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AL FINAL, NO ERA TAN ASÍ

Drácula y Frankenstein en guerra por el nuevo orden financiero internacional

En los próximos días Estados Unidos podría aprobar una ley impulsada por Trump para la creación de un marco regulatorio de las "stablecoins”.

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Quizás me equivoque, pero si me apuran, diría que una mesa de póker en Las Vegas no es el lugar más propicio para pensar políticas sociales. Igual, se trata de Estados Unidos, y allí todo es posible.

La escena —real, años atrás— tuvo de protagonista al devoto senador republicano Ted Cruz. En un juego de póker, se encontró con el inversor tecnológico Brad Gerstner, quien le comentó su idea de crear una cuenta bancaria de inversiones para los recién nacidos en el país. La idea le fascinó a Cruz, quien fue uno de sus grandes impulsores, y ahora tendrá la chance de transformarla en ley en el Senado del país.

Si lo logra, cada bebé nacido entre el 31 de diciembre de 2024 y el 1 de enero de 2029 en Estados Unidos recibirá una cuenta bancaria con 1.000 dólares. “Dentro de diez años, cuando un chico de diez años abra la app en su móvil y mire su cuenta, ya no pensará en las grandes y malvadas corporaciones, sino que dirá: 'Eh, tengo 100 dólares en Apple. Tengo 75 en Boeing. Tengo 50 en McDonald’s'”, declaró Cruz al Financial Times.

El creyente senador piensa que esa política convertiría a “cada nuevo chico en un capitalista”. No habría que advertirle —para su tranquilidad— que, según Elon Musk, el mundo camina a la extinción de los niños. Justamente por el capitalismo, aunque eso sí que no lo dijo el creador de Tesla.

La noticia de la flamante ley es un buen síntoma del protagonismo de las finanzas en la agenda de los últimos días. Una serie de acontecimientos que muestran, por un lado, la expansión amenazante de las finanzas; y, por otro, el advenimiento de un nuevo escenario en el que el mundo cripto le ha declarado la guerra al tradicional sector de los bancos.

En los próximos días, el Senado de Estados Unidos podría aprobar la llamada Genius Act (Guiding and Establishing National Innovation for US Stablecoins Act). Una ley impulsada por el presidente Donald Trump para la creación de un marco “regulatorio” de las denominadas “stablecoins” (criptomonedas estables).

A grandes rasgos, la Genius Act obliga a los emisores de stablecoins a mantener reservas equivalentes en dólares estadounidenses o activos de bajo riesgo. Asimismo, se impide que estas monedas digitales ofrezcan rendimientos o intereses a sus tenedores, y se establecen auditorías regulares y normas contra el marketing engañoso.

Para explicarlo de manera concreta, el exministro de Economía de Grecia y gran crítico del neoliberalismo, Yanis Varoufakis, señala que este nuevo régimen puede conducir a un sistema monetario paralelo, donde monedas digitales privadas, respaldadas por grandes empresas tecnológicas y vinculadas al dólar, compitan con las monedas emitidas por bancos centrales, como las de China, India y potencialmente la eurozona.

Esto, además, conllevaría una posible pérdida de control estatal sobre la política monetaria y la estabilidad financiera, al delegar funciones clave en entidades privadas.

La proyección de Varoufakis calza de manera muy precisa con el contexto político de la Casa Blanca y con los intereses de la familia Trump. Desde hace un tiempo, el exmagnate, ya condenado por fraude, advirtió sobre la pérdida de poder del dólar como moneda de referencia en el mundo. En los últimos años, China, pero también el resto de países que integran los BRICS, han dado pasos para crear monedas alternativas al dólar en sus intercambios económicos.

Con ese panorama, Trump piensa que las criptomonedas —que tienen amplia difusión en Estados Unidos— podrían ofrecer un sustituto o eventual aliado del dólar, e, incluso, allanar el camino para la creación de un nuevo orden financiero internacional. Lo dicen abiertamente sus hijos y funcionarios.

Esta semana, durante uno de los mayores encuentros criptos del mundo, en Las Vegas, los dos hijos mayores del mandatario norteamericano, Eric y Donald Trump Jr., desearon la muerte del orden bancario internacional y llamaron a crear un nuevo orden basado en las criptomonedas. “Odio usar la palabra ‘odio’, pero sinceramente, me encantaría ver desaparecer a algunos de los grandes bancos. Honestamente, se lo merecen”, señaló Eric.

Las transacciones con criptomonedas son más “rápidas”, “baratas”, “seguras” y “transparentes”, afirmó tajante el hijo de Trump, a quien habría que preguntarle qué opinión le merece el fraude con $LIBRA, que ya investiga la justicia de su país e involucra al presidente Javier Milei.

Probablemente, no le importe. La familia Trump está destinando buena parte de sus negocios al mundo cripto. Algunos más que controvertidos, como el lanzamiento de una memecoin de su padre —$TRUMP—; pero también la creación de una “stablecoin” llamada USD1, o la reciente y alucinante creación de un fondo para invertir en Bitcoin, que planea recaudar US$3.000 millones de inversores privados a cambio de acciones y bonos emitidos por la propia empresa de Trump.

Aunque el presidente estadounidense y sus acólitos son uno de los grandes impulsores de las criptomonedas, no se trata de cuatro gatos locos. BlackRock, el mayor administrador de capitales del mundo, también se manifestó a favor de impulsar el mundo cripto; mientras que, según el sitio web BitcoinTreasuries.net, entre principios y finales de mayo, el número de compañías que adquirió Bitcoins pasó de 89 a 113. El dinero invertido por empresas en esa criptomoneda equivale a 88. mil millones de euros.

Por si alguien lo olvidó, claro que Elon Musk, Peter Thiel y Mark Zuckerberg, entre otros grandes dueños de tecnológicas, creen que el futuro del dinero tiene a las monedas digitales como protagonistas. Y a ellos, por supuesto, como algunos de los principales creadores de ese nuevo instrumento financiero.

Con este renovado impulso de la Casa Blanca y la fiebre habitual con que se mueven las finanzas (y el mundo en general), no sorprendería que el universo cripto tome por asalto la economía en los próximos años. Es cierto que el sistema bancario tradicional intentará no perder el trono financiero. Bien dará la pelea, bien se plegará al nuevo orden adquiriendo parte de esos nuevos capitales digitales.

La disputa promete ser interesante, aunque los ciudadanos parecen obligados a elegir entre dos poderosos villanos: Drácula, como representante de la élite bancaria internacional, y Frankenstein, como manifestación del monstruo cripto que se encuentra en pleno desarrollo.

¿Qué pasará en los márgenes del mundo mientras se redefine el orden económico? Probablemente, el presidente Milei vea el advenimiento de las criptomonedas con buenos ojos. No necesariamente por su controvertida fascinación con las cripto, sino, más bien, por esa tendencia suya a reducir el universo a lo que sólo sus ojos ven. Después de todo, los tenedores de criptomonedas en Argentina deben ser muchos menos que los pocos que guardan dólares debajo del colchón.

DTC

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