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Estados Unidos

“Teníamos que comer esposados y agachados sobre los platos con la boca, como perros”: el día a día de los migrantes detenidos por Trump

Vista aérea desde un helicóptero de detenidos en el Centro de Detención Krome, administrado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), el 4 de julio de 2025 en Miami, Florida.

Andrés Gil

Corresponsal en Washington —

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Atención médica peligrosamente deficiente, hacinamiento, trato abusivo y restricciones en el acceso a apoyo legal y psicosocial. Es el patrón que revela una investigación de la organización humanitaria Human Rights Watch sobre las condiciones en tres centros de detención de migrantes en Florida.

El desbordamiento de los centros ante las redadas masivas desde el inicio de la segunda presidencia de Donald Trump ha sido el argumento para crear uno nuevo en Florida rodeado de caimanes, el bautizado Alligator Alcatraz, donde también se acumulan las denuncias por el trato vejatorio que sufren las personas detenidas en él.

A lo largo de 2024, un promedio de 37.500 personas estaban bajo arresto en centros de detención migratoria en EEUU. A fecha 20 de junio de 2025, la media superaba las 56.000 personas, un 40% más que en junio de 2024, lo que representa la mayor población confinada en la historia de la detención migratoria en Estados Unidos. Y casi el 72% de las personas detenidas no tenía antecedentes penales.

Entre enero y junio de 2025, miles de personas han estado detenidas en las tres instalaciones objeto de la investigación: el Centro de Procesamiento de Servicios Krome North (Krome), el Centro de Transición Broward (BTC) y el Centro Federal de Detención (FDC), en Florida. Y, en todos los casos, los migrantes han estado recluidos “en condiciones que violan flagrantemente las normas internacionales de derechos humanos y las propias normas de detención migratoria del gobierno de EEUU”, explica la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW).

Hasta marzo, el número de personas detenidas en Krome había aumentado un 249% con respecto a los niveles anteriores a la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca. En marzo, el centro llegó a triplicar su capacidad operativa de reclusos en algunos momentos.

El 20 de junio de 2025, el número de personas en detención migratoria en los tres centros era del 111% con respecto a los niveles previos a la investidura del 20 de enero.

Trato vejatorio

Las personas detenidas en los tres centros de Florida han declarado a Human Rights Watch que los agentes de detención del ICE y los guardias privados los trataron de forma degradante e inhumana: “Algunos permanecieron encadenados durante períodos prolongados en autobuses sin comida, agua ni sanitarios; existía un hacinamiento extremo en celdas donde los detenidos eran obligados a dormir sobre suelos helados de hormigón bajo una luz fluorescente constante; y a muchos se les negaba el acceso a servicios básicos de higiene y atención médica”.

El informe revela que, si bien la segunda administración Trump utiliza prácticas abusivas similares a su primer gobierno, “el impacto se ve acentuado por el grave hacinamiento causado por las detenciones masivas”, explica la entidad humanitaria.

La investigación constata que el personal de los tres centros de detención sometió a las personas detenidas a atención médica peligrosamente deficiente, hacinamiento, trato abusivo y restricciones en el acceso a apoyo legal y psicosocial: “Los agentes negaron a los detenidos medicación esencial y recluyeron a algunos en régimen de aislamiento como castigo por buscar atención de salud mental. Los agentes del centro confinaron a algunos detenidos directamente tras su estancia hospitalaria sin seguimiento en su tratamiento; a otros los recluyeron en régimen de aislamiento o los trasladaron sin previo aviso, lo que interrumpió su representación legal. Los obligaron a dormir en fríos suelos de hormigón sin ropa de cama, les dieron comida en ocasiones deficiente, e ignoraron sus necesidades médicas. Algunos agentes trataron a los detenidos de forma deshumanizante”.

Estas conclusiones coinciden con los de un informe de abril de 2025 de Americans for Immigrant Justice (AIJ) ante el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que documentó graves y sistemáticas violaciones de derechos humanos en el centro de detención de Krome. La conclusión es que se trata de un sistema de detención migratoria que degrada, intimida y castiga a los inmigrantes.

Una persona sostiene un cartel que dice "Arrestar a Trump", durante una vigilia frente al Centro de Detención Krome en Miami el 24 de mayo de 2025, en protesta contra la detención y las deportaciones masivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE).

Mujeres en centros de hombres

El informe se basa en entrevistas con 11 personas detenidas, tanto actuales como recientes, algunas de las cuales tuvieron lugar en Krome y BTC; familiares de siete detenidos; y 14 abogados de inmigración, así como en el análisis de datos.

Dos de los centros, Krome y BTC, son operados por contratistas privados, si bien dependen del ICE.

El 20 de mayo de 2025 y el 11 de junio de 2025, Human Rights Watch envió cartas a los directores de los tres centros penitenciarios, al director interino de ICE, al director de la Oficina Federal de Prisiones y a los directores de las dos empresas que administran Krome y BTC, con un resumen de las conclusiones y preguntas.

Al momento de la publicación del informe este lunes, explica Human Rights Watch, la organización humanitaria solo había recibido una respuesta de Akima Global Services, LLC (Akima), la empresa que administra Krome, en la que decían: “No podemos hacer comentarios públicos sobre los detalles de nuestra colaboración”.

Así explicaba una mujer como fue su llegada a Krome, un centro que normalmente solo alberga a hombres, a altas horas de la noche del 28 de enero: los agentes la confinaron durante días junto con docenas de otras mujeres, sin ropa de cama ni privacidad, en una celda que normalmente se usa solo durante los procedimientos de ingreso. “Solo había un inodoro y estaba cubierto de heces”, dijo. “Les rogamos a los agentes que nos dejaran limpiarlo, pero simplemente dijeron con sarcasmo: 'El personal de limpieza vendrá pronto'. Nadie vino nunca”.

Un hombre recuerda las gélidas condiciones en la celda de ingreso donde estuvo detenido: “Subieron el aire acondicionado... No podías dormirte de tanto frío. Pensé que iba a sufrir hipotermia”.

El informe documenta graves violaciones de las normas médicas. “El personal del centro negaba sistemáticamente a las personas con diabetes, asma, enfermedades renales y dolor crónico sus medicamentos recetados y el acceso a médicos”, explica el documento: “En un caso en Krome, una mujer con cálculos biliares comenzó a vomitar y perdió el conocimiento después de que se le negara atención médica durante varios días. Los agentes la devolvieron a la misma celda tras una cirugía de emergencia para extirparle la vesícula biliar, sin medicación”.

Las mujeres eran retenidas para un proceso de admisión que podía durar días o incluso semanas en un centro utilizado principalmente e históricamente, para detener a hombres, lo cual servía a los agentes de Krome para justificar la negativa al acceso de las mujeres recluidas a atención médica y condiciones sanitarias adecuadas, explica el documento.

Personas sostienen velas y carteles con la leyenda "Meter a Noem en Krome" durante una vigilia en protesta contra la detención y las deportaciones masivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) frente al Centro de Detención de Krome en Miami el 24 de mayo de 2025.

Negación de atención médica

“Las autoridades trasladaron a un hombre con enfermedades crónicas de un centro (FDC) a otro (BTC) sin la medicación que necesitaba a diario, a pesar de haber recordado repetidamente al personal su historial médico”, explica el texto: “Tras sufrir un colapso y ser hospitalizado, su familia descubrió que lo habían registrado en el hospital con un nombre falso. Fue devuelto al centro de detención con grilletes. Esta atención médica deficiente podría haber estado relacionada con dos muertes, una en Krome y otra en el BTC”.

Otro ejemplo: “Ignoraron a un inmigrante detenido que comenzó a toser sangre en una celda abarrotada durante horas. En ese caso, un Equipo de Control de Disturbios irrumpió en la celda, obligando a los hombres a tumbarse boca abajo sobre el suelo húmedo y sucio, mientras los agentes les ataban las manos a la espalda con bridas. Un detenido afirmó haber oído a un agente ordenar que se apagara la señal de la cámara de seguridad de la celda. Otro detenido contó que un miembro del equipo le dio una bofetada mientras gritaba: ”¡Cállate la boca!“.

En otro incidente, describe el informe, “los agentes obligaron a los hombres a comer con las manos a la espalda y esposados, tras obligarlos a esperar horas para almorzar: 'Teníamos que agacharnos y comer desde las sillas con la boca, como perros', relató un hombre”. Que detallaba así: “Eran las 5 p.m. y nadie había almorzado. Algunos ni siquiera habían desayunado. Podíamos ver la comida a través de los barrotes de nuestra celda, en recipientes de poliestireno sobre un carrito. La comida estaba frente a nosotros, pero los guardias se negaron a dárnosla. A las 7 p.m., finalmente nos dieron el almuerzo, pero solo después de que otro guardia protestara por nosotros. Estábamos encadenados, así que no podíamos alcanzar los platos con las manos. Tuvimos que ponerlos en sillas y luego agacharnos y comer con la boca, como perros”.

Con la excepción de las visitas a la biblioteca de la prisión de Krome y las sesiones de pintura en BTC, las autoridades no ofrecían ninguna actividad educativa ni vocacional.

“El personal negaba a las personas el acceso al personal médico y la posibilidad de salir al exterior, a veces durante días”, explica la entidad humanitaria: “ Los confinamientos en los centros de detención, los traslados sin previo aviso y la limitación de los privilegios telefónicos han interrumpido la capacidad de las personas para comunicarse con sus familias y abogados, lo que les ha dificultado la preparación de sus casos y ha agravado los problemas de salud mental. La política migratoria de la Administración Trump, centrada exclusivamente en las deportaciones masivas, seguirá enviando a más personas a centros de detención migratoria sin capacidad para albergarlas y solo empeorará las condiciones descritas en el informe”.

Para abordar los abusos documentados en el informe, Human Rights Watch “insta al gobierno de Estados Unidos a poner fin al uso de los acuerdos 287(g) que vincula a las fuerzas policiales locales con las de inmigración, socavando así la confianza de la comunidad y la seguridad pública”.

“El ICE, sus contratistas y los gobiernos locales deben utilizar la detención migratoria únicamente como último recurso e incrementar los programas de gestión de casos que respeten los derechos, como las alternativas a la detención”, dice HRW en sus conclusiones: “También deben poner fin al aislamiento y garantizar atención médica y de salud mental oportuna. Para garantizar que las condiciones de los inmigrantes detenidos cumplan con los estándares de EEUU, el personal de los centros de detención debe recibir formación en derechos humanos y atención adaptada a las necesidades. Los centros deben adoptar políticas que garanticen el acceso a asistencia legal y prioricen la seguridad, la dignidad y el debido proceso para todas las personas bajo custodia. Los centros de detención también deben cumplir con los estándares internacionales y nacionales, y se necesita urgentemente una supervisión independiente para investigar los abusos y exigir responsabilidades”.

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