Miguel Ángel Pichetto: “Si en agosto el Gobierno tiene un resultado negativo, se derrumba el castillo”
Miguel Ángel Pichetto entra a su despacho del noveno piso de la Auditoría General de la Nación con expresión seria, el traje impoluto, anteojos oscuros tipo RayBan y el celular pegado a la oreja. En su escritorio, en perfecta cuadrícula, lo esperan la edición de este jueves 27 de julio de La Nación y un informe de clipping de prensa. Hace 24 horas recorrió Laferrere, en La Matanza, con Horacio Rodríguez Larreta. “No vengo mucho acá últimamente porque están de vacaciones y yo en campaña, pero igual no lo quiero descuidar”, dice sobre el cargo que ocupa desde 2020, luego de que fracasara en 2019 el intento de ser vicepresidente de Mauricio Macri.
Fue entonces su salto a Juntos por el Cambio, luego de 26 años ininterrumpidos como pilar legislativo del peronismo, sobre todo en los tres períodos consecutivos del kirchnerismo. “No extraño al Senado, menos como está hoy”, acota, y niega que haya vuelto a hablar con Cristina Kirchner. Pero Pichetto está a las puertas de volver al Congreso, hoy como la cabeza de lista para diputados por Buenos Aires del jefe de Gobierno. La apuesta es que se convierta en su presidente de la Cámara baja. Su rival en la interna opositora es Cristian Ritondo, el primer precandidato de Patricia Bullrich en la provincia, a quien también elDiarioAR entrevistó para este domingo.
“De ninguna manera hay que ir al Fondo Monetario de nuevo a pedir más plata”, dice el exlegislador por Río Negro, horas antes de la renegociación que confirmara el Gobierno con el FMI y metiéndose de lleno en el debate que abrió Bullrich al plantear la posibilidad de recurrir a un “blindaje” –como en 2001– para levantar el cepo cambiario. Pichetto defiende, igualmente, la deuda tomada por Macri. Desgrana en este diálogo la hipotética estrategia parlamentaria del larretismo y –aunque esquiva el término “ajuste”– adelanta que las medidas a tomar “implicarán esfuerzos” y habla sobre posible privatizaciones. Garantiza la unidad opositora luego de la encarnizada interna, y advierte sobre el futuro próximo post-PASO: “Si en agosto el Gobierno tiene un resultado negativo se derrumba el castillo”.
–Esta semana Larreta cruzó a Bullrich por plantear la posibilidad de hacer un blindaje para salir del cepo cambiario. ¿Es una alternativa posible?
–Es un concepto erróneo el blindaje porque remonta a la crisis del 2001. El deber que tenemos por delante en JxC es no endeudarnos y ver cómo ordenamos el proceso de pago de la deuda. Cumplir, no caer en default y poder avanzar también en el aliento a las exportaciones, la actividad minera, petrolera y gasífera, y la agricultura si no hay sequía. Así podemos mejorar el nivel de reservas y empezar a salir con un plan de estabilización. De ninguna manera hay que ir al Fondo Monetario de nuevo a pedir más plata.
–¿Estamos como en el 2001 para ese revival de conceptos?
–Estamos mucho más complicados. La estructura fiscal del Estado argentino en el 2001 era notablemente superior, no había un sistema de planes y jubilaciones, por lo que el gasto público era mucho menor. Había sí un problema de falta de dólares, que fue lo que provocó la crisis y el corralito, y falta de apoyo de Estados Unidos y del Fondo. Entonces, hay que apuntar al desendeudamiento, a la estabilización y al orden fiscal como ejes centrales. En esto tampoco hay mucha diferencia con Patricia Bullrich, pero creo que el blindaje es una palabra desafortunada. Trae esta rémora de cosas del pasado. Ir corriendo al Fondo para pedir plata tampoco es el camino.
–Fue Macri quien trajo al FMI, el peor socio.
–El único que tenía a mano. El crédito privado estaba cerrado para la Argentina en el 2018. El único camino era el Fondo, con una tasa de interés del 3%. Ahora bien, ¿dónde fue el dinero? Es una mentira ese cuento que hacen siempre desde el oficialismo de que la plata se la llevaron los amigos. Creo que el gobierno de Macri es mejor de lo que él cree.
–María Eugenia Vidal escribió esta semana en Twitter que “el 94% de ese dinero se usó para pagar deuda privada”.
–Por supuesto que la Argentina tenía compromisos con acreedores privados que venían también de la etapa anterior y que renovó bonos en el gobierno de Macri. Pero no se la llevaron empresarios amigos de Macri. Para nada. Esa plata fue también para cubrir el déficit fiscal del Estado argentino. El endeudamiento fue de 45 mil millones, pero este Gobierno lleva más de 90 mil, con distinto tipo de emisiones de bonos, papelitos, pesos. Devaluó el valor de la moneda y destruyó la credibilidad en la fe pública. Hay que hacer un cambio muy sostenido y fuerte. La gente sufrió mucho. Cuidado...
–¿Puede sufrir más?
–Tenemos que tener la comprensión de la realidad argentina y las medidas económicas que se apliquen tienen que apuntar fuertemente también a la reducción del gasto público, a ver cómo se ordena el Estado, cómo se ordenan las empresas públicas.
–¿Van a privatizar?
–Hay que tener algo de pensamiento lateral. No tenés que volver a la privatización de los 90, pero sí podés construir empresas mixtas con capital nacional o de las provincias. Y los trabajadores tienen que estar insertos también.
No tenés que volver a la privatización de los 90, pero sí podés construir empresas mixtas con capital nacional o de las provincias
–Volviendo a la discusión Larreta-Bullrich, ¿la diferencia entre ellos es en la velocidad del cómo?
–No se sale simplemente por un acto mágico o por la aseveración “Yo puedo” o “Conmigo esto no va a pasar”. Se sale con un equipo, un plan, la unidad de JxC después del 13 de agosto, un armado mayor en el Congreso y que se construya una mayoría de gobernadores que abandonarían o dejarían el kirchnerismo definitivamente. Tiene que haber un debate cultural para que la gente comprenda y entienda que hay cambios que hay que hacer. Nadie quiere lesionar derechos adquiridos, pero al mundo PyMEs hay que modernizarlo y los sindicatos tienen que comprender este camino.
–¿Pero ajuste con JxC va a haber o no?
–Hay que abordar una reforma de naturaleza política. Dar el ejemplo y trabajar con orden fiscal. La Argentina tiene que ordenar también el sistema de planes, terminando con la intermediación de las organizaciones sociales. Hay un conjunto de medidas a tomar que lógicamente implicarán esfuerzos, pero con un horizonte de mejora para el país. Algunos temas hay que abordarlos inmediatamente, como la defensa del Banco Central como garante del valor de la moneda y no como prestador del Estado Nacional, la reafirmación del valor de la propiedad privada... Un conjunto de temas que van a fijar el rumbo. Otros temas van a requerir de un debate y de una mayoría parlamentaria.
–Aun ganando van a necesitar construir aliados en el Congreso.
–Hay que trabajar políticamente para sumar a los que entiendan que el camino no es ni la violencia, ni las piedras, ni el discurso gritando, sino una construcción democrática para que la Argentina salga adelante.
–Si gana Larreta, ¿usted será el articulador parlamentario, presidente de la Cámara de Diputados?
–Lo vamos a ver. No me gusta hablar del futuro cuando los hechos no ocurrieron. Depende del resultado y del triunfo electoral de Horacio como presidente. Él está pensando en que yo tendría que ocupar el cargo de presidente de la Cámara. Sí es cierto que tengo acreditado una larga experiencia en el Congreso.
–Esa mayoría va a necesitar del Peronismo Federal de Schiaretti, que ya coqueteó con Larreta, ¿pero Milei? Porque puede lograr una bancada de una decena de diputados.
–Seguramente que va a haber leyes que ellos acompañarán, en otras tendrán espíritu crítico. Veremos. Un dato muy interesante en esta elección es que hay un 90% de la representación política que se ha apoderado de la agenda de JxC, el triunfo cultural ya está ganado: nadie quiere gobernar con déficit fiscal y todos quieren reafirmar la seguridad, poner en marcha el trabajo y la producción.
–¿Hay cierto consenso de derecha?
–Hay un consenso, yo diría, de una centroderecha democrática que está filtrando a todas las estructuras políticas. Y la izquierda es un espacio muy reducido que va a ser casi de carácter testimonial: tres puntos, tres puntos y medio. Nadie compra la revolución chavista.
–En ese consenso de centroderecha, ¿en qué punto está parado Larreta?
–En el centro, con fuerte decisionismo, con valentía, con asunción de los compromisos que la Argentina tiene. De ninguna manera en una postura timorata.
–¿Bullrich no estaría en ese centro? Porque parecería estar captando votos de ese centro de Larreta, pero también de Milei.
–Estamos en una etapa “agonal”, de discusión del liderazgo. No tenemos experiencia ni cultura de la primaria, entonces cualquier cosa los medios la agigantan como hechos dramáticos. Pero en los debates de los Estados Unidos se matan. ¿Qué quiero decir con esto? El tránsito de la primaria ha sido bastante responsable, con algunos elementos diferenciadores. Bullrich está más pegada al consignismo, a una construcción del mensaje por el lado de las emociones.
–¿No les gana el debate público con esos atributos?
–No lo sé. En la experiencia reciente en Santa Fe, donde ella planteaba un esquema de emociones y hablaba de heroína, no tuvo un resultado electoral esperado.
–¿Se puede extrapolar una elección provincial a la nacional?
–Estamos en una etapa de lucha electoral. Creo que la gente no va a los extremos y finalmente el resultado lo va a acompañar fuertemente Larreta en todo el país. Esta es mi opinión. Puedo equivocarme. No está basada en encuestas cuantitativas…
Esa masa electoral de la Argentina que nos ha votado en el 19 o en el 21 no se va a ningún lado. Esos votos no corren detrás de Milei
–Ese “consignismo” y emocionalidad de Bullrich, ¿no está mejor pensado para las PASO que la campaña más “racional” de Larreta?
–El voto presidente es un voto conservador, es un voto más prudente. La gente no regala el voto, lo mide más. No se lo pone a grupos de izquierda revolucionaria alegremente. La primaria puede ser algún laboratorio de experiencia, pero en general el corte de la primaria se repite en octubre. La primaria es un cuerpo extraño en el sistema constitucional argentino. Aberrante. Lo inventó Kirchner después de la derrota del 2009 para marcar el camino desde el poder. Pero si vos ponés la primaria en agosto, tenés que transitar septiembre, octubre, noviembre y diciembre hasta entregar el poder, cinco meses. Pero en agosto si el gobierno tiene un resultado negativo, con un porcentaje que no es muy convincente, se derrumba el castillo. Vamos a vivir horas más complicadas.
–¿Se imagina eso a partir del 14 de agosto?
–Me imagino que el Gobierno puede tener dificultades si, como todos estamos viendo, el panorama viene para el cambio y un triunfo importante de JxC en la primaria.
–¿Cuál sería la responsabilidad del espacio? Cuando fue la transición Macri-Fernández, el actual presidente llegó a hablar del valor del dólar.
–Eso son cosas que no hay que hacer, mucho menos después de una primaria. La realidad de ese tiempo histórico demostró que el dólar estaba a 20 y con la derrota, al otro día, ya estaba en 40. Se fue al doble, y después se fue a 60 porque el presidente actual lo estabilizó en 60. Lo que te quiero decir es que se abre un proceso si el gobierno pierde en la primaria de incertidumbre y de largo tránsito.
–¿Más allá de quién quede en la interna opositora?
–Vamos a ir en ese rumbo con la máxima responsabilidad para llegar a octubre y la entrega del poder.
–Gane quien gane, ¿está garantizada la unidad?
–Sin duda. JxC en la fórmula Macri-Pichetto tuvo una base electoral de casi 41 puntos, perdiendo la elección. Si nos hubiéramos puesto a trabajar fuerte en la provincia de Buenos Aires veinte días más, con cinco o seis grandes plazas, estábamos en el balotaje. Nos faltó tiempo. Pero eso nos permitió también tener un número de representación en ambas Cámaras que impidió que el Gobierno hiciera cualquier cosa. En el 2021 tuvimos casi 42 puntos, ganándole al peronismo. Esa masa electoral de la Argentina que nos ha votado en el 19 o en el 21 no se va a ningún lado. Esos votos no corren detrás de Milei.
–Post-PASO, ¿los votos que gane Bullrich no se van a ir con Milei ni los de Larreta a Massa?
–No, no irán a ningún lado.
–Esa foto de unidad tiene que ser el 13 de agosto a la noche o el lunes 14 a la mañana?
–Puede ser domingo en la noche, el lunes a la mañana, qué sé yo...
–¿Van a tener búnker compartido Larreta y Bullrich o no?
–Eso es un detalle secundario. Sería importante que el domingo en la noche el que gane salude al que pierda. Creo que cada uno va a tener su organización para controlar el comicio y luego vendrá lógicamente el paso inmediato de consolidar la unidad de JxC.
MC
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