agregado de sus recursos naturales, como el litio, al que se refirió el presidente (Fernández)”, se refirió el economista al discurso inaugural del jefe de Estado, con quien además cenó anoche en Olivos. “Pero al mismo tiempo, se debe reconocer que gran parte de lo que se tendrá que hacer se dirigirá a las nuevas estructuras del sector de servicios y la economía basada en el conocimiento. Algo de esto se está haciendo en algunos de los países de la región, pero no en muchos otros. Y creo que eso abordaría algunos de los problemas de productividad.”

Una reivindicación a la segmentación de tarifas

“Lo tercero es que hay que tener mucho cuidado en el diseño de políticas industriales. En el pasado, a veces se han utilizado no para promover nuevas industrias sino para proteger industrias antiguas. A veces los subsidios han resultado en efectos distributivos que benefician a los que se encuentran en la parte superior de la distribución, empeorando la desigualdad. Un ejemplo de eso son los subsidios a la energía en la Argentina, que son masivos, y si esos recursos fueran redirigidos de mejor manera gradualmente, podría tener un efecto muy grande”, reivindicó el Nobel la segmentación de tarifas y subvenciones a la energía y al agua según los ingresos de los hogares, tal como comenzó por aplicar Guzmán y amplió su sucesor, Sergio Massa.

La “renta inesperada”

Más adelante se refirió al dilema de la inflación y pidió en ese sentido gravar más a los que más ganan, como propuso también el ex ministro de Economía con su naufragado proyecto de ley de gravar la renta inesperada por la guerra. “Hay, en cierto sentido, un corredor angosto de política. Uno no quiere tener una austeridad que sumerja a la región en una recesión o desaceleración. Tampoco se quiere tener una inflación desenfrenada que presentaría otra serie de problemas. Y entre esos dos vas a estar loco. Navegar entre esos dos va a ser difícil. Pero permítanme decir que creo que es posible y voy a hablar sobre algunos de los elementos de lo que se debe hacer para mantener el gasto, proteger a los vulnerables y promover los tipos de agenda de los que se ha hablado”, se refirió Stiglitz a los temas que plantea la CEPAL como prioritarios como educación, salud, transición energética o revolución digital.

“El Gobierno va a necesitar ingresos. Y este es un momento en el que hay muchas oportunidades para aumentar los ingresos. Ha habido enormes ganancias inesperadas incluso cuando la pandemia y la inflación han ejercido una enorme presión sobre las personas comunes y las personas de abajo. Algunas empresas han estado ganando miles de millones y miles de millones de dólares y no los han gastado en inversiones para aumentar la productividad. Por lo tanto, se necesitan impuestos sobre las ganancias inesperadas de base amplia en muchos países. Mi opinión es que los recursos naturales de un país pertenecen al país, a la gente del país y muchos países no tienen impuestos adecuados sobre las rentas de los recursos naturales. Muchos países no tienen una fiscalidad suficientemente progresiva. No gravan las ganancias de capital, o cuando gravan las ganancias de capital o la herencia las gravan a tasas más bajas. Y en muchos países hay una evasión fiscal masiva. Permítanme dejar en claro que creo firmemente que con el tipo de reformas que acabo de describir, uno puede tener aumentos significativos en los ingresos y de hecho promover la inversión, promover el empleo y obtener una economía más fuerte. Argentina debe haber impuestos a la exportación de soja y otros productos agrícolas porque eso reduce el precio a nivel nacional y reduce el estrés para los ciudadanos comunes. Sé que ha habido cierta resistencia política, pero sigue siendo la política adecuada.”

Tasa de interés por las nubes

Algunos países están elevando sus tasas de interés a niveles exorbitantes, tasas de interés reales a niveles que en realidad acabarán con la economía”, advirtió Stiglitz sobre diversos ejemplos en el planeta, incluido Estados Unidos y otros de Latinoamética. “Y tendremos otra década perdida o dos décadas perdidas -se refirió a la llamada década perdida latinoamericana de los 80-. Así que quiero enfatizar eso, que se necesita más espacio fiscal, pero no se excedan con la inflación. No solo es exagerado. Es contraproducente. Va a aumentar la inflación en esta circunstancia actual”, concluyó, en contraposición a la sugerencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) al equipo de Massa de subir aún mas el costo del dinero.

Los Chicago Boys

Quizá teniendo en cuenta la derrota de las derechas en las elecciones presidenciales de los últimos años en México, Colombia, Perú, Chile, la Argentina y en la primera vuelta de Brasil, Stiglitz se entusiasmó para concluir que “el neoliberalismo, los chicos de Chicago, que tienen tanta influencia en esta América, ojalá su influencia esté llegando a su fin”. Habrá que ver qué pasa con el balotaje brasileño y con el desempeño del PRO y los libertarios en 2023, cuando prometen restaurar una agenda de privatizaciones de empresas y jubilaciones, reducción del gasto público y de los impuestos y flexibilización laboral.

“El conjunto de ideas está muerto no solo en América Latina, sino también en los Estados Unidos. Estamos teniendo discusiones en todo Estados Unidos sobre dónde está la agenda económica posneoliberal. Existe un amplio consenso en que el crecimiento ha sido más lento y los beneficios de ese crecimiento han sido menores y se han ido de manera desproporcionada, casi exclusiva, a la gente en la cima y eso es parte de la historia de la desigualdad. En América Latina, el crecimiento ha sido cada vez más bajo y la desigualdad ha sido cada vez más alta. Por lo tanto, existe la necesidad de un nuevo modelo económico. Como parte de ese modelo, debe centrarse en el hecho no solo de la redistribución, sino que lo llamamos redistribución prehistórica, cambiando las reglas del juego de manera que conduzcan a una mayor igualdad y un mayor dinamismo. Parte de eso es, por ejemplo, cambiar las leyes fiscales de las que hablé antes. Pero parte de esto son leyes de competencia más estrictas. En muchos países latinoamericanos hay una concentración excesiva de poder de mercado en muchos mercados.”

AR

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