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Opinión

Santiago Adano, uno de los presos al voleo

Santiago Adano no estaba haciendo nada. Ahora está preso.
14 de junio de 2024 12:31 h

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Entre los 35 detenidos que la policía se llevó este miércoles uno se llama Santiago Adano. Fue uno de los que agarraron al voleo: un video muestra claramente que se lo llevan cuando estaba yendo a la boca del subte. No estaba haciendo nada. Ahora está preso. Se esperaba que lo liberaran luego de la primera noche, pero apareció el infame fiscal Stornelli y sacó de la galera una acusación ridícula. A todos los acusa de alzarse contra el orden constitucional, instar a la violencia, provocar daños e incendios y no sé qué otras cosas. Stornelli pidió prisión preventiva mientras se realiza el juicio. La causa cayó en manos de la jueza María Servini, que accedió al pedido. 

Me enteré de la noticia por las redes de la Asamblea de Caballito, a la que él pertenece. Me lo había encontrado el miércoles por la mañana frente al Congreso. Estaba con la gente de su asamblea y charlamos un buen rato. Lo vi optimista, no tanto por el resultado posible de la votación sino por lo que veía en la gente. Me dijo que le parecía que la sociedad estaba reaccionando, que los lazos de solidaridad se estaban reconstruyendo. Me contó sobre la olla popular con la que estaba colaborando, que en las últimas semanas se había triplicado la cantidad de gente que iba a comer con ellos, pero que también se había triplicado la cantidad de voluntarios que se involucraban en la organización, consiguiendo comida, cocinando, atendiendo a la gente. Personas buenas, a las que les importa el prójimo. Muy lejanas a ese estereotipo horrible que nos quiere imponer el Gobierno, esa imagen de militantes mafiosos que se movilizan porque alguien les paga, porque tienen algún kiosko, algún interés personal. El ladrón cree que todos son de su condición. 

Ustedes no saben lo bueno que es Santiago. Lo conocí hace algo así como siete años, a través de una amiga en común. Es músico, dicta talleres de composición de canciones y está siempre girando con sus recitales. Hace poco anduvo de gira por España y luego por Bariloche. Fue uno de los fundadores de Julio y Agosto, una conocida banda del indie porteño. Eran geniales, fui muchas veces a verlos tocar y me dio mucha tristeza cuando se disolvieron. Santiago había tenido un accidente grave por mirar el celular mientras andaba en bicicleta. Luego de eso, aprovechaba la atención del público en los recitales para advertirles que no fueran salames como había sido él, que no usaran el teléfono mientras pedaleaban. Nos brindaba su música y nos cuidaba. Santi también grabó un disco solista, Perro de caza, bellísimo. De verdad, muy bello, escúchenlo. Yo me cansé de escucharlo y me aprendí una de esas canciones en la guitarra criolla que me compré durante la pandemia. Antes de comprarla lo llamé por teléfono para que me recomendara marcas y seguí su consejo. No se equivocaba, suena muy bien.

Ahora está preso. Podría haber sido cualquiera de los que estuvimos tranquilamente frente al Congreso, reclamando a los senadores que no voten una ley tan dañina como la que finalmente votaron. Le tocó a él. Al voleo. 

Discúlpenme, pero estoy furioso. ¿Qué mierda nos pasa? ¿Por qué el Estado se ensaña con gente buena como Santi, que hace que el mundo sea un lugar un poco mejor, más bello, más solidario? ¿Por qué tenemos un Congreso que necesita tirarnos encima a la policía para votar leyes que solo benefician a los ricos? ¿Por qué la sociedad está tan obnubilada con los cretinos que hoy nos gobiernan, con los timberos, con los que exhiben como un gran logro minar criptomonedas, con los que son tan mediocres que solo tienen como proyecto de vida hacer guita? ¿Por qué no ve, por qué no quiere ver y apreciar a los mejores de entre nosotros, los que son capaces de entregar su tiempo y su energía para ayudar a que otros, que lo perdieron todo, no pasen hambre? ¿Por qué está preso Santiago y sigue libre el chorro de Sturzenegger, que nos está desvalijando por tercera vez?

Perdón la amargura. Hace 50 años que repetimos este loop neoliberal inconducente y destructivo. Concentración del ingreso, deuda, empobrecimiento, crisis, represión y vuelta a empezar. Siempre el mismo ciclo. Hoy estamos perdidísimos, indefensos y en manos de la peor de las castas. Sé que, en algún momento, después de toda la destrucción y la violencia que se vienen, nos vamos a reencontrar. Cuando eso ocurra, si tienen suerte, se van a cruzar con la mirada bondadosa de Santiago. Y si tienen más suerte, lo van a escuchar cantar.

EA/JJD

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