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Análisis

Zelenski intenta sacar músculo diplomático ante Putin en una cumbre de paz sin Rusia ni China

El presidente de Ucrania, Volodymir Zelenski, y la presidenta federal suiza, Viola Amherd, caminan durante la Cumbre sobre la Paz en Ucrania, en Stansstad, Suiza, el 15 de junio de 2024.

Icíar Gutiérrez

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La cumbre sobre la paz en Ucrania ha abierto sus puertas oficialmente este sábado cerca de Lucerna sin la presencia de Rusia y aguada por grandes ausencias como la de China. Los representantes de más de 90 países se congregan en el evento, con el que Suiza espera allanar el camino para un proceso de paz y Volodímir Zelenski busca aumentar la presión diplomática y proyectar fuerza sobre Vladímir Putin, apuntalando el apoyo internacional a su visión del fin de la guerra y una paz “justa”.

“Considero que hoy vamos a ser testigos de cómo se hace historia”, ha dicho el líder ucraniano al abrir el encuentro, en unas breves declaraciones en las que ha apelado a la multilateralidad para poder poner fin a la guerra. “Las opiniones, ideas y liderazgo de todos los países son igual de importantes para nosotros”, ha dicho. El mismo mensaje ha mandado la presidenta suiza, Viola Amherd: “Como comunidad internacional podemos preparar el terreno para conversaciones directas entre las partes combatientes, y por eso estamos aquí. Con ese objetivo nos reunimos delegaciones de 92 países y ocho organizaciones internacionales.

El encuentro se celebra en un momento en el que las fuerzas rusas han estado logrando modestos avances territoriales en el este y noreste de Ucrania más de dos años después de una invasión que se ha cobrado miles de vidas, ha arrasado ciudades y ha obligado a huir a millones de personas. Sin embargo, se esperan pocos resultados importantes este fin de semana. Las posibilidades de una salida diplomática a la guerra en estos momentos continúan siendo escasas: ambas partes creen que tienen margen para mejorar su posición por vía militar y Rusia persiste en su exigencia de que Ucrania ceda su territorio, algo que Kiev sigue sin estar dispuesta a aceptar.

Tras las reuniones del sábado, Zelenski ha celebrado el “éxito” de la convocatoria como una prueba de que una mayoría de países del mundo quieren un orden internacional basado en reglas y en los principios de la Carta de la ONU. “Nuestra unidad aquí demuestra que la idea misma de la ley internacional sigue viva y efectiva, vuestra presencia aquí demuestra que la Carta de la ONU y las convenciones no son una formalidad, sino los fundamentos reales de coexistencia entre pueblos”, ha dicho el líder ucraniano ante los representantes internacionales.

Zelenski ha explicado que el objetivo de la cumbre es empezar a trabajar en un plan de acción para una paz que respete la integridad territorial de Ucrania reconocida, como la del resto de los países, por la Carta de la ONU, que posteriormente le sea presentado a Rusia para intentar que acepte poner fin a la guerra en estas condiciones.

EEUU afirma que la propuesta de Putin supondría la “rendición” de Ucrania

La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, ha asegurado que la propuesta de Putin para un alto el fuego en Ucrania no es una negociación, sino que supondría la “rendición” de Kiev a lo que considera “desvergonzadas” violaciones por parte de Rusia de la Carta de Naciones Unidas. “Estados Unidos está del lado de Ucrania, no por caridad, sino porque es nuestro interés estratégico”, ha dicho Harris al comienzo de la primera sesión.

El presidente español, Pedro Sánchez, ha reclamado en la cumbre lanzar un mensaje claro a Rusia de que hay principios que no son negociables, como es la soberanía de un país. “Cualquier solución que valide una agresión o una anexión violenta no será sostenible. Sólo conducirá a un mundo más inestable y peligroso”, ha subrayado Sánchez en su intervención.

“España seguirá dando apoyo a Ucrania todo el tiempo necesario, porque hay algo claro en este conflicto: hay un agresor, que es Putin, y hay una víctima, que es el pueblo de Ucrania. En todos los conflictos debemos defender a la víctima y parar al agresor”, ha añadido el líder español.

El foro mundial, que sigue al G7 organizado en la vecina Italia como parte de una fuerte concentración de cumbres, se organiza durante este sábado y este domingo en el complejo de lujo de Bürgenstock. Ubicado en una cresta rocosa sobre el lago de Lucerna, se trata de un lugar con vistas a una Suiza de postal que fue elegido por sus “condiciones óptimas de seguridad”, según las autoridades helvéticas. La reunión está blindada por un gran dispositivo de seguridad, con restricciones del espacio aéreo y el despliegue de 4.000 militares.

Los preparativos han sido intensos y meticulosos durante meses. El encuentro sigue la estela de las reuniones para abordar la guerra en Yeda, Copenhague, Malta y Davos. Suiza, un país de tradición neutral, aceptó acoger una cumbre de alto nivel después de que se lo pidiera Zelenski. Con ella, Berna persigue el objetivo declarado de “iniciar un proceso de paz y elaborar los pasos hacia dicho proceso”, facilitando los debates “que podrían conducir a una paz justa y duradera en Ucrania”. 

Sin embargo, las autoridades suizas han dejado claro que no será un foro de negociación, sino una conferencia de alto nivel “que sirve para crear una base apoyada conjuntamente para futuras negociaciones” y han dicho que esperan que algún día Moscú se una al proceso. “El camino hacia un proceso de paz es largo y difícil”, ha señalado el Ministerio de Exteriores suizo, que remarca que “alcanzar una solución duradera requerirá en última instancia la implicación de ambas partes”. “La cumbre podría al menos marcar el inicio de este proceso”, sostiene la diplomacia del país alpino.

Sin Rusia

Rusia no ha sido invitada. Berna defiende que ha manifestado muchas veces su disposición a invitarla a la cumbre, pero las autoridades rusas han “indicado en numerosas ocasiones” que no tienen “interés en participar”. Según el medio Swiss Info, el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, llegó a comunicárselo en persona a su homólogo suizo, Ignazio Cassis. El Kremlin ha repetido desde el principio que, sin su presencia, la conferencia es una pérdida de tiempo. Este viernes, Putin reiteró los mismos argumentos, asegurando que la cumbre es “solo otro truco para distraer la atención de todos”. Kiev ha acusado a Moscú repetidamente de querer torpedear la cumbre. Las autoridades suizas han denunciado varios ciberataques contra páginas web oficiales que parecen relacionados con la conferencia mundial.

“Que Rusia no asista no debe sorprender. No es el momento para ello. La conferencia parte de las resoluciones aprobadas por la Asamblea General de la ONU, que establecen de manera expresa que una paz justa debe estar basada en el principio de integridad territorial, y reclama una retirada ‘total, incondicional e inmediata’ de las tropas rusas”, dice a elDiario.es José Antonio Sanahuja, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. “Las posiciones de Rusia se han endurecido, pues en el transcurso de la invasión se anexionó otras cuatro provincias (Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia), además de Crimea, que aún no ha ocupado totalmente. Es difícil imaginar que acepte renunciar en todo o en parte a ese hecho”.

Este viernes, Putin volvió a ofrecer un alto el fuego sin proponer concesiones, en lo que muchos expertos ven una maniobra para desvirtuar la cumbre. En cambio, puso sobre la mesa exigencias maximalistas como que Kiev entregue los territorios del Donbás y el sur que ocupa solo parcialmente, insistiendo también en el abandono de su intento de unirse a la OTAN, la “desmilitarización” y la “desnazificación”. “Parecen más una exigencia de capitulación [de Ucrania] que otra cosa. Otros aspectos se pueden negociar, pero el territorio es un asunto de ‘suma cero’ y Rusia, como reafirma Putin, quiere al menos esas cinco provincias en su integridad”, dice el experto de la Complutense, quien entrevé una preocupación en el Kremlin por “el apoyo creciente a la fórmula de paz de Zelenski”. Kiev reitera que Moscú no actúa de buena fe y rechazó inmediatamente el planteamiento de Putin.

Tatiana Stanovaya, fundadora del ‘think tank’ R.Politik, se pregunta “por qué Putin se centra tanto en un evento que está resultando menos exitoso de lo previsto”. “Necesita urgentemente consolidar la ventaja militar de Rusia en Ucrania a través de un ”proceso de paz“ para hacer que esta superioridad sea irreversible, ya que Rusia puede perder su ventaja militar el próximo año. Moscú ve la conferencia suiza como una acción en escalada contra Rusia, un esfuerzo por solidificar una postura antirrusa a nivel mundial, y el Kremlin está decidido a frustrar esto”, escribió la analista este viernes en Telegram.

Los participantes... y los ausentes

Suiza ha enviado invitaciones a más de 160 delegaciones –incluidas un puñado de organizaciones internacionales como la ONU o el Consejo de Europa–. Kiev dijo tener más de 100 confirmaciones pero, hasta este viernes por la tarde, Berna recogía que 92 Estados habían confirmado su participación, aunque no todos a nivel de jefes de Estado o de Gobierno. La mitad de ellos son europeos. 

Entre los líderes que asisten a Bürgenstock se encuentran el jefe del Gobierno español, Pedro Sánchez, el presidente francés, Emmanuel Macron, el canciller alemán, Olaf Scholz o el primer ministro británico Rishi Sunak. También hay representación de países latinoamericanos, como el presidente chileno Gabriel Boric o el argentino Javier Milei. El presidente colombiano Gustavo Petro, sin embargo, ha cancelado en el último momento su participación porque, ha dicho, asistir supone alinearse con la guerra.

Otros países han apostado por mandar delegaciones de perfil bajo. El presidente estadounidense Joe Biden, que ha participado en el G7, ha declinado asistir para ir a una recaudación de fondos para las presidenciales de noviembre. En su nombre acude la vicepresidenta Kamala Harris.

Más que los presentes, la mayor parte de la atención la han acaparado los grandes ausentes. La lista de asistentes ha estado rodeada de incógnitas hasta el final, tras un auténtico maratón diplomático en el que Kiev y Berna han intentado que participaran el máximo número de países (y con las personalidades más importantes) posible, con todas las miradas puestas en el llamado sur global. “Un gran objetivo es atraer a más países, en particular al sur global, y asegurar apoyos a largo plazo, tratando de que el calendario electoral y los tiempos políticos en EEUU y Europa no jueguen a favor de Moscú. De los 42 países que participaron en la reunión de Yeda se ha llegado a reunir en Suiza más de 90. Muchos de ellos del sur”, dice Sanahuja.

Pero los esfuerzos para cortejar a la parte no occidental del mundo no parecen haber sido del todo fructíferos. Si bien India está presente –a nivel ministerial–, otros pesos pesados han dejado la silla vacía. Es el caso de China, que no enviará a ningún representante argumentando que la reunión no cumple con su requisito: que también participe Rusia. La ausencia china es un varapalo para Ucrania y ha exasperado a las autoridades del país invadido, que por lo general han intentado mantener una relación cuidadosa en público con la superpotencia asiática, esperanzadas de que use su influencia sobre Moscú. A principios de mes, Zelenski estalló contra Pekín, al que acusó de hacer “todo lo que está en su mano” para “obstaculizar” la cumbre de Suiza.

China, que hace no mucho volvió a recibir a Putin en una nueva muestra de sintonía con su líder Xi Jinping, ha presentado su propia iniciativa de paz. En mayo, Pekín redobló la apuesta presentando un plan de seis puntos junto a Brasil, cuyo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tampoco ha acudido a la cumbre porque Moscú no está en la mesa y ha afirmado que la falta de diálogo entre Zelenski y Putin indica que “están disfrutando de la guerra”. 

La propuesta chino-brasileña exige una conferencia de paz internacional en el “momento adecuado” y “reconocida tanto por Rusia como por Ucrania”. El documento pide “a todas las partes” la “no ampliación del campo de batalla, la no intensificación de los combates y la no provocación”, pero no contiene ninguna referencia a la integridad territorial de Ucrania, un elemento clave para Kiev. China ha estado tratando de reclutar a las naciones en desarrollo para que se unan a este plan, según ha informado la agencia Reuters citando 10 fuentes diplomáticas, una de los cuales califica la campaña de Pekín de “boicot sutil” a la reunión de Suiza. 

Finalmente, Brasil ha enviado a la embajadora en Suiza en calidad de observadora, según informó este viernes Berna. Otros países como Sudáfrica o Arabia Saudí también habían expresado reservas al negarse a enviar jefes de Estado, y mandarán delegaciones de perfil más bajo.

“Países como China y Brasil apelan a su ‘neutralidad’. Es una posición coherente en algunos aspectos, y contradictoria en otros. Son países que no prestan apoyo militar a Ucrania para se defienda, y no se van a sumar a la constelación de acuerdos de garantías de seguridad impulsados por Occidente, e incluso han criticado el apoyo occidental por ‘belicista’, obviando que sin él, Ucrania ya habría sido arrollada y se le habría impuesto una paz imperial, premiando al agresor, lo que desde luego no es consistente con su posición histórica antiimperialista como países del sur global”, dice Sanahuja. “Hablamos de los inaceptables dobles raseros de Occidente, pero los del sur global son también llamativos. Ucrania debería haber enmarcado esta guerra de manera más clara en una lógica antiimperialista y de defensa de los principios de la carta de Naciones Unidas, con la que el sur global se siente más identificado, y no en el marco ‘autoritarismo-democracia’ que ha utilizado EEUU en su rechazo a Rusia”.

A juicio del profesor de la Complutense, “el doble rasero occidental sobre Gaza tampoco ayuda”. “Ambos conflictos están conectados y esas ausencias pueden leerse como respuesta a ese doble rasero”, agrega.

“Para muchos participantes potenciales, está bastante claro que no tiene mucho sentido discutir las perspectivas de pacificación sin Rusia, pero, por desgracia, la postura inflexible de Moscú hace que sea aún menos productivo discutir estas posibilidades con Rusia”, decía hace unos días en un artículo Pavel K. Baev, investigador del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo (PRIO). “Zelenski ha invertido enormes esfuerzos en la organización de esta cumbre y se siente decepcionado por la decisión de China de no asistir, mientras que Pekín niega sus acusaciones de sabotear la reunión. No cabe duda de que la diplomacia rusa ha atacado el plan de Zelenski con furia y sin tregua, pero aún así puede obtener importantes resultados a la hora de ampliar el apoyo a una paz justa más allá de la coalición occidental, que no deja de aumentar el volumen y la calidad de su ayuda militar a Ucrania, de rechazar el ‘brinksmanship’ [estrategia de tensar la cuerda] nuclear de Moscú”.

Los puntos en la agenda

Sanahuja cree que, aunque haya ausencias importantes, “esta conferencia es valiosa”. “Lo que hace es reunir apoyos para la ‘fórmula de paz” presentada por Zelenski“, señala.

El impulso a la cumbre ha orbitado en torno a este decálogo que recoge los principales términos de Kiev para la paz, como la retirada de todas las tropas rusas del territorio de Ucrania, la recuperación de todos los territorios dentro de sus fronteras de 1991 y el castigo de los responsables de crímenes de guerra. No obstante, para ganar tracción y maximizar el número de participantes, Ucrania se ha centrado solo en tres puntos de su fórmula en este encuentro: seguridad nuclear, seguridad alimentaria y liberación de prisioneros de guerra y niños ucranianos deportados por Rusia. 

Los organizadores aspiran a concluir la cumbre con una declaración final, navegando una vez más entre condenar las acciones de Rusia y conseguir la mayor adhesión posible, un equilibrio difícil debido a las diferentes posiciones de los países. Según informó Reuters, este viernes el borrador hacía referencia a la “guerra” de Rusia contra Ucrania, y también subrayaba el compromiso con la carta de la ONU y el respeto al derecho internacional. El medio ucraniano 'European Pravda' informó de que las consultas seguían este jueves y finalmente Suiza excluyó del texto propuesto una serie de referencias que, según la misma fuente, podían perjudicar la posición negociadora ucraniana. En el encuentro habrá tanto sesiones plenarias a las que asistirán todos los jefes de delegación, como debates sobre diversos temas en formatos más reducidos. 

Ucrania sostiene que la mera celebración de la reunión ya es un éxito, pero no oculta que mantener el apoyo internacional puede ser difícil. El portavoz de Zelenski dijo a principios de mayo que los participantes en la cumbre formularían una posición negociadora común sobre el resultado de la guerra y la presentarán a Rusia. Sanahuja ve esta cumbre como parte de un proceso que continuará. “La próxima conferencia puede reunirse en Qatar. En algún momento deberá llevar a una negociación y acuerdo de paz entre ambas partes, con otros países como garantes, vía tratado internacional. Aún es pronto para afirmar que ese proceso tendrá éxito, y antes las partes quieren mejorar su posición y creen que por vía militar aún pueden hacerlo”, explica. 

“Los hechos no permiten ser optimistas. Como dijo hace unos meses António Guterres, aún no hay condiciones para que Ucrania y Rusia puedan entablar negociaciones efectivas. Lo que nos enseña la experiencia histórica y la bibliografía sobre negociaciones y procesos de paz es que una condición necesaria, aunque no suficiente, es que el conflicto se haya transformado de forma tal que llegue a una fase de ‘estancamiento mutuamente doloroso”, agrega el profesor, que lo explica en el artículo Entre el estancamiento doloroso y la ruptura: opciones para una paz negociada en Ucrania, publicado recientemente. “Esto es, un momento en el que las partes –y quienes les apoyan desde el exterior–asumen que no pueden vencer, y continuar luchando traerá costes que superan con mucho los beneficios que se atribuyen a una victoria militar improbable”. 

Por su parte, el experto del PRIO cree que las discusiones sobre los parámetros de un acuerdo de paz pueden parecer “prematuras y poco realistas”, pero en realidad “son tan esenciales y oportunas como lo fueron los planes de reconstrucción del orden mundial elaborados meses antes del memorable Día D [el desembarco de Normandía en la II Guerra Mundial]”.

DM

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