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Preocupación en el oficialismo brasileño Elecciones en Brasil 2022
Bolsonaro quiso despegarse de un aliado que se resistió a un arresto con granadas y se complica el final de la campaña

Jair Bolsonaro

Eleonora Gosman

San Pablo, Brasil —

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“¿Qué tengo que ver yo con Roberto Jefferson? Tengo varios amigos por todo Brasil; si alguno hace una estupidez, ¿qué tengo que ver con eso? ¡Por el amor de Dios!”. Esa fue la posición del presidente Jair Bolsonaro durante una entrevista concedida a un medio brasileño, sobre el caso que conmueve el país. 

El esfuerzo del jefe de Estado está enfocado ahora en sustraerse de su antigua relación con el político brasileño, líder del Partido Laborista Brasileño, quien ayer fue detenido en Río de Janeiro por un destacamento de la Policía Federal. El ex diputado se resistió a la prisión con ráfagas de ametralladora y granadas de mano, con el saldo de dos agentes heridos y uno de los móviles con 20 impactos de balas.

Anoche, en una “live” de YouTube, el mandatario llegó a afirmar que ni siquiera “hay una foto de él conmigo”. Bastó que esa frase repercutiera en los medios para que aparecieran decenas de imágenes, publicadas por las redes sociales, donde se ve al gobernante junto a Jefferson, inclusive en el Palacio del Planalto. Eso reveló que el político del PTB tenía el ingreso liberado en la casa de gobierno.

Lo cierto es que, en el momento en que la policía logró entrar en la residencia del ex legislador (en Río de Janeiro) se vio a los agentes conversar con él, con tranquilidad y sin asperezas. Inclusive le llegaron a decir que estaban allí dispuestos a “hacer lo que pida”. Esa fue la instrucción que emanó del ministro de Justicia Anderson Torres, enviado especialmente por Bolsonaro a la localidad fluminense para negociar una salida a la crisis institucional generada por el episodio.

Antes de entregar las armas, Jefferson declaró ante los agentes: “No aceptaré ser abandonado” por el presidente. Si el presidente es reelecto, el domingo próximo, el ex diputado dijo que espera “la retribución a su fidelidad”. El recado llegó rápido a su destinatario: el comité de campaña del bolsonarismo; es en ese círculo de asesores donde más temen las reacciones que podría tener Jefferson sin percibiera algún tipo de abandono. Recuerdan que el político tiene poder de fuego mediático, tal como demostró en la época del “mensalao”. En aquel entonces, durante el primer gobierno de Lula da Silva, denunció un esquema que habría montado el Partido de los Trabajadores para la “compra” de votos en el Parlamento. 

El nerviosismo que reina en el cuartel general bolsonarista fue evidente la noche de este lunes, en una entrevista de la prensa con dos personajes claves en el entorno presidencial: Fabio Wajngarten, jefe de campaña, y el ministro de Comunicaciones Fabio Faria. Ambos buscaron desviar el interés periodístico por este resonante caso, pero no pudieron evitar que los periodistas los interrogaran sobre el tema. Y ante el bombardeo de preguntas en esa dirección, decidieron abandonar el encuentro sin dar ninguna clase de respuesta. 

Según el analista Roberto Toledo, uno de los errores del presidente fue actuar tarde frente a los hechos, “cuando percibió que estaba perdida la batalla por intentar transformar a Jefferson en víctima”. Como consecuencia de esa reacción “aquellos aliados que simpatizan con la idea de quebrar el orden democrático saben ahora que no podrán contar con la ayuda del presidente si la situación se implica. Bolsonaro se torna no confiable”. Para el especialista, es posible que el presidente brasileño “no pierda electores por causa de este atentado; pero le será muy difícil conquistar nuevos votos”.  No es un detalle si se piensa que aun aquellas encuestas con mejores resultados para el jefe de Estado le dan una diferencia mínima de 4% con Lula, lo que representa la necesidad de cosechar los favores de más de 6 millones de votantes. 

El líder petista declaró el lunes en una conferencia de prensa, en la que estuvo presente este medio, que los acontecimientos de ayer “avergüenzan al país, que tuvo un prestigio alto en el mundo”. Sostuvo, también, que su oponente Bolsonaro “tiene un vínculo estrecho con Jefferson”. Cuando los periodistas indagaron si temía una reacción violenta del Planalto en caso de victoria suya, Lula replicó: “Sinceramente espero que el presidente me llame por teléfono y me felicite”.

EG

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