El exprimer ministro israelí Ehud Olmert, sobre el plan de Netanyahu para Gaza: “Es un campo de concentración”

El exprimer ministro israelí Ehud Olmert considera que la “ciudad humanitaria” que el actual ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, ha propuesto edificar sobre las ruinas de Rafah, en el sur de Gaza, equivale a un campo de concentración, y que obligar a los palestinos a entrar allí sería “limpieza étnica”.
En una entrevista con The Guardian, Olmert señala que Israel ya está cometiendo crímenes de guerra en Gaza y en Cisjordania y que la construcción de ese campo supondría una escalada. “Es un campo de concentración, lo siento”, responde el ex primer ministro cuando se le pregunta sobre los planes expuestos la semana pasada por Katz, quien especificó que, según su plan, los palestinos no podrían salir de Rafah, salvo para ir a terceros países.
Katz ha ordenado al ejército que empiece a redactar los planes operativos para la construcción de la llamada “ciudad humanitaria” sobre las ruinas del sur de Gaza con el objetivo de albergar, en una primera fase, a 600.000 personas; y luego, a toda la población palestina.
“Si [los palestinos] son deportados a la nueva ‘ciudad humanitaria’, se podrá decir que esto forma parte de una limpieza étnica; todavía no ha ocurrido”, dice Olmert. También asegura que esa es “la interpretación inevitable” ante cualquier intento de crear un campo para cientos de miles de personas.
Olmert, que fue primer ministro de Israel entre 2006 y 2009, no considera que la actual campaña de Israel constituya limpieza étnica, hasta la fecha. Según defiende, evacuar a los civiles para protegerlos de los combates cumple con el derecho internacional, y los palestinos han regresado a las zonas en las que terminaron las operaciones militares [un criterio que no comparten juristas y organizaciones como Human Rights Watch, que considera que lo que Israel denomina “evacuación” constituye un desplazamiento forzoso y, por tanto, un crimen de guerra].
Tambaleantes negociaciones
El proyecto del ministro de Defensa cuenta con el respaldo de Benjamin Netanyahu, el primer ministro de Israel. El rechazo del Gobierno israelí a retirar al ejército de la zona que Katz prevé para el campo se ha convertido en un factor de desequilibrio en las tambaleantes negociaciones para un acuerdo de alto el fuego, según informaciones de medios de Israel.
Olmert no considera creíbles las afirmaciones del Gobierno de que el plan es una forma de proteger a los palestinos, habida cuenta de los proyectos de construcción de asentamientos israelíes en la Franja y los meses de retórica violenta en los que varios ministros han hablado de “limpiar” Gaza.
“Cuando construyen un campamento en el que [planean] ‘limpiar’ a más de la mitad de Gaza, la interpretación inevitable de esta estrategia es que no se trata de salvar [a los palestinos]; es para deportarlos, empujarlos y destruirlos; al menos yo no veo otra cosa”.
Cuando construyen un campamento en el que [planean] ‘limpiar’ a más de la mitad de Gaza, la interpretación inevitable de esta estrategia es que no se trata de salvar [a los palestinos]; es para deportarlos, empujarlos y destruirlos; al menos yo no veo otra cosa.
Crímenes contra la humanidad
Abogados y académicos israelíes especializados en derechos humanos han descrito el plan como un proyecto para cometer crímenes contra la humanidad, y su aplicación “podría constituir delito de genocidio, en determinadas condiciones”.
Otros israelíes que describen esa “ciudad humanitaria” como un campo de concentración han sido criticados por evocar el recuerdo de la Alemania nazi, cuando lo que el Gobierno israelí dice estar haciendo es proteger a los palestinos. El Yad Vashem, el centro israelí por la memoria del Holocausto, acusó a un periodista israelí que utilizó esta comparación de “distorsión grave e inapropiada del significado del Holocausto”.
Crímenes de colonos
Olmert habló con The Guardian el día en que en se celebraban en Cisjordania los funerales de dos palestinos, uno de ellos ciudadano estadounidense, asesinados por colonos israelíes. Estas últimas muertes forman parte de una campaña de dos años con intimidaciones violentas que han obligado a huir de sus hogares a los residentes de varias aldeas.
Para Olmert, estos ataques son crímenes de guerra. “Es imperdonable e inaceptable; son operaciones constantes, organizadas y orquestadas por un gran grupo de la manera más brutal y criminal”. En Israel, los atacantes suelen ser descritos como extremistas marginales. Los llaman “la juventud de las colinas”.
Olmert prefiere el término “atrocidades de las colinas” para las actividades de estos jóvenes, que están desarrollando una campaña de violencia creciente con una impunidad casi total. “No hay forma de que puedan actuar de forma tan coherente, prolífica y generalizada sin un marco de apoyo y protección proporcionado por las autoridades [israelíes] en los territorios [palestinos ocupados]”, dice.
Olmert, sobre los ataques de los colonos israelíes en Cisjordania: "No hay forma de que puedan actuar de forma tan coherente, prolífica y generalizada sin un marco de apoyo y protección proporcionado por las autoridades.
Amenaza de ministros
El antiguo primer ministro opina que ningún enemigo exterior representa una amenaza mayor para la seguridad a largo plazo de Israel que los propios ministros extremistas del gabinete, por su respaldo a la violencia contra los palestinos de Gaza y Cisjordania. Con el objetivo de ampliar las fronteras israelíes, el Gobierno ha autorizado grandes ampliaciones de los asentamientos y les ha cedido las labores policiales. “Estos tipos son el enemigo desde dentro”, acusa.
Olmert, sobre los ministros extremistas del Gobierno israelí: "Estos tipos son el enemigo desde dentro.
El sufrimiento extremo en Gaza y las atrocidades cometidas por los colonos en Cisjordania alimentan una ira contra Israel que no puede ser tachada de antisemitismo, según Olmert. “Las expresiones de odio hacia Israel en Estados Unidos cada vez son más”, dice. “Lo rebajamos diciendo ‘son antisemitas’, pero no creo que solo haya antisemitas, creo que muchos de ellos son antiisraelíes por lo que ven en la televisión, por lo que ven en las redes sociales […] Es una reacción dolorosa, pero normal de gente que dice: 'Habéis cruzado todas las líneas posibles’”.
Presión internacional
Según Olmert, la actitud dentro de Israel no cambiará hasta que los israelíes empiecen a sentir el peso de la presión internacional. A falta de una buena oposición dentro de Israel, el exprimer ministro pide una intervención internacional más contundente y critica a los medios israelíes por no informar sobre la violencia contra los palestinos.
Olmert dio su respaldo a la campaña inicial contra Hamás después de los ataques del 7 de octubre de 2023. Pero dice que esta primavera, cuando el Gobierno abandonó “públicamente y de forma brutal” las negociaciones para un alto el fuego, ya había llegado a la conclusión de que Israel estaba cometiendo crímenes de guerra.
Dice que “avergonzado y con el corazón roto” por la transformación de una guerra de autodefensa en otra cosa, decidió alzar la voz: “¿Qué puedo hacer para cambiar la actitud, excepto reconocer los males, en primer lugar; y en segundo, criticarlos y asegurarme de que la opinión pública internacional sepa que en Israel hay otras voces, muchas voces?”
Más que a una campaña de brutalidad organizada, Olmert atribuye lo que llama crímenes de guerra a la negligencia y a la voluntad de tolerar un nivel desmesurado de muerte y devastación. “¿[Los comandantes] dieron una orden? Nunca”, dice. Lo que sí cree es que los militares miran hacia otro lado cuando se hacen cosas que inevitablemente “provocarán la muerte de un gran número de personas no implicadas”. “Por eso no puedo dejar de acusar a este Gobierno de ser responsable de los crímenes de guerra cometidos”, dice.
No puedo dejar de acusar a este Gobierno de ser responsable de los crímenes de guerra cometidos
El último intento
Olmert es el último primer ministro israelí que intentó llegar a una solución negociada con los palestinos. Durante su mandato, Israel también llevó a cabo la llamada Operación Plomo Fundido sobre Gaza, que causó más de 1.400 muertos. Hoy, a pesar de la destrucción de la Franja, todavía cree posible la solución de los dos Estados. Ahora trabaja con Nasser al-Kidwa, quien fue ministro de Exteriores de Palestina, para impulsar esta solución a nivel internacional.
El veterano político cree que si Netanyahu pudiera o quisiera aceptarlo, incluso se podría llegar a un acuerdo histórico: el fin de la guerra en Gaza a cambio de la normalización de las relaciones con Arabia Saudí.
Sin embargo, se quedó estupefacto cuando vio a Netanyahu, sobre el que pesa una orden de detención del Tribunal Penal Internacional por crímenes de guerra, proponer a Donald Trump para el premio Nobel de la Paz.
Traducción de Francisco de Zárate.
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