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Peronismo en llamas

Kicillof celebra haber cerrado las listas bonaerenses negociando de “igual a igual” con Cristina

Axel Kicillof, gobernador de la Provincia de Buenos Aires.

María Cafferata

22 de julio de 2025 06:48 h

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“No es bueno ir con candidatos testimoniales”. La voz de Cristina Fernández de Kirchner sonó del otro lado del teléfono de Axel Kicillof el sábado a la tarde, cuando las negociaciones por el cierre de las listas bonaerenses amenazaban con dinamitar la alianza peronista. Encerrada en San José 1111, desde donde estaba siguiendo las conversaciones, la ex presidenta decidió intervenir directamente sobre uno de los focos del conflicto: la cabeza de la Tercera sección. CFK no quería que Verónica Magario fuera la candidata y así se lo hizo saber a Kicillof, pero el gobernador bonaerense se negó.

Kicillof tenía un objetivo cuando desdobló la elección bonaerense: independizarse finalmente de la conducción de CFK y estructurar una campaña propia que le sirviese como plataforma para 2027. El fallo de la Corte Suprema, sin embargo, modificó los planes. La centralidad había pasado a ser de la ex presidenta, y el gobernador tenía que aggionarse a una campaña que giraría en torno a su proscripción. Kicillof, pese a todo, se negó a dar marcha atrás en el desdoblamiento y se trazó un nuevo objetivo: sentarse de igual a igual en la mesa de negociación electoral.

Cristina desde el balcón de San José 1111

Fue lo que celebró el kicillofismo poco después de que, vencida la prórroga otorgada por la Justicia Electoral, los apoderados de Fuerza Patria firmaron y oficializaron las listas. Haberse sentado en la misma mesa con Máximo Kirchner y Sergio Massa y haber negociado, en pie de igualdad, las listas que, en el pasado, Máximo cerraba en soledad junto a CFK. “Cumplimos nuestro objetivo. Hace dos años nos enteramos de la lista dos días después de que se oficializara en la Junta. Ahora estuvimos en la mesa defendiendo lo nuestro”, deslizaban desde La Plata. Y agregaban, en una suerte de mea culpa forzoso: “Estaba claro que la pelea por los lugares no era un tema nuestro”.

En el Movimiento Derecho al Futuro (MDF) prefieren llamarlo “amauterismo”. Pero en el cristinismo tienen otras palabras para calificar la expertise política de negociación del MDF. Los más amables le achacaban a “Carli” Bianco, la mano derecha de Kicillof, “jugar al al tenis con una pelota de basket”. Otros eran un poco más gráficos y, entre adjetivaciones, advertían que, sin el apoyo de Gabriel Katopodis y los intendentes, las negociaciones se hubieran caído a pique.

Gabriel Katopodis firmó para encabezar la Primera sección

En el kicillofismo, sin embargo, optaron por tomarlo como un valor: pese a la falta de cintura política en cierres electorales, su espacio había salido bien parado. El gobernador había logrado imponer, pese a las presiones de La Cámpora, a las cabezas de lista de las dos secciones electorales más importantes. Había ubicado a Katopodis, ministro de Infraestructura bonaerense, como primer candidato de la Primera. Y, más difícil aún, había logrado ubicar a su vice, Verónica Magario, como primera candidata de la Tercera. El bastión del cristinismo, el lugar que iba a ocupar CFK hasta que la Corte la inhabilitó para ejercer cargos públicos.

La Cámpora hizo todo lo posible, hasta último momento, para designar a Mayra Mendoza en ese lugar. Es una de las mujeres fuertes de la agrupación en PBA y una de las candidatas de CFK para jugar por la gobernación en 2027. CFK, además, había vetado ya hace un tiempo la nominación de Magario. Y terminó interviniendo directamente, el sábado previo al cierre de listas —que se terminaría prorrogando por dos cortes de luz que, caídos del cielo, imposibilitarían el ingreso de las planillas a la Junta Electoral—, cuando decidió llamar al gobernador.

La vicegobernadora, Verónica Magario, encabezará la Tercera

Fue ahí que, Kicillof, por segunda vez, le dijo que no a CFK. Le dijo que no cuando se reunieron por primera vez, tras más de un año de guerra fría, y la ex presidenta le advirtió que era una mala idea desdoblar. Y le dijo que no, nuevamente, cuando CFK le advirtió que las candidaturas testimoniales eran una mala idea. No dio nombres, no mencionó a Magario, pero ambos entendían de quién estaba hablando.

Candidaturas testimoniales: el segundo no de Kicillof

La discusión sobre la habilitación de candidaturas testimoniales se convirtió en uno de los principales focos de conflicto entre el MDF y La Cámpora en las últimas 24 horas previas al cierre (prorrogado). “Es el caballito de batalla de ellos (por Milei), es un tema más a ser explicado: por qué no asumen nuestros candidatos”, explicaban cerca de CFK, desde donde insistían en que el problema no eran los nombres propios, sino el hecho que después no fueran a ocupar esos cargos.

El camporismo había puesto a jugar su carta más fuerte —el llamado de CFK— y había fracasado. Pero dejó una última jugada para el final: la inclusión de Mendoza en la lista que encabeza Magario y la advertencia de que, de ser electa, la intendenta de Quilmes tomaría licencia de su cargo y desembarcaría en la Legislatura bonaerense. Era una forma de diferenciarse de la lógica de las candidaturas testimoniales que había implementado el MDF, y no solo con Magario, sino con la mayoría de los intendentes que se habían anotado como cabezas de listas a concejales en sus distritos.

Pero era también otra cosa. El anuncio de que Mayra le dejaría su lugar en Quilmes a Eva Mieri —la concejala detenida por el escrache a la casa de José Luis Espert— significaba también que La Cámpora anticipaba un escenario de mayor tensión con el gobernador en la Legislatura bonaerense. Y definía designar, así, a una de sus principales soldadas para dar la pelea.

En el kicillofismo, mientras tanto, le quitaban peso a la discusión, aunque se apuraban en aclarar que, si bien Magario no renunciaría a su cargo, Katopodis podría hacerlo. Cuestionaban, por lo bajo, que la impugnación a las candidaturas testimoniales era una “excusa” para quejarse de que se hubiesen resistido a nombrar a Mendoza como primera candidata de la Tercera. Y celebraban, una vez más, el triunfo simbólico de haber logrado quedarse con el lugar.

Máximo Kirchner, durante el banderazo en apoyo a CFK en Parque Lezama

En La Cámpora, sin embargo, no lo ven así. Allí donde Kicillof observa valor simbólico, el cristinismo piensa en números y en el hecho de que La Cámpora se quedó con 15 de los 29 candidatos “entrables” a la Legislatura. “El 11 de diciembre Axel va a estar en la misma situación que ahora. No va a tener un legislador propio, de su riñón, son todos de los intendentes”, analizaba un dirigente de La Cámpora, quien destacaba que, entre los candidatos del MDF, no había ni un solo que fuera de su círculo cercano, como Bianco, Agustina Vila o el “Cuervo” Larroque.

Con más maldad, algunos dirigentes del camporismo comparaban la situación del peronismo con lo que había pasado en el cierre de La Libertad Avanza y el desprecio de Karina Milei a los candidatos de Santiago Caputo: “Los que no son de los intendentes son como las Fuerzas del Cielo: se quedaron sin nada”.

MC/JJD

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