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Entrevista

Eduardo Fidanza: “Si Milei logra bajar la inflación sin una recesión muy fuerte, es probable que se afiance en el poder”

El analista político Eduardo Fidanza, fundador y director de Poliarquía Consultores

Diego Genoud

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El sociólogo Eduardo Fidanza, analista político, fundador y director de Poliarquía Consultores, asegura que para que el presidente Javier Milei se pueda afianzar en el poder, tiene que lograr bajar la inflación pero sin una recesión muy fuerte. También cree que el mandatario ya está pensando en las elecciones de 2025 para ganar poder legislativo. Y comparte un hallazgo de su consultora: en el Gran Buenos Aires su popularidad cayó y la proporción es inversa al promedio nacional: 60% de rechazo y 40% de de aprobación. “El fenómeno Milei es un fenómeno más del interior que del AMBA”, recalca.

-Milei está cumpliendo tres meses en el gobierno y en una de tus columnas definiste al presidente como la figura pública más insólita de las últimas cuatro décadas. ¿Cuál es la razón del apoyo a esta figura insólita? ¿Hay una razón? ¿Hay razones?

-Sí. Y esto lo tenemos que inscribir no solamente en la actualidad política argentina, sino en lo que ha ocurrido en otros lugares del mundo y lo que está ocurriendo. Básicamente, Javier Milei es un líder de un movimiento populista de derecha, con lo que los académicos llaman las democracias iliberales. O sea, él es un ultra liberal en economía, pero su estilo, lo estamos viendo en el conflicto con el Congreso y eventualmente lo vamos a ver en conflicto con la Justicia, es una concepción populista. O sea, es el líder y la sociedad. Y las instituciones quedan en el medio con una relevancia menor. Y, además, es un personaje extravagante. Pero también lo es Trump y también lo es Bolsonaro. O sea, son provocadores, son personas extravagantes, pero con un gran magnetismo personal. Y su llegada se explica por el fracaso de la democracia liberal tal como la concebimos desde el 83.

-Las encuestas dicen a tres meses de la asunción de Milei que todavía mantiene una popularidad considerable, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos en medio de un ajuste de shock, que combina el derrumbe del salario con la recesión, problemas que ya precedían a Milei, pero que se agravaron muchísimo en este tiempo. ¿Cómo dirías que hay que leer este estado de opinión?

-Cuando hablamos del apoyo social a Milei, debemos considerar que si uno lo compara con otros gobiernos, y podemos hacer la comparación con el gobierno de Macri, el apoyo de Milei a tres meses de haber iniciado su gestión es considerable. Pero no es un apoyo extraordinario. Según nuestras últimas investigaciones, según el indicador que elijamos, él tiene en algunos 60% a favor y 40% en contra, en otros 55 a favor y 45 en contra. Quiere decir que la sociedad está bastante polarizada. Él, debemos decir, conserva seguramente el porcentaje de votos que obtuvo, en torno al 55%. Pero hay que ver cómo evoluciona. No estamos hablando de un 70-30, estamos hablando, en algunos casos, de 60-40, en otros, menos. Entonces ese apoyo lo debemos reconocer, pero hay que ver cómo evoluciona. ¿Y por qué es importante esto? Porque en verdad el gobierno basa su capacidad de transformar la realidad en el apoyo que tiene en la opinión pública. Pero ese apoyo está sometido a las alternativas de un ajuste económico muy severo, etcétera De modo que pasaron tres meses. Eso es meritorio. Pero hay que ver cómo evoluciona.

Tenemos un un fracaso muy importante del peronismo y sobre todo del kirchnerismo. Y eso también hace que Milei prevalezca

-Milei llegó a la presidencia cuando muy pocos lo esperaban y sobre las ruinas de un sistema político o un sistema político muy deteriorado que se había acostumbrado a la polarización. Ahora, tres meses después, ¿qué capacidad de reacción demuestra ese sistema político ante el gobierno de Milei?

-La oposición está desperdigada y de alguna manera no logra asimilar el estilo de Milei. Acá hay una especie de complejo de culpa, porque cuando Milei habla de la casta y la sociedad acepta y compra, hay algo de verdad en eso. La democracia no resolvió los problemas de bienestar. Y en la medida en que tenemos democracia sin bienestar y tenemos una clase política que se ha mostrado ineficaz, pero que de alguna manera también tiene privilegios, creo que ahora esa oposición está muy descolocada. Tenemos un un fracaso muy importante del peronismo y sobre todo del kirchnerismo. Y eso también hace que Milei prevalezca. El otro día, en una conversación con una persona muy conocedora de la situación de las clases medias y medias bajas, decía una frase muy expresiva: la gente no ve otra cosa que Milei en este momento. Entonces, para apoyarlo, para cuestionarlo, Milei está en el centro de la escena y claramente lleva adelante la iniciativa política. Y tener la iniciativa política es muy importante. ¿Cuánto va a durar eso? No sabemos, pero por ahora estamos ante esa realidad.

-En una de tus columnas en Perfil, escribiste: El odio y la guerra de Milei contra la política no discriminan y lleva a todos a un enfrentamiento. Hablabas de distintos actores, pero me interesan en especial los gobernadores, que en muchos casos son gobernadores de provincias que también lo eligieron a Milei como presidente. ¿Cómo ves esa relación? ¿Tienen capacidad de discutir con Milei o están subordinados a su planteo de fondo?

-Antes te diría que creo que Milei confunde la persona de los políticos con el instrumental de la política. Entonces, Milei puede cuestionar a los políticos, pero a la vez cuestiona los procedimientos legislativos, las negociaciones, los acuerdos y eso forma parte del instrumental de la democracia. Ahora, en este momento los análisis están un poco divergentes. El llamado Pacto de Mayo pareciera, en un sentido, se puede leer como una propuesta de negociación. Por otro lado, sin embargo, como dicen algunos, se puede leer como un contrato de adhesión. Entonces, no le cerremos al gobierno la posibilidad de que quiera negociar. Pero tengamos en cuenta lo que pasó con la Ley Ómnibus. Los negociadores del Gobierno no tenían el mandato y en última instancia Milei parecía no tener voluntad de negociar. Ahora lo pone a su jefe de Gabinete, Nicolás Posse, el cual nunca se comunicó con la sociedad, pero aparentemente ponerlo a Posse en la conversación puede significar una intención mayor de negociar, siendo que el ministro del Interior Francos fue desmentido varias veces en el curso del tratamiento de la Ley Ómnibus.

-¿Cómo lo ves a Macri que se presenta como aval de Milei, como socio de Milei, piensa que hay una segunda oportunidad para las ideas que él mismo expresó, pero no consigue los espacios de poder que pretende? ¿Hay un Macri que necesita un Milei más débil para tener su oportunidad? ¿Cómo se acomoda en esta escena el ex presidente?

-Macri está descolocado frente a Milei. Hay una cosa importante: él tiene la intención de articular con el Gobierno políticamente. Milei también dice eso, pero Milei no quiere ceder y no debe ceder porciones de poder. No te olvides de algo: Macri arrastra un 50% de imagen negativa desde que dejó el Gobierno. Y Milei hoy, junto con Villarruel, son los políticos mejor evaluados. Entonces eso juega en favor de Milei, que de alguna manera pone las reglas de ese eventual acuerdo. Y yo creo que Macri queda en un segundo plano.

Si la inflación baja, pero hay una recesión muy profunda, no creo que Milei pueda afianzar su poder. Ahora, si lograra bajar la inflación sin una recesión muy fuerte, es probable que se afiance en el poder

-Milei gobierna con un pequeño núcleo de colaboradores: su hermana, el jefe de gabinete, su asesor, Santiago Caputo, y en un esquema de precariedad, pero pareciera que puede prescindir de la política. Lleva adelante un ajuste monumental en base a la licuación de ingresos. Milei muchas veces transmite la idea de que va ganando esta batalla. ¿Pensás que hay algo que lo puede obligar a cambiar en el corto plazo? ¿Qué lo puede obligar a cambiar?

-Clarísimamente es la evolución de la situación económica. Mi interpretación es que Milei encara lo que él llama una lucha cultural, pero me parece que esa es una maniobra tal vez distractiva. Si la inflación baja, pero hay una recesión muy profunda, yo no creo que Milei pueda afianzar su poder. Ahora, si lograra bajar la inflación sin una recesión muy fuerte, es probable que se afiance en el poder. Ya Milei está mirando las elecciones de 2025, porque esa sería la oportunidad, en el caso que le fuera bien, de empezar a tener poder legislativo. Y él ya lo lo sostuvo eso. Así que vamos a ver si lo logra o no. Yo creo que estamos todos observando la evolución de la situación económica, de modo que dentro de un par de meses podremos evaluarlo.

-Decías que cuando la antipolítica llega al gobierno cae en su propia trampa. Un poco la escena que nos mostró el fracaso de la Ley Ómnibus, donde la improvisación quedó muy clara, la falta de consensos le costó cara a Milei, más allá de que él después buscó exponer a la oposición. ¿Pero puede Milei convertirse en un político o eso es pedirle que renuncie a lo que lo trajo hasta acá?

-En cierta manera él está adoptando medios o formas de los políticos. El llamado al Pacto de Mayo es de una gran habilidad política, en realidad, producto de sus estrategas mediáticos. Pero esa jugada, donde él cuestiona a la política y después la convoca, es un mensaje muy contradictorio y difícil de descifrar, pero es una clásica jugada política. De manera que sí, yo no le quito a Milei la posibilidad de que él use finalmente, al menos en el plano de la comunicación, medios de la política.

Si se confirmara que la derecha radicalizada crece en el mundo, podemos pensar en un fin de época no solamente de la democracia liberal, sino del Estado benefactor

-Decías que estamos todos mirando la situación económica y eso va a definir un poco la suerte de Milei. El éxito o el fracaso. Pero también en algunas de tus notas mencionabas la idea de un cambio de época. Decías que cuando concluye una época poco se puede hacer. Más allá de Milei, incluso más allá de la suerte de Milei, ¿ves que hay elementos de ese cambio de época en este presente?

-Es probable, pero ese no sería un fenómeno argentino. Ese análisis surge de la observación de lo que en verdad está pasando en Occidente con la democracia liberal. Lo vamos viendo todos los días. Acaba de haber elecciones en Portugal y hay un crecimiento muy importante de la ultraderecha, que se convierte en el tercer partido que tiene el poder de determinar cómo se conforma el Gobierno. Vamos a verlo este año en muchas votaciones que va a haber en el mundo. Y si se confirmara que esta derecha radicalizada crece, podemos pensar, algo que ya se viene analizando, en un fin de época no solamente de la democracia liberal, sino del Estado benefactor. Cierto es que no hay que apresurarse, pero las épocas históricas y culturales suelen concluir cuando les llega su momento. Yo espero que no sea así y que se recupere el espíritu de una democracia como la concibió la Argentina en el 83.

Si bien Milei conserva su popularidad, la aprobación de Gobierno cae muy fuerte en el Gran Buenos Aires, que es la sede geográfica de las clases medias y medias bajas

-Milei obviamente llegó al poder en tiempo récord. Surgió de la televisión, surgió de las redes sociales, de TikTok, de Twitter. ¿Qué capacidad tiene el peronismo hoy como principal oposición a La Libertad Avanza de responder al desafío o al cuestionamiento que representó Milei a la forma de hacer política tradicional, incluida la del peronismo, por supuesto?

-Más que del peronismo, hablaría de la crisis de representación. En clases medias y medias bajas, el peronismo dejó de representar esos estratos sociales y ese lugar lo ocupó Milei. Pero nosotros tenemos un hallazgo en nuestro último estudio, que es que si bien Milei conserva su popularidad, la aprobación de gobierno cae muy fuerte en el Gran Buenos Aires, que es la sede geográfica de las clases medias y medias bajas. Entonces hay que ver, porque por más que la gente esté frustrada con el peronismo, la cuestión es quién representa y entonces siempre alguien va a representar cuando otro deja de representar. Entonces puede haber un regreso del peronismo, claramente, o de alguna versión del no peronismo. Si la gente se sigue sintiendo representada por Milei, Milei se va a fortalecer, pero si esa representación fracasa, siempre surge otra fuerza que puede ser nueva o antigua, que va a representar, siempre y cuando se mantengan las reglas de democracia y haya que ir cada tanto a votar.

-¿Cuál es la magnitud de esa caída en los grandes centros urbanos, en los conurbanos que midieron desde Poliarquía?

-En el conurbano de Buenos Aires, que es el que tenemos, la proporción es inversa al promedio nacional: 60% de rechazo y 40% de aprobación. Y ahí hay una cosa importante. El fenómeno Milei es un fenómeno más del interior que del AMBA. Por eso hay también una lectura que hacer: cuando él se enfrenta con los gobernadores, si bien los gobernadores tienen su propia legitimidad, hay provincias como Córdoba donde la popularidad de Milei es muy alta. Ahí hay también una cuestión geográfica compleja. Pero el fenómeno Milei, no olvidemos, es desde las provincias hacia el puerto, como ocurrió muchas veces en la historia argentina. Por eso esa tensión con los gobernadores hay que leerla desde el punto de vista fiscal, pero también desde el punto de vista político.

-Sos un estudioso de las élites y también hablabas de los actores del poder que son muy importantes siempre en cualquier circunstancia. Y decías: de la lucidez de esos actores del poder o del embotamiento depende en parte el bienestar de las sociedades. ¿Qué estás viendo en el círculo rojo, en el establishment, en los actores del poder frente a Milei? ¿Se acomodan, buscan cuestionarlo, hay cosas que no les gustan? ¿Cómo los ves?

-Después del populismo de izquierda, que fue el kirchnerismo, y de tanta estigmatización de la economía privada, hay como una reacción. Por otro lado, el economicismo de Milei, su obsesión por el equilibrio fiscal, etcétera, en los sectores del poder económico es el texto que ellos querían escuchar. Ahora, cuánta conciencia tienen esas élites económicas de si puede tener éxito un programa concentrado solo en dos o tres cuestiones económicas, esa es una preocupación que depende también de la lucidez de los observadores. Y acá hay una cosa muy importante: ¿qué es lo que está diciendo el Fondo Monetario Internacional? ¿Qué es lo que acaba de decir el embajador de Estados Unidos? Hagan el ajuste. Pero si lo hacen a costa de los sectores más vulnerables de la sociedad, esto puede ser una victoria pírrica. Y ahí hay muchas cosas que revisar también. Milei nos presenta el equilibrio fiscal, el superávit fiscal, como un dogma. Ahora, si vemos cómo lo logró Caputo, vamos a ver que hay muchas cuestiones que son insostenibles. O sea, se consiguió el superávit, no pagando algunos gastos que son elementales, por ejemplo, los que tienen que ver con la energía y provisión de electricidad, parando absolutamente las obras públicas, no girando a las provincias más que lo que es coparticipación automática. De manera que hay que ver la viabilidad de este programa, no solamente desde la opinión de las fuerzas de la oposición, sino desde la opinión de el Fondo Monetario Internacional y el Departamento de Estado de Estados Unidos.

El liderazgo político en democracia no puede prescindir de una herramienta fundamental que es la negociación

-Hay una extendida nostalgia menemista que precede a la llegada de Milei a la Presidencia en distintas capas de la sociedad, en actores del poder, especialmente. Y ahora, cuando Milei empieza a gobernar, hay viejos menemistas o nostálgicos del menemismo que le dicen: “así no es, no aprendiste nada, no sabés cómo hacerlo”. ¿Cómo ves ese reclamo, esa nostalgia de pretender que Milei siga los pasos de un menemismo que tuvo éxito, obviamente, en la transformación de la Argentina?

-El contexto socioeconómico internacional de Menem es muy distinto al de Milei, pero creo que lo que se le está señalando es que el liderazgo político en democracia no puede prescindir de una herramienta fundamental que es la negociación. Si nosotros vemos liderazgos presidenciales fuertes como el de Menem, digamos hacia la derecha, y el de Néstor Kirchner, hacia la izquierda, ellos eran líderes fuertes y grandes negociadores. Entonces creo que eso es lo que Milei tiene que resolver. Por eso, abrámosle un crédito al Pacto de Mayo, pero sabiendo que en el espíritu de Milei, incluso en su psicología, parece no estar inscripta muy profundamente la cuestión de la negociación. Pero, bueno, vamos a ver cómo sucede, porque los gobiernos también aprenden.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

DG/CRM

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