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El 2023 ya llegó
Muchos candidatos y el plan anti inflación de Massa, la doble apuesta de Fernández

El presidente Alberto Fernandez y la Primera Dama, Fabiola Yañez, en su arribo a París.Este domingo viajan a Bali para la cumbre del G20.

Pablo Ibáñez / Enviado Especial

Paris —

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Máximo Kirchner “bajó” a Cristina de una candidatura, Sergio Massa se autoexcluye del 2023 y el cristinismo pide que Alberto Fernández haga un renunciamiento a una hipotética reelección ocho meses antes del cierre de listas. Al ruido interno y a una economía que se estabilizó pero aun corre detrás del karma de la inflación, el FDT enfrenta otra anomalía: ser un gobierno peronista que no tiene, ni deja tener, candidatos.

Muchos candidatos, no pocos, es la consigna que repite el albertismo y que confronta, de lleno, con el planteo de sectores K que piden, como claudicación, que el presidente renuncie por anticipado a cualquier intención de reelección en el 2023. “Eso no va a ocurrir”, dijo Fernández, el lunes pasado, ante un grupo reducido en Casa Rosada como contó elDiarioAR.

“Sergio se equivocó cuando dijo que no será candidato el año que viene. Nosotros necesitamos más candidatos, no menos”, apunta una fuente de diálogo diario con el presidente y menciona que lo mejor para el FdT sería que haya muchos anotados: de Fernández a Cristina, de Massa a Daniel Scioli, de Eduardo “Wado” De Pedro al gobernador de San Juan, Sergio Uñac, se enumeran en el paquete de potenciales. “Si vos querés ser concejal o intendente, necesitás candidatos arriba”, explica un operador del PJ.

La falta de candidatos, además de expresar en un plano brutal la negativa hacia el presidente, opera como un sálvese quien pueda. Entre Buenos Aires y París, funcionarios del peronismo que están en diálogo con Fernández, plantean que es un error táctico que el FdT se muestre sin competidores. “Cristina sabe mucho, muchísimo, de elecciones. Ella entiende eso y por eso, luego de que Máximo la baja, aparecen otros a decir lo contrario”, explica un dirigente a la distancia. Y lanza una teoría: que Máximo se equivocó a decir que Cristina no sería candidata y que por eso, al día siguiente Axel Kicillof salió a plantear que había un clamor por la candidatura de la vice y en esas horas, Cristina decidió aceptar la invitación de Abel Furlán a un congreso de la UOM, aunque ya tenía pautado un mega acto el 17 de noviembre en el Estadio Único de La Plata.

Sobre las PASO

El planteo de los “muchos candidatos” tiene un efecto colateral: sugiere que la definición de las candidaturas, aunque pueda negociarse, quedará sometida a la instancia de una PASO, herramienta electoral que aunque fue motivo de debate ahora parece condenada a no tener ningún tipo de modificación. En Casa Rosada, hacen cuentas y dicen que “no están los votos en el Congreso”.

“Wado dice que los gobernadores tratan de convencer a Alberto pero a Alberto solo algunos intendentes le plantearon el tema, pero él les dijo que vayan a convencer a los diputados porque los votos no están”, contó una fuente oficial que detalló que el tema se trató en una reunión con intendentes en Almirante Brown pero que no hubo gobernadores que, explícitamente, le hayan llevado el tema al presidente.

En París, durante un contacto con periodistas argentinos, Fernández usó la misma frase que Cristina sobre el escenario electoral: dijo que “hará lo que tenga que hacer” para que Juntos por el Cambio no vuelva a ganar y ser gobierno. El punto de acuerdo sobre ese sacrificio mutuo de los Fernández, habre un interrogante: qué cree, cada uno, que es necesario para que se sienten a conversar el presidente y la vice.

Hay, según aporta un funcionario y que no desentona con la mirada de algunos que orbitan a la vice, un diagnóstico sobre esa expectativa: sostienen que un error creer que una mesa política del FdT, entre Alberto y Cristina, pueda servir para resolver las diferencias. Hay un plano personal y uno político que parece hacer muy difícil que, salvo en la emergencia, ambos dirigentes encuentros puntos de acuerdo y funcionamiento.

¿Qué sería hacer lo necesario para ganar? “Que gobernemos, que resolvamos los problemas que tenemos, que resolvamos la inflación, no vale la pena perder tiempo hablando de eliminar las PASO”, apuntan en el entorno de Fernández. Aparece, entonces, la que es -de fondo- la única carta que puede ofrecer el peronismo para entrar competitivo al tramo último de las elecciones en el 2023: que haya algún tipo de solución económica en la calle, sobre todo respecto a la inflación. “Necesitamos ordenar la macro y que eso genera más calma”, apuntan.

Ahí aparece en el radar Massa, que logró una triple magia: el respaldo de la vice, una buena relación con Fernández y tener el guiño del círculo rojo. “La relación entre Sergio y Alberto está muy bien, piensan igual sobre lo que hay que hacer”, dicen en el oficialismo. El ministro de Economía tiene previsto llegar este domingo a París para sumarse a la comitiva presidencial y viajar a Bali junto a Fernández.

El plan de Massa aparece, entonces, como la llave para que el FdT logre algún nivel de competitividad y, de ese modo, se produzca el fenómeno de que aparezcan más candidatos en todos los niveles. Hay una mirada recurrente: si las PASO no se eliminaron, se deben usar. El FdT históricamente evitó las primarias mientras, enfrente, Juntos por el Cambio (JxC) las usó en momentos clave: en 2015, para legitimar la primera postulación de Mauricio Macri, y en 2021, en la intermedia en la que luego derrotó al FdT. La tesis de algunos dirigentes del radicalismo es que habrá una PASO con al menos cinco candidatos opositores si es que evitan lo que ven como un plan de Macri para agrandar el conflicto interno y terminar como el presidenciable de la poscrisis interna.

En el clima del Gobierno, aparece, la idea de que el FdT es autodestructivo, un factor que incluye a todos los actores del oficialismo pero que tiene una lógica distinta cuando se proyectan escenarios electorales quirúrgicos como decir “perdamos pero tratemos de ganar los distritos, o a l provincia. ¿Desde cuándo el peronismo juega a perder por poco?”, se pregunta un dirigente.

Flota, al final, un planteo que se ancla en el registro histórico pero que aparece bajo observación de algunos. “El voto ideológico alineado nos garantiza estar en la segunda vuelta”, se apunta y se instala la idea del todo o nada final, como ocurre en los balotajes.

PI

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