Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Y después es ahora
Opinión

Lauras

Trenque Lauquen, la película de Laura Citarella.

Romina Paula

0

Vamos al Malba a ver Trenque Lauquen, la película de Laura Citarella que escribió junto a la también protagonista Laura Paredes. 

Pero quiero empezar por el final. 

Que remite a Sin techo ni ley de Agnes Varda. Laura personaje termina yirando por la llanura pampeana, sin objetos, sin palabras, con lo puesto nada más. La paleta de su ropa es parecida a la de Mona, la paleta del paisaje también, los lugares abandonados que habita, también. Solo que a diferencia de Mona, Laura no amanece con escarcha y manchada de vino tinto en una zanja sino que, sencillamente desaparece, en un gesto último y sublime de transformación.

Antes de eso, la película está llena de palabras y de cosas. Laura personaje hace muchas actividades diferentes: es bióloga y estudia algunas especies pampeanas. También hace una columna en una radio sobre mujeres trascendentes. También es miembro de una cátedra en la facultad. Y tiene un novio. Y un amante. Y se pone a investigar la trama de unas cartas de amor que aparecen en libros que saca de la biblioteca. Y se pone a investigar la desaparición de una criatura de la laguna local. Laura es muchas, Laura es varias. Laura también es la Laura actriz, la Laura guionista, la directora también se llama Laura. Que también aparece en la película, embarazada de verdad, y como la fantasía de otro personaje, encarnando a la misteriosa maestra de las cartas de amor.

La película, como decía, está llena de palabras. Llena de imágenes también, pero de eso, en general, se compone una película. Laura y Laura escribieron muchísimas cosas, la película deriva, va y viene en el tiempo, reconstruye, compone, desarma, hasta que se deshace de todo todo todo al final, hasta de la presencia física de Laura, la protagonista, la actriz también.

Al día siguiente veo a Laura actriz en una obra de teatro, con otro personaje, que esta vez no se llama Laura. Ahora Laura hace algo bien distinto. Laura ahora es una cubana temperamental en un parlamento interplanetario. La primera vez que vi actuar a Laura fue en una obra de Rafael Spregelburd en el Rojas que se llamaba Fractal, en el año 2000. En esa obra Laura Paredes y Valeria Correa hacían el mismo personaje, entraban y salían compartiendo el mismo personaje y realmente se generaba el efecto de que eran la misma chica. Ellas, al día de hoy, siguen trabajando juntas. De hecho, ambas están en esta obra en la que Laura es cubana, que se llama Parlamento y que es la última creación del Grupo Piel de Lava que integran Laura y Valeria junto a Pilar Gamboa y Elisa Carricajo. Mucha agua ha corrido bajo el puente desde Fractal pero ellas siguen trabajando juntas. No sólo eso, sino que en esta obra, particularmente, lo hacen casi como si fuera la primera vez, con nada de lo malo de las primeras veces, con todo del arrojo y la ausencia de especulación de una primera vez. Las chicas vienen de y siguen haciendo ese éxito arrollador e incuestionable que es Petróleo, y lejos de burocratizarse o temerle al riesgo, componen a unas mujeres parlamentarias emperifolladas y de intensos acentos al hablar. Las cuatro trabajan en teatro, cine y series desde hace, mínimo, veinte años. Pero/y en lugar de pensar yo para esto ya no estoy, redoblan la apuesta y se lanzan a actuar como si se acabara el mundo porque es cierto que sino, de algún modo, se acaba. 

Hace mínimo veinte años también que me vengo vinculando con la actuación, de diferentes modos, desde afuera, es decir, viendo y dirigiendo a otrxs, la mayoría de las veces, y sigo sin tener la menor idea de qué se trata. Es de ese orden de cosa o fenómeno que uno no podría explicar y acaso ni siquiera ir a buscar pero sí reconocer cuando aparece. Es un fenómeno eternamente extraño, qué es lo que alguien hace cuando actúa, qué cree que hace para actuar, qué es lo que efectivamente hace, qué es lo que vemos. Tampoco es lo mismo en el cine que en el teatro, lo que se requiere del actor. ¿Es/ Se trata de presencia, de presente, de capacidad de vaciarse? ¿Actuar es hacer o es recibir? ¿Es ir a buscar o que aparezca? ¿Es generar las condiciones para que circule, suceda nomás? Debe haber tantos modos de generar aquello o de aproximarse como actuantes hay. Ese es uno de los riesgos y poderes del teatro, el colmo del presente, o sucede o no sucedió, ya volverá a suceder la próxima función, o acaso no.

En la película de las Lauras, también, por ejemplo, trabaja Ezequiel Pierri quien en realidad casi siempre, es productor. Pero acá tiene un rol protagónico con el que se recibe de actor, y de uno muy bueno. Tampoco podría decir qué es lo que hace que sea tan sensible lo que hace, son sus miradas, la escucha, el modo de estar. Porque esa es otra zona de la actuación, aún menos evidente: la de la escucha. Qué es lo que hace una actriz o un actor cuando le hablan, cuando le están diciendo o cuando no le dicen nada y sencillamente tiene que estar y mirar. ¿Es el cine más del estar y del ser, y el teatro el reino del hacer? ¿El cine captura, el teatro conjura? No estoy segura.

Es un misterio qué hace una actriz al actuar, y qué hace que nosotrxs nos conmovamos al verla. Un misterio que, además, sucede en el entre: no es sólo cosa de ella que está ahí, ni solo nuestra que estamos acá. La conmoción, el acuerdo, flotan en ese entre y es un misterio que, para mi, hay que dejar flotar.

RP

Etiquetas
stats