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La oposición israelí logra un acuerdo para desplazar a Netanyahu

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu

Oliver Holmes

The Guardian/Jerusalén —
30 de mayo de 2021 16:43 h

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El político israelí Naftali Bennett, de extrema derecha, y el líder opositor Yair Lapid llegaron este domingo a un acuerdo para formar un gobierno de coalición que permitiría desplazar al primer ministro, Benjamin Netanyahu, después de 12 años seguidos en el poder.

“Mi intención es hacer todo lo posible para formar un gobierno de unidad nacional junto con mi amigo Yair Lapid, para que, si Dios quiere, juntos podamos salvar al país de la caída en picada y devolver a Israel a su rumbo”, dijo Bennett, antiguo líder de los colonos y nacionalista religioso, en un discurso televisado.

Aunque aún se espera que sigan las negociaciones, el anuncio de Bennett representa un duro golpe para el veterano líder israelí, conocido por su habilidad política y que sobrevivió a varios intentos de acabar con su carrera.

Las negociaciones deberán concretarse antes del 2 de junio, día en que expira el mandato de Netanyahu, el premier más longevo del país, con 12 años en el poder, y el primero en enfrentar cargos penales durante su mandato, por corrupción, fraude y abuso de confianza.

Minutos después de que finalizara el discurso, un Netanyahu de aspecto severo salió al aire para arremeter contra Bennett. “Ha cometido la estafa del siglo”, dijo de su antiguo aliado y asesor, acusándolo de abandonar a los votantes de la derecha.

“Nadie te habría votado si hubieran sabido lo que harías”, reprochó el premier y calificó al eventual futuro gobierno como un “gobierno de debilidad” que perjudicará la capacidad de disuasión de Israel, según la agencia de noticias Europa Press.

“Dijo en la campaña electoral que no apoyaría a Lapid, que es un hombre de derecha, apegado a sus valores; Naftali, tus valores tienen el peso de una pluma”, criticó Netanyahu, según la agencia ANSA.

En la misma línea, sentenció: “Es escandaloso que con seis escaños puedas convertirte en primer ministro. Los israelíes que me eligieron con dos millones y medio de votos me querían como primer ministro”.

Además, acusó a Bennett de tener como único objetivo ser primer ministro y desmintió su afirmación sobre la ausencia de opciones para formar un gobierno de derecha.

Bennett, que quiere anexar la mayor parte de la Cisjordania ocupada, está mucho más cerca ideológicamente de Netanyahu que Lapid, un exconductor de noticieros de TV popular entre la clase media laica del país, que estuvo inmerso en negociaciones para formar un gobierno antes de la fecha límite del miércoles.

Según medios locales, el acuerdo establece que Bennett, un millonario del sector tecnológico de 49 años que lideró los ministerios de Defensa y Educación, se convertiría en primer ministro durante los dos primeros años de mandato, mientras que Lapid, de 57 años, lo reemplazaría en los últimos dos.

Si Lapid logra el respaldo de una serie de partidos en los próximos tres días, algo que aún no está garantizado, podrá comunicar al presidente, Reuven Rivlin, que cree que puede formar gobierno, y éste irá luego al Parlamento, la Knesset, para una votación.

Las negociaciones, que ahora recuperaron el ritmo frenético, se habían congelado con la escalada militar entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamas en la Franja de Gaza y la explosión de protestas, represión policial y militar y choques violentos dentro del territorio israelí y los territorios palestinos ocupados.

El 21 de este mes, tras 11 días de enfrentamientos entre Hamas, en el poder en Gaza, y el Ejército israelí, por las tensiones en Jerusalén este y los choques en ciudades “mixtas” de Israel, la idea de un “gobierno de unión nacional” volvió a la palestra y con un clima un poco más calmo dentro de Israel, se retomaron las negociaciones.

La toma de posesión del nuevo gobierno, y con ella la renuncia de Netanyahu a su cargo, podría producirse en una semana.

Los opositores a Netanyahu, que está siendo juzgado por cargos de corrupción que niega, acusan al político de 71 años de crear divisiones y priorizar su permanencia en el poder por encima de todo. A pesar de sus grandes diferencias, muchos respaldan la idea de lo que llaman un “gobierno de cambio”.

“Necesitamos un gobierno que refleje el hecho de que no nos odiamos entre nosotros. Un gobierno en el que la izquierda, la derecha y el centro puedan trabajar juntos para abordar los desafíos económicos y de seguridad a los que nos enfrentamos”, dijo Lapid la semana pasada.

El partido Likud de Netanyahu, de derecha, ganó la mayoría de las bancas en las elecciones de marzo y tuvo un plazo de 28 días para formar un gobierno de coalición mayoritario. También propuso un acuerdo similar de reparto de poder con Bennett, pero fue rápidamente rechazado. Una vez transcurrido el plazo, el 5 de mayo, Lapid recibió un mandato en virtud del sistema electoral israelí.

Lapid, exministro de Economía y cuyo partido Yesh Atid quedó en segundo lugar en los últimos comicios, había acelerado las consultas políticas en los últimos días después de que los 11 días de enfrentamientos en Gaza congelaran las negociaciones. La violencia se consideró beneficiosa para la supervivencia política de Netanyahu, ya que redujo el tiempo de negociación disponible para Lapid y creó fricciones dentro de la oposición.

De todas formas, Lapid, autoproclamado centrista y un “halcón” en seguridad, buscó forjar alianzas con partidos de todo el espectro político. Planea unir a los partidos Laborista y Meretz, contrarios a la ocupación, con sus enemigos tradicionales. Entre ellos se encuentra Bennett, pero también Avigdor Lieberman, que en una ocasión sugirió que los miembros “desleales” de la minoría árabe del país, que constituyen alrededor del 20% de su población de 9 millones, deberían ser decapitados.

Este grupo heterogéneo podría necesitar el apoyo externo de los diputados árabes, incluidos los islamistas, que ayudarían a Lapid a conseguir una mayoría de 61 escaños y destronar a Netanyahu. Sin embargo, sus diferencias ideológicas son demasiado grandes para ser miembros de pleno derecho de la coalición, lo que significa que Lapid probablemente podría formar un gobierno en minoría.

Con diferencias políticas tan importantes, es probable que una coalición anti-Netanyahu se encamine al fracaso. Para evitarlo, se espera que se centre en la economía y la pandemia, evitando los grandes temas y manteniendo el statu quo para los millones de palestinos que viven bajo la ocupación.

Mossi Raz, legislador de Meretz, dijo a la radio pública israelí que el gobierno propuesto “hará muchas cosas buenas. No estoy seguro de que un acuerdo de paz sea una de ellas”.

Si el acuerdo tiene éxito, podría podría poner fin tanto al estancamiento político que llevó a la celebración de cuatro elecciones anticipadas desde 2019 como a los históricos 12 años de Netanyahu como primer ministro.

Acusado en tres casos distintos de corrupción, con cargos de soborno y fraude, Netanyahu se enfrenta a más de una década de prisión si es condenado. A diferencia de uno de sus predecesores, Ehud Olmert, que dimitió después de que pareciera que iba a ser acusado, Netanyahu se negó a dejar el poder, y los críticos lo acusaron de un conflicto de intereses por permanecer en el poderoso puesto de primer ministro.

Este domingo, Netanyahu había alimentado las especulaciones de que su mandato estaba a punto de terminar al ofrecer una oferta de último minuto a Bennett y a otro líder de un partido de derechas, Gideon Saar. Según el acuerdo, considerado el más generoso hasta la fecha por parte de Netanyahu, los tres hombres se “rotarían” el papel de primer ministro. Sin embargo, Saar, antiguo protegido de Netanyahu devenido opositor, rechazó la propuesta. “Nuestra posición y compromiso fue y sigue siendo cambiar el régimen de Netanyahu”, tuiteó Saar.

Lapid sustituyó como jefe de la oposición a Benny Gantz, un antiguo jefe del ejército que se enfrentó a Netanyahu en las tres últimas elecciones, pero que perdió apoyo después de llegar a un acuerdo para compartir el poder con el primer ministro, que finalmente fracasó.

Si Lapid no anuncia un gobierno antes del miércoles, es posible que se celebren unas quintas elecciones en Israel a finales de este año.

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