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Fernández minimiza el fallo y Cristina reactiva su ampliación de la Corte

Alberto Fernández, ingresa a Casa Rosada

Pablo Ibáñez

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El lunes al anochecer Santiago Cafiero y Vilma Ibarra hablaron un rato largo. Con la certeza de un fallo inminente, proyectaron escenarios sobre cómo amortiguar lo que adivinaban como un revés de la Corte Suprema, ensayaron lecturas para minimizarlo y sondearon cómo avanzar con el proyecto merkeleano de Alberto Fernández para que el Congreso defina parámetros para actuar en/contra la pandemia.

Entre las dilaciones de Carlos Zannini y el dato de que Elena Highton de Nolasco se excusaba de intervenir, la semana pasada se instaló en Olivos la presunción de un fallo cortesano. La duda, en las últimas horas, era detectar el tono del escrito, el nivel de virulencia. El 4 a 0, el reto por la insuficiente argumentación y los límites a futuro de las medidas que puede tomar Nación sintetizan lo que en términos más políticos que judiciales califica como paliza. En rigor, al cerrar el día, desde el gobierno lo apuntó que es un fallo político sin impacto jurídico.

“Si la Corte le da esas facultades a CABA, que Nación no vacune más en la ciudad y que Larreta salga a comprar vacunas”, exageró un dirigente apenas trascendió la resolución, en un clima que tradujo lo actuado por la Corte como una “apuesta al caos”. Pareció un espasmo pero luego brotaron voces oficiales con el mismo libreto: “¿Se va a hacer cargo de las consecuencias que genere esta decisión irresponsable?”, dijo el ministro de Justicia, Martín Soria.

El resultado del fallo se intuía en el gobierno desde hacía 10 días. En cada paso Zannini pisó sobre esa hipótesis envenenada: tardó en asentar su escrito, insistió con objetar la competencia originaria de la Corte -lo hizo dos veces en una semana con dos expedientes diferentes- y el jueves, en una trompada al aire, pidió desdoblar la causa escuelas. “Maniobra dilatoria”, anotaron en la Corte.

En la lógica que expuso este martes en Casa Rosada, aquellas dilaciones de Zannini buscaban que la resolución de la Corte opere sobre un fallo que ya no está vigente para apuntar que el DNU 267 que rige desde el 1° de mayo, y que no está alcanzado por el fallo cortesano, que las restricciones están vigentes como está vigente la suspensión de la presencialidad escolar. En esa línea, fuentes oficiales dijeron en la noche del martes, que el fallo no aporta nada jurídicamente por lo cual CABA “se tiene que ajustar a derecho”.

Efectos

El fallo tuvo un efecto colateral. Logró fusionar lo que se astilló con los tironeos por las tarifas y el destino de Federico Basualdo, episodio sobre el que recién el lunes a la tarde se acordó poner en mute tras 72 horas de fuego nutrido. En lo superficial, el FdT entró en la misma sintonía frente a un fallo que, bajo la lupa del panperonismo, se juzga “golpista”, insensible a la crisis sanitaria y funcional al macrismo.

Carla Vizotti, que hablará en estas horas, prepara una objeción sanitaria: que el tribunal reclama una serie de certezas epidemiológicas que es imposible dar porque no hay, en el mundo, antecentes suficientes para hacerlo.

Por la autopista argumental del fallo político transitaron Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Soria y Cafiero, que aportaron la plataforma para que reaparezca un planteo que suma adeptos en sectores del Frente de Todos: la proclama para reformar la Corte. Martín Doñate, senador que Cristina sentó en la presidencia de la BIcameral de Ministerio Público, lo explicitó. “Pretenden deslegitimar las decisiones del Gobierno y afectar la firme decisión de nuestro presidente de cuidar y priorizar la salud de la gente” dijo el legislador y apuntó que “Argentina requiere de una urgente y profunda reforma judicial” porque “confirmamos ante cada decisión de la Corte, que sus integrantes conforman un partido judicial alineado con Macri y cuyo objetivo hoy es el fracaso de la política sanitaria de nuestro gobierno”.

Doñate reactiva una bomba sucia. Parece que ocurrió en otro siglo pero el año pasado Alberto y Cristina estuvieron 60 días sin verse cara a cara, casi sin hablarse, con el vínculo reducido a la frialdad imprescindible del Telegram. El detonante de aquel silencio denso fue un desencuentro de fondo, primal, sobre cómo cohabitar con una Justicia que los dos Fernández juzgan del mismo modo: lenta, corporativa, funcional al poder económico.

En crudo. Cristina cree -y este martes lo ratificó con sus tuits- que no hay reformismo posible con el acecho de una Corte que siempre apuesta al “statu quo”, posición a la que Fernández adhiere aunque con menos espasmo. La disidencia está en el cómo: Cristina, que asistió a la exitosa reforma de la Corte de Néstor Kirchner y luego fracasó con su propia reforma judicial advierte que el único mecanismo es “licuar” el poder de la Corte.

El modelo CFK está ahí: multiplicar el número de miembros, establecer paridad de género y una distribución según las regiones del país, además de aportar formaciones diversas. En la Corte no hay ningún penalista, observa un dirigente del FdT y recita, como un mantra, que hay dos santafesinos, un cordobés, un porteño y una bonaerense, ni cuyanos, ni norteños ni patagónicos.

El presidente, dicen a su lado, advierte que es una pelea desigual. El FdT no consiguió los votos ni siquiera para aprobar una reforma judicial que consiste, esencialmente, en crear una larga tira de cargos. Así y todo, en el entorno presidencial se asegura que la Corte “mostró sus cartas y se paró en la cancha de Larreta y Macri”, según dijo a elDIarioAR un funcionario.

En su crítica al fallo, el presidente usó otro tono y evitó ir más allá. Por la tarde, elaboró con algunos colaboradores una respuesta donde defiende sus decisiones, objeta que la Corte no tiene en cuenta la crisis sanitaria y sostiene que el fallo no pone en duda la vigencia del DNU que está activo hasta el 21 de mayo. En paralelo, dio indicaciones para que apuren la redacción del proyecto de Emergencia Covid-19, iniciativa que tiene por delante tierra árida legislativa.

Este miércoles, a las 9 AM, Marcos Cleri reunirá a la bicameral de Trámite Legislativo para validar el DNU que extendió las restricciones hasta el 21 de mayo y según un mapa epidemiológico, extendió la suspensión de presencialidad al gran Mendoza, Rosario y la ciudad de Santa Fe, disposición que Omar Perotti aceptó pero que Rodolfo Suárez, el radical que gobierna Mendoza, desafió con el mismo argumento que Horario Rodríguez Larreta.

Juntos por el Cambio (JxC) anticipó su rechazo a la sesión de la comisión pero el FdT, que tiene mayoría, avanzará y refrendará el DNU que diez días después, salvo que el pleno del recito lo rechace, quedará ratificado. Será una situación peculiar: el Congreso validará un decreto que, aunque no lo toca específicamente, la Corte consideró equívoco.

PI

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