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Chile, entre la fantasía de “nuevo Allende” y un apolillado Pinochet

Un Chile nuevo se enfrenta al Chile viejo del medio siglo que empezó en 1973.
18 de diciembre de 2021 20:29 h

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En la primera vuelta, celebrada el 21 de noviembre, una diferencia mínima otorgó la victoria al candidato ultraderechista José Antonio Kast del Frente Social Cristiano con el 27,91% de los votos ante el izquierdista Gabriel Boric, líder de la coalición Pacto Apruebo Dignidad, en segundo lugar con el 25,83 %. En esa oportunidad, el oráculo de las encuestas se cumplió a pesar de muchos descreídos. Si bien la participación ciudadana fue solo del 47 % ciento, menor a la registrada en el plebiscito de 2020 para la aprobación o rechazo de una nueva Carta Magna, atrás quedaron las opciones moderadas y los representantes de los partidos políticos tradicionales en Chile. Para el resultado de mañana, los sondeos predicen para Boric una ligera ventaja.  

Un perfil sintético y analítico muestra en nítida oposición a los dos presidenciables.  Kast es una persona mayor (55 años), es un católico practicante, está casado con la misma esposa (pañuelo celeste) desde 1991, padre de cuatro hijas y cinco hijos, es abogado, profesor, estudió en la Universidad Católica, fue diputado de la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido más a la derecha de la tradicional coalición de centro derecha que compitió por el poder los últimos 30 años.  Boric es joven (35 años, mínimo requerido para ser presidente), no es religioso, tiene una pareja (pañuelo verde) desde hace dos años, ni hija ni hijo, terminó de cursar Derecho en la Universidad de Chile, es un líder estudiantil devenido diputado, primero independiente, después por el recién creado Frente Amplio (FA) y tras las elecciones primarias, en julio de 2021, se convirtió en el candidato de la coalición Pacto Apruebo Dignidad 

 Kast en una reciente entrevista en Radio Tele 13 , expresó respecto a la figura de Augusto Pinochet : “Yo creo que sí, que votaría por mí, si estuviera vivo yo creo que sí”… “Yo soy bien directo. Creo que Pinochet pegó un salto cualitativo para que alguien como Sebastián Piñera pudiera desarrollar un programa, separando el tema de los derechos humanos, el gobierno de Pinochet para el desarrollo del país fue mejor que el de Sebastián Piñera”. Si bien, luego,  suavizó su discurso para no ser relacionado con las violaciones de derechos humanos, Kast sigue de cerca las ideas de Donald Trump y Jair Bolsonaro, con una actitud en público menos polémica y eufórica. Los ejes de su programa se centran en la seguridad, la economía y la migración. Propone bajar los impuestos y reducir el gasto público con menos participación del Estado e impulsar el sector comercial para la generación de empleo. En cuanto al agonizante sistema de pensiones chileno, mantener el actual y postergar la edad de jubilación para evitar un colapso del sistema previsional. 

La propuesta de Boric, según sus propias palabras, nace de la lucha social. Su eje programático se sostiene en la descentralización, el feminismo, la crisis climática y un sistema de trabajo digno. Un plan de gobierno que garantice los derechos sociales universales a sus ciudadanos con mayores gravámenes impositivos tanto al capital como a la riqueza y reducción de exenciones a las ganancias.

Después de los resultados preliminares de la primera vuelta, los anuncios de medidas radicalizadas de uno como de otro se morigeraron en vista al  tenaz propósito por alcanzar los votos que otorgaran al ganador la presidencia.  Así respecto al  matrimonio igualitario, recientemente aprobado y promulgado por el presidente Sebastián Piñera, volvieron a relucir los comentarios despectivos de Kast hacia la lucha de los derechos LGTBIQ+  que había calificado como una “dictadura gay”. Kast dio marcha atrás a su idea de terminar con el ministerio de la Mujer, se retractó de revertir la ley de aborto terapéutico y suavizó su propuesta que buscaba rebajar impuestos a las grandes empresas chilenas.  Una muestra de que acaso la clave de la victoria esté en un mismo sector del electorado, disputado voto a voto.

Boric debe persuadirlo de que su gobierno enfrentará de inmediato y en el territorio la delincuencia, el crimen organizado, el narcotráfico, la migración, la ‘cuestión mapuche’, y la desigualdad en el acceso a seguridad y atención médica primaria. Kast debe persuadirlo de que dispondrá de inmediato medidas de alivio económico familiar y de ‘vejez digna’, y de que la reforma del sistema previsional privado será radical, definitiva, e igualitaria.  

Si a primera vista, la victoria de uno u otro de ambos candidatos presenta modelos antagónicos de país, la composición parlamentaria resultante de la primera ronda electoral no deja espacio para maximalismos. Desde el regreso de la democracia en el andino Chile, la derecha no había logrado unos resultados en el Senado como lo hizo en estas elecciones. En la Cámara de Diputados, en cambio, la representación fue variada pero con una mayor participación femenina de 36 a 55 mujeres.

Notablemente los dos candidatos, o sus campañas, han dado prueba de espléndida capacidad de atención a cantidad de variables. Tras la primera vuelta, Kast emprendió una gira relámpago por EEUU, donde se reunió con políticos conservadores, como el senador republicano Marco Rubio, mientras que en Chile se enfocó en atraer a los votantes de los otros candidatos de derechas. Por su parte, Boric llevó su campaña a las comunidades en las que su mensaje no había logrado calar.

“El voto a Boric es urbano, progresista y en gran medida concentrado en Santiago”, dice María Cristina Escudero, politóloga de la Universidad de Chile. “Pero ambos candidatos han tenido que llevar físicamente su mensaje a las zonas rurales y marginales, a las que no pudieron llegar a través de las redes sociales”.

La campaña de Boric se ha dividido en cuatro giras simultáneas por el país. Su mensaje que la “esperanza” triunfará sobre el “miedo” fue también una respuesta a las acusaciones de Kast:“Boric y el partido Comunista quieren indultar a los vándalos que destruyen. Se reúnen con terroristas y asesinos. Ellos quieren inestabilidad, cerrar fronteras al comercio, avanzar por la senda del odio. No queremos la ruta que nos lleva a ser Venezuela y Cuba” . 

En el extremo norte de Chile, Boric  tuvo como jefa de campaña a  Izkia Siches, exdirectora del Colegio Médico de Chile quien alcanzó popularidad  por su liderazgo pragmático en la pandemia de Covid . En el sur del país, donde Kast obtuvo la amplia mayoría de votos, Karol Cariola, diputada del Partido Comunista y de la misma generación de líderes estudiantiles que Boric, golpeó las puertas de las viviendas junto a un equipo de alcaldes y simpatizantes. En la campaña, un camión convertido en escenario ofreció conciertos gratuitos y discursos políticos. “El recibimiento ha sido hermoso: la gente está alegre y comprometida con nuestra campaña”, expresó la actriz Francisca Gavilán, intérprete de la venerada Violeta Parra en la película de 2011 Violeta se fue a los cielos.

Y mientras Kast y Boric pelearon los votos, la clase política también se reorganizó. La candidata centrista Yasna Provoste y el ex legislador del Partido Socialista Marco Enríquez-Ominami, que se llevaron entre los dos el 19% de los votos de la primera vuelta, anunciaron su apoyo a Boric. Kast se ha ganado el apoyo de toda la derecha tras hablar largo y tendido en el canal de YouTube dirigido por el empresario Franco Parisi, que sorprendió a muchos al obtener el 13% de los votos en la primera vuelta a pesar de no haber puesto un pie en Chile durante la campaña. Kast aceptó un ultimátum de Sebastián Sichel, un exministro de centroderecha que también obtuvo el 13% de los votos, que le exigió que moderara elementos de su programa a cambio de su favor . En cambio, Eduardo Artés, un comunista de 70 años que obtuvo menos del 1% de los votos, se negó su apoyo a los dos candidatos.

En el último debate (13.12.21) ante las cámaras televisivas, los dos contrincantes hicieron notables esfuerzos para moderar sus posiciones buscando atraer al electorado del centro para la ronda decisiva. Un esfuerzo, que también es notorio, de salvar una brecha polarizadora existente antes de la campaña electoral, que aun el más distraído observador sabe que no será abolida sea cual fuere el resultado final de las elecciones.  

Kast anclado en una derecha -que tiene alcance internacional- nacionalista en materia de cultura e inmigración es contraria al multilateralismo a la vez su  nacionalismo llega hasta donde le permita la economía liberal de mercado

Boric a quien los adversarios destacan la presencia del PC en la plataforma - un fantasma que agitan cuando no pueden convencer con sus propios medios-  no reconocen  que este candidato declara respetar la institucionalidad existente en la línea de las aspiraciones plasmadas en la elección de la Convención Constitucional, -cuyo antecedente se encuentra en el estallido social de 2019- donde la correlación de fuerzas está bastante más clara, con una mayoría de representantes de la izquierda e independientes.

¿Cómo afectaría a este proceso un eventual triunfo de Kast, que sigue defendiendo la antigua Constitución de 1980? Muy probablemente la Convención Constitucional seguirá trabajando. Sin embargo, no se puede desconocer la gravitación que tendrá el eventual triunfo de Kast para los constituyentes. Sin embargo, parece ilusorio que el ‘viejo’ Chile retorne como si nada hubiera pasado.  Por el contrario, se registran hechos inéditos. Entre otros, por primera vez que una representante de las Naciones Unidas apoya a uno de los candidatos aspirantes a llegar a La Moneda. Michelle Bachelet, Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU y ex presidenta de Chile en dos oportunidades ( 2006 - 2010 y 2014 - 2018) dio a conocer su postura política públicamente de apoyo a Boric. No solo la expresidenta sino también un  comunicado de tribuna abierta, un manifiesto que valora la lucha política de Chile como la lucha de todas y todos los europeos por un mundo más democrático, inclusivo y sostenible que sostiene batalla contra las amenazas de líderes y movimientos de ultraderecha autoritarios, cuya nómina de firmas reconocidas personalidades está encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero.

SS

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