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EL AÑO ELECTORAL El escenario bonaerense

“Boleta entera”, la obsesión de Kicillof se activa con una campaña segmentada

Axel Kicillof durante una recorrida de campaña

Pablo Ibáñez

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Preso en medio de una boleta de más de un metro de largo, Axel Kicillof enfrenta dos amenazas: que Sergio Massa -que hasta ahora apareció poco por el conurbano- no mejore su performance y que los intendentes, expertos en la supervivencia, palpiten una ola violeta y frente al riesgo de ser arrastrados, se tienten con el corte de boleta. Kicillof aparece, a juzgar por los datos que dejaron las PASO, hermanado con Massa porque el corte registrado se registró en los municipios mientras que la boleta presidencial -Massa y Juan Grabois- y la de gobernador tuvieron números casi idénticos, con una leve diferencia por el sufragio extranjero que no puede votar cargos nacionales.

Esta semana, a poco más de un mes de la elección definitiva -en la provincia no hay balotaje-, Kicillof largó una campaña segmentada, enfocada en un puñado de municipios, que apunta a consolidar la boleta entera. El gobernador, que surfeó una minicrisis interna a raíz de cuestionamientos de Máximo Kirchner, se enfocó en un territorio específico: un puñado de municipios del conurbano, que figuran entre los más poblados, de histórica raigambre peronista donde el 13-A Unión por la Patria (UP) perdió una tonelada de votos.

Un informe de la consultora Ad Hoc tomó diez de esos distritos -que forman parte del bloque que abarca la campaña de Kicillof- y comparó las PASO del 2019 con las de 2023, para reflejar que el frente peronista (antes llamado Frente de Todos, ahora UP) perdió más de 1 millón de votos. Además, según el mismo análisis, la concurrencia bajó en más de medio millón. El bloque que abarca la campaña segmentada incluye doce municipios: además de La Matanza, Lomas de Zamora, Quilmes, Almirante Brown, Merlo, Lanús, San Martín, Florencio Varela, Tigre, Avellaneda, Malvinas Argentinas y Berazategui. En total, son más de 5 millones de electores.

Kicillof desdobló su táctica: así como tiene una campaña conceptual en torno al concepto de derechos y futuro -como contraposición contra la derecha-, en esta etapa encaró otra campaña donde pone el eje en la gestión y se orienta en destacar las obras y medidas tomadas por su gobierno. “Por todo lo que hicimos y por todo lo que falta”, empieza sus spots Kicillof mientras enumera acciones de gobierno. Es un dato paradójico: Kicillof, a diferencia de Massa, hace campaña con la gestión. Recién ahora, luego de un paquete de medidas tomadas, el ministro puso en su agenda la gestión del gobierno.

En videos específicos, Kicillof sale a vender lo que la provincia hizo en cada municipio. Uno de los últimos spots publicados es sobre la gestión bonaerense en Quilmes, distrito que gobierna Mayra Mendoza, intendenta y dirigente de La Cámpora que fue una de las que se sumó a las objeciones de Kirchner al gobernador. En la propaganda que se despliega en los territorios con difusión segmentada, Kicillof aparece con el referente local. Se trata, en todos los casos, de municipios gobernadores por el peronismo.

“Axel hace campaña con la gestión porque es su punto fuerte. Tiene mucho para mostrar. Los 30 puntos en promedio que obtuvo en el interior de la provincia de Buenos Aires se explica por la gestión que hicimos y por eso hacemos foco en ese punto”, explican desde el comando de campaña de Kicillof. Entienden, por eso, que en paralelo a una campaña de naturaleza más conceptual, o si se quiere ideológica, es útil que el gobernador se ponga al frente de una campaña de cercanía donde esté en agenda la gestión. “El gobierno tiene una infinidad de obras para mostrar y eso hace Kicillof”, argumentan.

Aparece, luego, el componente político y tiene que ver con la diferencia en volumen de votos que obtuvieron los intendentes en relación a las boletas de Kicillof y de Massa. Hubo distritos con altísimo nivel de corte aunque, a priori, hay una preocupación mayor de las campañas nacional y provincial de UP: que todos los actores empujen la boleta completa. En el entorno de Massa se planteó, por caso, que los intendentes avancen con sus campañas y quince días antes de la elección haya un análisis distrito por distrito para determinar en qué territorios se puede crecer más.

“No tiene que ver con el corte de boleta, sí con la tracción de la boleta completa”, dicen en La Plata a elDiarioAR y señalan que la campaña apunta “básicamente en los municipios donde el peronismo viene perdiendo votos desde el 2019”. “Ni Axel ni los intendentes lograron mantener los números del 2019”, explican y apuntan que la campaña segmentada, orientada a los territorios donde UP sacó resultados mucho más bajos que elecciones anteriores, estaba planificado desde antes de las PASO.

La decisión de Kicillof de avanzar con esa campaña puntual tiene varias derivaciones. Con la caída que, según coinciden las encuestas, registró Patricia Bullrich luego de las PASO, la amenaza de JxC -que salió segundo, a poco más de 3% de Kicillof, parece diluirse pero crece, aunque aparece a mucha distancia, la expectativa en torno a la elección de Carolina Píparo, la candidata Javier de Milei a la gobernación. El libertario desplegó, en las últimas semanas, una campaña muy bonaerense donde se enfoca contra Kicillof y el kirchnerismo.

En paralelo, en el peronismo hay coincidencia sobre la necesidad de que los territorios traccionen hacia arriba a sus candidatos, tanto a Kicillof como a Massa. El gobernador, además de enfocarse en garantizar su propia victoria en octubre, también quiere ayudar a la boleta de Massa, porque entiende que estar al frente de la provincia de Buenos Aires con un presidente opositor, sea Milei o Bullrich, implicaría un panorama extramadamente complejo. “Una tragedia”, lo describen.

PI

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