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Malestar y frialdad

El Gobierno sostiene a Donda en su cargo pero pide que explique mejor su caso en la Justicia

Alberto Fernández / Victoria Donda

Pablo Ibáñez

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Alberto Fernández no habló, hasta el mediodía del martes, con Victoria Donda. Siguió el caso y leyó el descargo público de su funcionaria. En el Gobierno, el affaire generó malestar e incomodidad, e instaló por un rato la idea de que el presidente removería de su cargo a la dirigente. Pero no: este martes, fuentes oficiales confirmaron a elDiarioAR que Donda seguirá en su cargo.

“Que explique y si no puede, se va”, fue el mensaje que partió el lunes, muy tarde, desde la cima del gobierno. El martes, temprano, desde el circulo presidencial se emitió la idea de que la “imputación que le hacen” no parece condecirse con “la conducta de Donda”. Por la tarde, desde Casa Rosada el mensaje ya fue más preciso: se afirmó que la funcionará dio explicaciones y aseguró que tiene “todo documentado” respecto a las acusaciones de su ex empleada doméstica.

- ¿Fue satisfactoria la explicación? -, le preguntó este diario a un funcionario de primera línea.

- Explicó. Ahora tendrá que hacerlo en la justicia y punto. Sigue en su cargo-, fue la respuesta.

Victoria Donda Pérez, ex diputada, instaló una encrucijada para el gobierno y para Alberto Fernández: La denuncia en su contra, sin ser un negociado, tiene impacto simbólico y ético, que se agrava por el cargo que ocupa: está al frente del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).

En sectores del oficialismo se lo comparó con el episodio de Jorge Triaca, el ex ministro de Trabajo durante la gestión de Mauricio Macri, mientras que en otros despachos se atribuyó la difusión de la denuncia como un recurso para sacar de la agenda la polémica en torno a Carolina Píparo, la diputada provincial macrista, que protagonizó un episodio con denuncias cruzadas.

“Tenemos la oportunidad de demostrar que somos distintos: que cuando hay duda sobre un funcionario, nos hacemos cargo. Donda debería pedir licencia hasta que el tema se aclare”, teorizaron en una oficina de Casa Rosada. donde se interpretó que el descargo público ante la acusación de ofrecer un contrato en el INADI a su ex empleada doméstica fue “flojo”.

Se atan varios nudos. El caso pone en riesgo lo que en la Casa Rosada consideran un capital político: no haber tenido, en más de un año de gobierno, escándalos. Y sacude, a la vez, un frágil equilibrio en un gobierno que es un archipiélago político y donde siempre Fernández está tejiendo equilibrios y compensaciones.

Una paradoja adicional es que Donda no tiene, ahí y ahora, terminal política: luego de romper con Libres del Sur, el espacio que capitaneó Humberto Tumini, compartió paraguas con Daniel Menéndez, el referente de Barrios de PIe, y en el último tiempo también emigró de ese continente. Tuvo, desde entonces, cercanías con La Cámpora de Máximo Kirchner pero no prosperó, al menos con la intensidad que se esperaba. Su última estación fue “Es Común”, el espacio que se lanzó a fines de diciembre y que tiene como sponsor premium al sindicalista y empresarios de medios Víctor Santa María. En las mamuschkas de acuerdos y pertenencias, Donda aporta a esa construcción que invita a crear el todismo, o frentodismo.

Se aplica, en ese caso, la teoría del freezer: que aunque siga en su cargo, Donda quedará relegada en el protagonismo y en el rol del gobierno, una especie de “condena interna” que empezó con la ausencia de gestos de respaldo en el FdT cuando trascendieron las denuncias contra al funcionaria.

Esta nota se republicó a las 20:51 del martes con correcciones de tipeo y se agregó el último párrafo con información obtenida luego de la publicación.

PI

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