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Primera presidencia de izquierda de la historia de Colombia - Análisis

Los cien días de Gustavo Petro

El presidente colombiano Gustavo Petro habla durante una conferencia de prensa en la Casa de Nariño, en Bogotá, por los primeros 100 días de su gobierno iniciado el 7 de agosto de 2022.

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Las medidas adoptadas por el primer gobierno de izquierda de Colombia durante sus cien primeros días ofrecen una primera versión de cuánto hay de vuelos innovadores y cuánto de pistas de aterrizajes en la gestión del ex guerrillero llegado al Palacio de Ñariño el 7 de agosto. “Es historia lo que estamos escribiendo en este momento. Una historia nueva para Colombia, para América Latina, para el mundo”, dijo Petro en su primer discurso después de conocer los resultados que lo declararon ganador por el 50,44%  de los votos en el balotaje presidencial del 19 de junio. Las asertivas palabras de Petro que expresan la convicción y a vez la promesa  de “una historia nueva”  a toda otra anterior. El ‘cambio’ anunciado como principio y fundamento de su  programa de gobierno se ha constatado tanto en la conformación de su gabinete, su discurso, los enfoques de las políticas públicas,  como así también en los símbolos -desde la recuperación de la espada del Libertador Simón  Bolívar en el acto de investidura-  y en los interlocutores del  presidente Petro que cuenta con el apoyo cercano o superior al 50% del país que lo eligió según las confiables encuestas de la Invamer y la del Centro Nacional de Consultoría

“El gobierno de Petro cambió la élite dominante en Colombia”,  sostiene el analista Héctor Riveros. “Están mandando otros, con una lógica distinta a las de las élites y eso en términos de legitimidad política del sistema es un avance gigantesco”. Su equipo de gobierno refleja más cercanamente la composición étnica, política, regional y etaria del país y el solo recambio en el poder ha legitimado las instituciones y la democracia. 

La narrativa y las acciones del presidente  

El presidente Petro en sus declaraciones diarias refuerza  el mensaje de “cambio” en los temas donde tiene poco margen de maniobra debido a las existentes restricciones presupuestales, institucionales o políticas. Estos obstáculos no le han impedido desde el mismo inicio de su gestión, proponer y llevar a cabo enfoques diferentes en casi todas las políticas públicas.

La política criminal ha dado  un giro de 180 grados respecto al Plan del ex presidente derechista Iván Duque  “El que la hace, la paga”. En  seguridad, progresivamente disminuyeron  los indicadores de incautaciones, homicidios y masacres según los datos proporcionados por el Centro de Datos DELFO de la Universidad de Externado. Y en política social, se han instrumentado ingresos solidarios y bonos para 2 millones de colombianas y colombianos en situación de pobreza y pobreza.

Respecto a las drogas, el gobierno ha presentado un nítido alejamiento de las políticas represivas del consumo. El presidente Petro propuso el 11 de agosto ampliar la legalización del cannabis. “Hablemos: ¿Qué pasa si se legaliza el cannabis en Colombia sin licencias? Como sembrar maíz, como sembrar papa”, dijo el primer mandatario durante un encuentro con alcaldes del suroeste del país, donde abundan las plantaciones ilegales de marihuana. A la vez que se decidió suspender la erradicación de los campos de coca  en las zonas remotas del país y centrarse en interceptar los envíos de cocaína, al mismo  que se incentivó el trabajo en cultivos legales.

“El principal cambio que necesita Colombia es dejar de ser uno de los países más desiguales del mundo” difundió -con motivo de los 100 días de gobierno por redes sociales-  la vicepresidenta afrocolombiana Francia Márquez, quien pondera el proyecto de ley para la creación del Ministerio de la Igualdad y Equidad que estará a su cargo, aún sin asignación de presupuesto.

El logro de una megacoalición

El presidente Petro ha logrado una  coalición de gobierno, mayor que la del ex presidente Juan Manuel Santos, que se basó en acuerdos programáticos  para impulsar la Ley de Víctimas.  No faltan quienes observan que su éxito fue a “punta de mermelada”, como decía el mismo Petro cuando era oposición. 

Un intercambio  de cargos en los ministerios y concesiones. O la muestra en acción de una política  pragmática. Que los hechos corroboraron en la aprobación del Congreso, sin muchas concesiones, de reformas difíciles: la Reforma Tributaria - con la que se pretende recaudar el año próximo 20 billones de pesos (unos 4.000 millones de dólares) para “la igualdad y la justicia social”. El Acuerdo  Escazú que establece estándares de protección más altos para la defensa de la vida de los ambientalistas  y garantizar su derecho de participación  en asuntos ambientales. La Ley de Paz Total  que autoriza al ejecutivo para  negociar con grupos armados y organizaciones del crimen organizado como la temida banda el Clan del Golfo

La Paz Total, legado y prioridad del gobierno

“Este es el gobierno de la vida y de la paz, y así será recordado” resaltó Petro en su discurso de 21 páginas pronunciado el día de asunción, el 7 de agosto.

En estos cien días, reactivó la negociación con el Ejército de Liberación NacionalELN), sancionó la Ley 418 para poder negociar no solo con esta guerrilla sino también con las disidencias -incluida la del desertor Iván Márquez- e incluso con organizaciones criminales y narcotraficantes.  El anuncio del cese del fuego de diez grupos, anunciado por Danilo RuedaComisionado de Paz, ha logrado una disminución de homicidios, un alivio humanitario en varias regiones e incluso un sentimiento colectivo de paz en sitios como Buenaventura, el primer puerto de Colombia, estigmatizado por la violencia

Dialogismo y polifonía

Gustavo Petro -quien durante la campaña gustó mostrarse como una figura decisivamente confrontativa-  en sus primeros 100 días ha ejercido un gobierno más ‘habermasiano’, en el sentido deliberativo, dominado por los debates, las invitaciones al diálogo y los pactos. Dos veces mantuvo conversaciones  con el ex presidente Uribe y llegó a un mega-acuerdo con Fedegan, la federación de ganaderos que muchos petristas consideraban  el brazo empresarial del paramilitarismo.

El gobierno ha puesto sobre la mesa múltiples debates, varios de ellos intocables hasta hace poco. Desde el modelo económico hasta el servicio militar obligatorio y los ascensos militares pasando por el rol de la Banca o el racismo. A la vez, los Diálogos Regionales Vinculantes con la participación y propuestas de miles de colombianos para ser incorporadas en el Plan de Desarrollo.

Desde que asumió la presidencia, Petro ha demostrado que su prioridad son los sectores populares y que quiere gobernar desde ‘abajo’ y de la mano de las comunidades. En la subregión del Catatumbo, donde propuso establecer “la capital de la paz en Colombia” y otros escenarios, invitó a los cocaleros a formular su propuesta para una nueva política de drogas. La política de seguridad se está elaborando a partir de los insumos que le están dando al ministro de DefensaIván Velázquez,  las comunidades de los sitios más azotados por los grupos ilegales. 

Algunos de estos diálogos y debates han forzado acuerdos con el status quo, como el “Pacto por la Justicia Tarifaria” que afianzó la reducción del 2,7 por ciento en las tarifas de factura de energía después de que el gobierno  amenazara con intervenir la Comisión de Energía y Gas (CREG).

Un gobierno dialoguista pero también polifónico: si cada ministro difunde en Twitter los cambios de paradigma que propone, otros actores de poder van tomando decisiones efectivas. Los fondos de inversión internacionales, políticamente agnósticos, reaccionan a la menor señal de que Colombia pueda incumplir los pagos de los 171 billones de pesos que les debe el gobierno en TES, los  títulos de deuda pública una de las mayores fuentes de financiación del gobierno emitidos por la Tesorería General de la Nación.

Los sectores populares empoderados

El primer mandatario Petro le propuso a los afiliados  de ACOPI, el gremio de las pymes, una “alianza público-popular” (a diferencia de las alianzas público-privadas de sus antecesores) y anunció que invertirá una parte significativa de los 20 billones que recaudará con su tributaria en capitalizar el Banco Agrario para que invierta en la “economía popular”: los comerciantes informales, los negocios unipersonales y la pequeña agricultura. En contraste con ese compromiso con lo popular, durante estos tres meses su gobierno se ha mostrado crítico ante el sector empresarial. A los banqueros los responsabilizó de la existencia del “gota a gota”. Respecto a la industria minero-energética (principal financiador del Estado),  ¿“qué es más venenoso para la humanidad,  la cocaína, el carbón o el petróleo? interpeló en los altos funcionarios reunidos en la  Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 21 de septiembre.

Colombia, verde que te quiero verde  

Durante los primeros 100 días, Gustavo Petro ha logrado transmitir al país (y al mundo, donde ha demostrado su voluntad de liderazgo en este tema) la urgencia de la crisis climática, el debate contemporáneo por excelencia. Su discurso en el marco de la COP27 -donde exhortó  priorizar a la humanidad frente a las multinacionales- se hizo viral. 

En el marco de este propósito programático, se encuentra la mega apuesta por el campo en  el acuerdo de compra de tierras a la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán), cuyo costo evaluado por  minAgricultura superará  60 billones de pesos. La concreción del acuerdo no será fácil  en  un país que es mayoritariamente urbano y donde cada vez es más difícil encontrar jóvenes que quieran trabajar en el campo. La prioridad del gobierno a la “industrialización” no incluye por ahora  la economía digital, de tecnologías de información y de servicios,

Las relaciones con Venezuela

Después de tres años de silencio diplomático,  por iniciativa del presidente Petro, los gobiernos de los países caribeños Colombia y Venezuela reanudaron sus relaciones bilaterales. El primer gran paso de acercamiento entre Caracas y Bogotá fue la reapertura de la frontera binacional para el transporte de mercancías en septiembre. A principios de noviembre,  el viaje de Petro  a la capitalina Caracas para reunirse con su par venezolano, Nicolás Maduro fue la primera visita oficial de un presidente colombiano en casi una década.  

En el marco de su estrategia de seguridad, Gustavo Petro quien apuesta por el apoyo de Caracas -que en anteriores negociaciones con las FARC tuvo peso decisivo- pidió al presidente Maduro que sea  “garante” de los  diálogos de paz con el  ELN.

En la Cumbre 27 de la Conferencia de las PartesPetroMaduro y su par de Surinam, la ex Guayana Holandesa, Chan Santokhi, presentaron una ambiciosa protesta para proteger la Amazonía, la mayor región de bosque tropical del planeta que se encuentra en riesgo por deforestación e incendios en los últimos años y por la cual Colombia se ha comprometido a  entregar 200 millones de dólares anuales durante 20 años para su  conservación.

La ideología no es cárcel de larga duración

Sin ejercer ‘venganza’  contra el uribismo; con el desmonte gradual del subsidio a los combustibles y la reforma tributaria como primera reforma, la política seguida por el presidente Petro se alejó de un populismo de izquierda como vaticinaron algunos. Ha reiterado, también, su oposición a la inclusión de una extensión de su mandato  en la reforma política desmintiendo  los pronósticos de algunos opositores respecto a su continuidad en el poder.

En otro plano de su gestión, los contrapesos institucionales han funcionado. Los partidos tradicionales que integran la megacoalición, se opusieron al indulto a Primera Línea (que beneficiaría a los manifestantes detenidos durante el estallido social de 2021) y la ganancia ocasional del 35 por ciento. La junta del Banco de la República ha subido las tasas en contravía de lo que quería el presidente y la de Ecopetrol mantuvo a Felipe Bayón como presidente de la entidad. 

A pesar de que en cuanto a la corrupciónTransparencia por Colombia en su balance “Cien días de Gustavo Petro ¿en qué van las promesas anticorrupción?” apuntó que  “el discurso anticorrupción que primó en la campaña electoral aún no ha sido correspondido con una visión y una estrategia anticorrupción igualmente visible”, el temor principal que no ha logrado disipar Petro es que su propuesta de cambio de modelo económico vía desincentivos a la industria minero-energética, las responsables de la filiación y prestación obligatoria de Salud (EPS) y los fondos privados de pensiones -en una coyuntura mundial complicada- se lleve por delante la economía. “La economía ha sido una protagonista en diferentes niveles durante los primeros 100 días de Petro”, reflexiona Francisco Miranda, director del diario económico Portafolio. Anota que es “paradójico” que siendo una de las economías que más crece este año en América Latina (al 7%) la percepción de empeoramiento de la situación económica individual y del país es generalizada como lo revelan las entrevistas a jefes de hogar de la encuestadora Pulso Social DANE.

AGB

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