¿Por qué en primavera aumenta el deseo sexual?
“La primavera la sangre altera”: existe la creencia generalizada de que en primavera se produce un aumento del deseo sexual. Si bien es complicado para la ciencia determinar si se trata solo de una sensación o si sucede realmente, y en tal caso cuáles son sus causas y razones específicas, existen estudios que han indagado en la cuestión y han hallado algunas pistas para procurar entenderlo.
Al parecer es cierto: en primavera el deseo sexual aumenta, y la clave estaría en la luz del sol. A partir del equinoccio de primavera los días son más largos que las noches, lo que hace que en general todos estemos expuestos durante más tiempo a la luz natural. Como consecuencia, el cuerpo produce mayor cantidad de vitamina D, un compuesto que -además de ser imprescindible para absorber el calcio y fortalecer los tejidos óseos- está asociado con la presencia de testosterona en la sangre.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad Médica de Graz, en Austria, analizó a 2.299 hombres y comprobó que los niveles más altos de vitamina D en la sangre coincidía también con los de testosterona, la más importante de las hormonas sexuales masculinas (pero que también está presente y desempeña un papel importante en las mujeres). Este es uno de los motivos por los cuales la libido aumenta cuando el sol brilla más tiempo en el cielo, después de los meses de invierno.
Más sol y menos estrés igual a más deseo sexual
Hay quienes esgrimen razones evolutivas para explicarlo. La tarea de sobrevivir a la dura temporada de fríos era mucho más difícil para nuestros antepasados si carecían de pareja o compañía. Por eso, de acuerdo con esta hipótesis, se adaptaron mejor los individuos que, a partir de la primavera y durante los meses de buen tiempo, se sintieron más compelidos a encontrar alguien con quien estar. De modo que la fiebre de primavera no sería algo novedoso, sino que tendría muchos milenios de historia.
El efecto positivo de la exposición a la luz solar no se reduce, claro está, a la producción de vitamina D. Tomar sol hace que el cuerpo libere endorfinas, un neurotransmisor que provoca la sensación de satisfacción y felicidad. Y que además actúa a través de la misma vía que la heroína y otras sustancias similares, lo que lleva a la tolerancia y a la dependencia, es decir, a la adicción, al menos en roedores. Así lo revelaron los resultados de una investigación publicados en 2014 en la revista especializada Cell.
El caso es que las endorfinas llevan a estar de mejor humor y, por lo tanto, a reducir los niveles de estrés y ansiedad. Y se sabe que el estrés es el principal inhibidor del deseo sexual. La luz del sol, por cierto, también propicia la liberación de serotonina y otras sustancias relacionadas con el placer. De hecho, existe el llamado trastorno afectivo estacional, un tipo de depresión relacionado con la falta de luz en las regiones con inviernos demasiado oscuros. El buen humor y el consiguiente aumento del deseo sexual que ocasiona la llegada de la primavera se podría graficar como el caso opuesto a ese trastorno.
El olfato, una clave en el deseo sexual
Otro elemento que se postula como posible factor que contribuye con esta suerte de despertar sexual en primavera tiene que ver con el olfato. Con el calor aparece el sudor y se potencian los olores corporales, los cuales están relacionados con la búsqueda de pareja sexual,según un estudio de la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, publicado en la revista Nature en 2016.
Existen unas sustancias llamadas antígenos leucocitarios humanos (conocidos como HLA, por sus siglas en inglés), presentes en la superficie de casi todas las células de los tejidos humanos. Al igual que los peces, los pájaros y el resto de mamíferos, los humanos tendemos -por razones evolutivas- a buscar parejas con HLA lo más diferentes posibles a los propios, ya que de esa manera el sistema inmunitario de la descendencia se torna más fuerte y resistente.
Lo hacemos sin darnos cuenta, por supuesto, y por medio de los olores: es el olfato el que nos revela qué personas nos “convienen” para procrear y, en consecuencia, lo que nos lleva a sentirnos atraídos por ellas. Según los investigadores alemanes, los HLA “intervienen en el comportamiento de los seres humanos”. Algo que sería más notorio en primavera.
De hecho, desde hace tiempo la industria de los cosméticos comercializa perfumes a base de feromonas, sobre el supuesto de que ayudarían a ligar más. Si bien hasta ahora no se ha comprobado -ni mucho menos- su eficacia, la ciencia no descarta que la idea tenga fundamentos.
La alimentación y la ropa también ayudan
Por lo demás, hay otros factores que también coadyuvan a que la primavera sea una época de despertar en el deseo sexual. Uno de ellos está dado por la alimentación. Como las temperaturas aumentan, muchas personas reducen las comidas calóricas y contundentes en sus dietas para optar por platos más ligeros.
Mientras las primeras tienden a generar mayor pesadez y somnolencia, estos últimos contribuyen a sentirse proactivos. En relación con esto, muchas frutas y verduras alcanzan su punto justo de maduración cuando empieza la primavera, lo cual también fomenta su consumo. Y no es menor en este sentido el hecho de que, como las temperaturas no son tan bajas, comenzamos a usar menos ropa.
Partes del cuerpo que durante los meses de invierno permanecen ocultas por capas de abrigo, en primavera quedan a la vista o, al menos, se sugieren sus formas. Este hecho por sí mismo puede no parecer tan importante, pero sumado a todos los anteriores se termina constituyendo una suerte de cóctel de razones que parecen explicar la vieja frase: “la primavera la sangre altera”.
C.V.
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