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Jair Bolsonaro partió rumbo a Estados Unidos y no estará en la asunción de Lula

El presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro.

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El presidente Jair Bolsonaro, a quien le queda apenas un día en el comando del Palacio del Planalto, finalmente decidió dejar Brasil para pasar el mes de enero en Estados Unidos. Según la información oficial, embarcó rumbo a Orlando en un avión de la Fuerza Aérea Brasileña. Pero antes de volar, y a pedido de sus aliados, el jefe de Estado saliente difundió un video en las redes sociales donde cuestionó  “el atentado terrorista en el aeropuerto de Brasilia”. Se refería a la bomba colocada en un camión de combustible en las inmediaciones de la terminal aérea del Distrito Federal, un hecho ocurrido el fin de semana pasado y que, por una falla del explosivo, no causó daños.

Con todo, bastó para poner en alerta máximo a los equipos de la Policía Federal que esta vez controlan la seguridad de Luiz Inácio Lula da Silva, quien será el mandatario a partir de la cero hora del día 1º de enero de 2023. Entre sollozos, Bolsonaro pidió calma a sus seguidores: “No es todo o nada” aconsejó. Para salir del país, y evitar futuros juicios por el uso de un avión de la FAB, el viaje del ahora “futuro ex presidente” a tierras estadounidenses se informó a través de una resolución publicada en el Diario Oficial. Queda entonces confirmado que el actual jefe de Estado, apenas por unas horas, no le transferirá la banda presidencial a su sucesor. Es probable que al atardecer se sepa con exactitud quién, o quiénes, lo sustituirán. Puede ser tanto el presidente del Congreso como también representantes del movimientos sociales.

En el entorno del nuevo gobierno hay alivio. Dicen que el fin de semana será más calmo, especialmente por la desilusión de los bolsonaristas que pedían la intervención militar frente a los cuarteles, y que no imaginaron la salida anticipada de su jefe máximo. Pero así como Bolsonaro se toma “vacaciones”, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva empieza una etapa sin duda llena de desafíos. A diferencia de lo que fue su primer gobierno entre 2003 y 2006, las designaciones de los ministros que lo acompañarán en esta tercera gestión sugiere desde el inicio una amplia gama de dificultades. El ex líder sindical no sólo debió negociar cargos en el primer escalón con los suyos, es decir la cúpula del Partido de los Trabajadores. Quizá esa etapa, que pareció muy difícil por las internas dentro del propio PT, ahora aparezca como simple si se la compara con el tiempo y el esfuerzo que le demandó a Lula pactar con los partidos de centro y de derecha que, en la segunda vuelta, le sumaron votos.

Dos detalles se destacan en ese proceso. Uno es la concreción de una propuesta de campaña respecto del campo femenino: hay 11 ministras mujeres. Y otras más al frente de instituciones bancarias oficiales. Entre ellas se destacan varias profesionales: Marina Silva, al frente de Medio Ambiente, ministerio que volverá a dirigir 12 años después de su paso por el puesto; en esa misma línea se encuentra Nísia Trindade, hasta hace unos días presidenta del famoso instituto de investigaciones médicas Fíocruz; que a partir del 1º de enero tomará el mando de una cartera clave como la de Salud. Una tercera mujer, la abogada y ex candidata presidencial Simone Tebet, fue convocada para encabezar un ministerio de peso en el área económica, el de Planificación. De importancia equivalente es la designación de Sonia Guajajara para pilotear la cartera de Pueblos Indígenas.

Donde aparecen las presuntas inconsistencias es en el área de los ministros ya nombrados de partidos como el Movimiento Democrático de Brasil, el Partido Social Demócrata (PSD) y Unión Brasil. Lula resolvió distribuir entre ellos 9 ministerios, algunos muy importantes como el de Desarrollo Regional. El propio futuro mandatario resolvió entregar esa área clave a Elmar Nascimento, el político propuesto por el bloque de 150 diputados vinculados con Arthur Lira, presidente de la Cámara Baja. No fue un nombramiento sencillo ya que el designado hizo campaña muy agresiva contra Lula en el estado de Bahía. En las redes sociales posteó videos donde llegaba a calificar al entonces candidato opositor de “ladrón”.

Por otro lado, el gran negociador que personifica Lula optó por reservarse para su círculo íntimo la dirección de empresas estatales consideradas fundamentales para el desarrollo nacional. De tal suerte, colocó al senador Jean Paul Prates como futuro presidente de Petrobrás. “La compañía será manejada según las orientaciones del gobierno”, indicó el nuevo titular de la petrolera.

EG

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