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Raíces Entrevista

Julián Venegas: “Ramón Ayala, además de la belleza, tiene un mensaje muy vigente”

El cantor rosarino Julián Venegas apuesta por el trabajo en equipo

Claudia Regina Martínez

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Ya sabemos que Rosario es cuna de infinidad de artistas originalísimos. Julián “Chula” Venegas no es la excepción. Este cantor y compositor nacido en 1984 armó una carrera interesantísma basada en la tradición de la canción popular pero dándole aires nuevos.

Tiene grabados varios discos como solista -Río Arriba (2021), Choques (2020), De barcos y derivas (2018)- pero ahora está centrado sobre todo en dos proyectos colectivos con los que está recorriendo el país y, pronto, algunos otros lugares del mundo.

Uno es Ambulantes, que comparte con José Santucho, y el otro es Garupá, un trío que integra junto a Joel Tortul en piano y Homero Chiavarino en acordeón, que se dedica a celebrar la obra del gran compositor misionero Ramón Ayala.

Con el primero, dedicado a los oficios callejeros urbanos, estará en unos días en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires (el viernes 25 en El Alambique de CABA con Turica Doncel, el sábado 26 en Sede APM de La Plata con el dúo Wagner-Taján, y el domingo 27 en la Asociación Cultural Arte y Vida, en Martín Coronado, PBA).

Esta charla con elDiarioAR tuvo lugar poco después de la presentación de Garupá a sala llena en el Centro Cultural Borges, en un concierto que terminó en ovación de pie de todo el público.

-¿Cómo te convertiste en cantor o cuándo supiste que querías dedicarte a esto?

-Canto desde desde chico. Recuerdo que la maestra ya de nivel inicial me ponía delante de los compañeros para cantar. Y me acompañó el canto toda mi vida desde el vamos. Tuve la suerte de que era una actividad naturalizada en mi familia. Canta mi viejo, mi vieja, cantaban mis abuelos maternos, mis abuelos paternos, mis hermanos. Después pasó que estaba tan naturalizada la actividad que me costó verla como posibilidad de laburo o forma de vida. Y esa fue una decisión que me llevó más tiempo. Probé otras carreras, otros laburos. Y si bien los resultados eran buenos, nunca llegaba a sentirme bien, a tener una proyección en las actividades que encaraba. No me veía a largo plazo. Y sí me veía a largo plazo en la música. Estudié mucho guitarra también y otras cosas, un poco de percusión, pero principalmente canto. Todo se ordenó alrededor del canto. Me di cuenta que si tenía que ponerme a pensar cuál era el eje ordenador musical de mi vida era el canto. Me reconozco como cantor. Todo lo que hice complementa eso. Y en cuanto a género ordenador de lo que hago dentro de la música, que es un es un campo amplísimo, es la canción, la canción popular.

-¿Y la composición viene desde el principio también o llegó más tarde?

-Más tarde. Recuerdo primeros intentos de canciones a los 20 años. Voy siempre como cabalgando entre el ser intérprete de canciones prestadas o ser intérprete de mis propias canciones. Cuando me mandé a hacer canciones, caí también en esa presión de tener que estar produciendo con cierta constancia o periodicidad. Y después me di cuenta que disfruto mucho también de interpretar y que podría justamente ir intercalando entre canciones que voy haciendo y canciones que me gusta cantar, siempre dentro de conceptos o intentando buscar conceptos para unir las canciones o para armar repertorios. Y eso como una herramienta de construcción de identidad o de apropiación en el mejor de los términos de las canciones que yo interpreto. Si las junto alrededor de un concepto, me parece que hay más posibilidades de que se logre esa apropiación.

-En tus discos te importa bastante que quede en claro de dónde sos.

-Últimamente vengo hablando de eso en las clases que doy particulares y en talleres y también lo uso como recordatorio personal. Me gusta trabajar un canto situado, lo más situado posible. Porque también por popular uno puede recurrir a un montón de géneros. Lo popular es muy vasto y no queda exento de pisotones culturales. A veces dentro de la música popular -que está bien dicho; no es que esté mal dicho- se comete el error reduccionista de hablar de jazz, rock, pop, blues y un montón de géneros populares, pero que son foráneos, de otros lados. No son los nuestros. Entonces eso también influye a la hora de cantar, a la hora de decir, en los fraseos. Y todas son variables que tengo en cuenta a la hora de apropiarme de las canciones para hablar desde mi situación, desde mi situación geográfica, mi situación comunitaria, mi situación como parte de un grupo de colegas con los que me vengo formando hace un montón de tiempo, compañeros de proyecto, maestros, obviamente. Y trato de que el repertorio que yo elija esté en sintonía con esa historia, en definitiva. De todas formas, me encantan canciones estándar de jazz. El otro día hicimos con una banda de acá de Rosario un tributo a Chet Baker, que es un vientista de Estados Unidos. Y me gusta hacer eso, pero por gusto musical, digamos. Ya no tiene que ver más con un lugar situado desde donde canto. Y eso está también. Me hace bien cuando me permito esas cosas también.

-¿Y alguna vez sentiste la necesidad de trasladarte a Buenos Aires para vivir de la música?

-No me pegó ese mandato de lleno, la verdad. Soy parte de una generación que tiene la posibilidad de otros circuitos, de difusión sobre todo. Es una de las cosas buenas que tienen las redes, el acceso a internet. Y eso me parece que nos relajó en ese sentido. Sigue siendo una vidriera principal Buenos Aires. Sigue siendo importante estar ahí de vez en cuando, pero se pueden construir también circuitos alternativos. Por lo pronto, yo lo creo así. Muchos amigos también piensan así. Y también está la otra realidad de que Rosario no es un lugar que no tenga posibilidades de seguir creciendo a nivel de producción o circuitos culturales. Tengo la suerte de haber nacido en una ciudad que tiene mucho potencial, que ya tiene tradición musiquera y que puede todavía dar mucho más al respecto. Y también me siento parte de esa construcción acá en mi ciudad. No es como otras ciudades demográficamente importantes como Buenos Aires. No es como otras capitales donde puede haber más circuitos de trabajo, pero tampoco es un lugar que no tenga recursos.

-Hablemos de los dos proyectos que lanzaste el año pasado y con los que seguís ahora. Por un lado, Ambulantes. ¿Cómo es ese proyecto? ¿Cómo surgió?

-Con Santucho compartimos amistades, gustos musicales e intereses, también respecto a determinadas temáticas sobre las cuales escribir. Y como músicos populares encontrarse con la temática de los ambulantes, con un concepto que gira en torno a esos trabajadores y trabajadoras, fue como encontrarse con un tesoro, como dar con una motivación y entusiasmo para producir que estamos buscando constantemente. Los dos nos sentimos muy atraídos por esa posibilidad. Nos dimos cuenta también de que, además de las ganas que teníamos nosotros, no era un repertorio que hayamos escuchado. No dimos con repertorios completos dedicados a eso. Entonces nos resultaba también novedoso en ese sentido. Sí a lo mejor repertorios dedicados a laburantes rurales pero no urbanos. Él cayó a mi casa una noche del año 2021, si mal no recuerdo. Y guitarreando en el patio él me mostró unas canciones que tenía relacionadas a ese concepto. Yo ya venía cantando una canción a los churreros, que está escrita por un amigo. Había hecho un audiovisual también usando el pregón del chatarrero. Y cuando llega José ya con cuatro canciones relacionadas a ese concepto, cayó así medio naturalmente la certeza de que íbamos a terminar haciendo un disco. Lo que tiene la canción popular es que -o por lo menos los criterios que compartimos con José relacionados a la canción popular- te mete en un trabajo de investigación. Vos querés hablar de algo o querés saber un poco para escribir una canción y realmente resonar en una comunidad que pueda escucharte y tenés que ponerte a estudiar, a leer, a comer churros o lo que sea que te empiece a meter más de lleno en la temática. Y ahí arrancamos con esas canciones y nos pusimos también a producir un poco más. José escribió la mayor cantidad de las canciones. Yo metí mano en tres. Después pedimos prestadas otras canciones a colegas amigos. También es parte de ese repertorio una canción de Jaime Roos que es “El grito del canilla”, que le hicimos un arreglo a dos voces, y otra de Emilio Magaldi, que es “El afilador”, un vals, creo que de mitad del siglo 20, que también lo adaptamos a a la estética que queríamos para este disco. Es un proyecto con una temática muy vigente porque atraviesa generacionalmente a mí, a mi sobrino, a mi viejo, a mi abuelo, a mi bisabuelo. Es re loco eso, ¿no? Que esos oficios sigan resistiendo o insistiendo en el pregón, en lo territorial, en la manufactura, en prescindir de los avances tecnológicos. Es un concepto realmente muy transversal.

- Y siguen girando con ese disco, ¿no?

- Sí. Tenemos esas fechas en Capital Federal y La Plata y vamos a hacer temporada acá en Rosario de vuelta. Entre las cosas que vengo construyendo están estas ganas de construir otro tipo de consumo de la música, que viene más del teatro independiente, que hace temporadas. Claro que hay diferencias entre las dos ramas del arte. Una cosa es la música y el consumo masivo y gratuito de la música y la disponibilidad gratuita de la música y otra, el teatro, que tenés que ir. Si te gustó la obra, tenés que volver a verla y pagar una entrada. Pero fuiste a ver un grupo de música y te gustó y después es darle play a una plataforma de reproducción online. Y eso no es lo mismo que pagar una entrada. Al músico le significa mucho menos eso. Así que con Ambulante estamos pensando también en esa forma de presentarnos. Ya lo hicimos el año pasado, durante todo el mes de octubre. Este este año va a ser durante todo septiembre en ese formato de temporada acá en Rosario.

-Además estás con Garupá, dedicado a la obra de Ramón Ayala. ¿Cómo se les ocurrió?

-Ramón es parte del cancionero popular argentino y litoraleño y parte de las guitarreadas. Está presente en todos lados. Es uno de los artistas más importantes del siglo 20, sin lugar a dudas. Vasto en toda su producción. Pintor. Escritor. Músico. Y cada uno, tanto Joel como Homero como yo, siempre lo abordamos de alguna u otra forma. En una guitarreada o en repertorios grabados de cada uno. Por otra parte, los tres venimos de barrios musicales distintos, pero sí relacionados a la música popular. Joel viene más del palo del tango. Homero viene más del palo de la de la música litoraleña y de la cumbia. Y yo más del palo de la canción. Estábamos con ganas de hacer música popular, de armar un grupo, pero no sabíamos qué hacer. Lo veníamos pensando ya hacía un tiempito. Y se nos ocurrió que Ramón Ayala podía ser un gran denominador común. Los tres le tenemos una gran admiración. Nos parecía que las canciones de Ramón también tienen una generosidad que se dejan intervenir, con respeto, pero se dejan intervenir. Y los tres también, como músicos populares que somos, sentimos ganas de meternos en ese trabajo que viene haciendo Liliana Herrero, por ejemplo, de trabajar la vigencia de algunos mensajes. Y pensamos también que Ramón, además de toda la belleza que tiene a nivel sonoro, tiene un mensaje muy vigente. Sus canciones pueden ser comprendidas incluso por nuevas generaciones. Así que nos mandamos en ese laburo de trabajar esa vigencia, de darle nuestras herramientas y una sonoridad que viene de esos barrios musicales que nombré hace un ratito, como para también sumarnos a ampliar el espectro de escucha de Ramón Ayala. Para nuestra generación y para las generaciones que siguen. Y así fue como nace Garupá, que también tiene una proyección larga. La vigencia de Ramón se sostiene por un mensaje, sobre todo, muy profundo, muy comprometido con su tierra, con los laburantes de su tierra, con su paisaje, muy ecologista, con todo lo que está significando esa palabra hoy. Entonces, con más razón nos dieron ganas de trabajar a Ramón.

-¿Y cómo trabajaron los arreglos, que son bellísimos?

-El que tiene más naturalidad para arreglar en tiempo real, te diría, es Joel. Lo bueno que a él se le viene la idea, la comparte y entre los tres le vamos dando forma y orientando esas ideas. También se nos ocurren cosas a Homero y a mí, pero principalmente el que más agarra esa manija es él. Después Homero es muy importante en cuanto al criterio litoraleño. Como se crió en Paso de los Libres, tocó en un montón de festivales de chamamé, hay cuestiones de criterio que van más allá de las habilidades técnicas de un instrumentista, que está bueno siempre tener ese marco. Por eso es tan importante Homero. Y además toca el acordeón, la guitarra, canta. Entonces nos da muchas posibilidades. Y en mi caso tomo las decisiones interpretativas, o sea, cómo me apropio de las letras de Ramón, cómo las fraseo, cómo trato de hacer una apropiación del mensaje para decirlo a mi manera, con otro tiempo, también con otro timbre de voz, que quizá pueda resonar mejor en las generaciones de ahora o en las que vengan. Esas decisiones las tomo yo. Y entre esos tres criterios se va acomodando la estética de Garupá.

-¿Ramón escuchó el trabajo?

-Sí, lo escuchó. Nos mandó mensajes de audio. Garupá viene justo a salir en un momento en donde Ramón está más limitado de movilidad e incluso también se lo puede visitar menos. Está en un momento de fragilidad física. Pero, sí, le hicimos llegar el material. Le gustó mucho, así que estamos re contentos nosotros.

-¿Cómo sigue tu 2023?

-Garupá y Ambulantes van a estar seguro, incluso produciendo cosas nuevas. En ambos casos nos pareció apropiado arrancar con un disco con repertorio contundente y numeroso y ya una vez hecho eso quizás subirnos a las modalidades de ahora, que son más de sacar un single y un video. Con ese antecedente de un cuerpo de canciones ya robusto y abundante, nos sentimos cómodos en el nuevo formato de ir sumándole de a poco otras canciones que vayamos produciendo. Con Ramón tenemos para hacer un millón de canciones más. Nos interesa hacer un trabajo de canciones que no son tan conocidas. En el primer disco nos parecían ineludibles los clásicos de Ramón. Pero después tiene otras canciones que son tan bonitas como esas pero no tan conocidas, y tenemos ganas de hacerlas. Y después con la temática ambulante, lo mismo. Vamos a seguir produciendo. Tenemos ahí picando oficios nuevos. Por ejemplo, cocacolero de cancha. Tenemos una canción que la estamos calentando. También tenemos letra y música del oficio de muralista, que está creciendo un montonazo. Acá en Rosario tiene una fuerza increíble. Hay una letra nueva que le tengo que poner música que me la pasó José de los carritos de choripanes y de hamburguesa. Todas cosas que son indicadores de las ganas de seguir haciendo en los dos grupos. Probablemente publique además un disco nuevo mío en estos meses. Son canciones que quedaron como al costado de estos dos proyectos, que tienen que ver con los tiempos de cuarentena y de pandemia. Si hay un denominador común entre Garupá, Ambulantes y ese disco es la necesidad de complicidad, de trabajar en equipo, de salir un poco de la cuestión solista, de producir con amigos. Y este disco que voy a publicar tiene mucho de eso: la mayoría de las canciones están hechas en parcería con otras personas.

-¿Y te vas a Europa?

-Nos vamos a ir con Garupá a la Expo Iberoamericana de Música en Portugal, a mediados de octubre. Y después nos vamos a quedar trabajando por ahí, por la región, por Portugal, por España, seguramente. Estamos armando la gira. Así que presiento que esos proyectos merecen atención para lograr una expansión linda. Siempre alguna aventura solista voy a tener porque toco la guitarra y canto. Pero Garupá y Ambulantes son los proyectos que van a seguir andando el año que viene y van a ser, seguramente, el eje principal.

“Raíces” fue un programa radial dedicado a la música de raíz de Argentina y Latinoamérica que la periodista entrerriana Blanca Rébori condujo durante más de 30 años en diferentes emisoras. Titulamos esta columna con ese nombre en homenaje a su labor.

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