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La crisis energética

Impuesto a la riqueza y fondos chinos, la doble caja del megagasoducto de Vaca Muerta que espera la firma de Fernández

Alberto Fernández en un acto de YPF

Pablo Ibáñez

9 de febrero de 2022 13:58 h

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El Gobierno desempolvó, hasta acá declarativamente, un proyecto que está hace 8 meses a la firma de Alberto Fernández: el gasoducto Néstor Kirchner, un troncal que partirá desde Vaca Muerta y aparece en los diseños oficiales como la “autopista” para lograr el autoabastecimiento de gas pero, además, para un proceso sistémico de exportación. Son, a simple vista, dos variables que impactan sobre un tema hipersensible para el país: la necesidad de dólares.

Fernández debe, todavía, rubricar el decreto que ponga en marcha el proceso. En Casa Rosada dicen que es inminente y que terminará de agilizarse a partir de la visita del presidente a China donde consiguió financiamiento para la segunda etapa de la obra que unirá Vaca Muerta, en Neuquén, con San Jerónimo, en Santa Fe y que contempla -aunque todavía no está el mapeo final- una extensión hasta Uruguayana en Brasil. Esa hipótesis fue conversada en 2021 por funcionarios argentinos, entre ellos el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, el vicejefe de Gabinete Jorge Neme y el embajador argentino en Brasilia Daniel Scioli. El ministro de Economía de Jair Bolsonaro, Paulo Geddes, transmitió el interés de Brasil por esa obra.

La obra, cuentan en Gobierno, generó explícito interés del gobierno brasilero y apareció en los distintos contactos que el canciller Santiago Cafiero mantuvo con autoridades de la gestión Bolsonaro. El gasoducto aparece, en esos términos, como una herramienta de la política exterior argentina en la región. En el detalle, incluso, se involucró Cecilia Todesca Bocco, secretaria de Relaciones Económicas Internacionales.

En Beijing, como parte de los acuerdos con Xi Jinping, hay una línea de crédito a través del DECCE (Diálogo Estratégico para la Cooperación y la Coordinación Económica), para completar los recursos para fondear el gasoducto Kirchner.

En tránsito

Pero, todavía, el gasoducto -bautizado Néstor Kirchner- está en zona gris y aparece, como casi todo en el gobierno de los Fernández, cruzado por tironeos y diferencias. Una en particular: la demora en poner en marcha la obra, algo que recién da una señal de destrabarse a partir de la resolución 67/2022 que este miércoles se publicó en el Boletín Oficial prioriza el inicio y desarrollo del troncal Vaca Muerta-San Jerónimo, que lleva la firma del secretario de Energía Darío Martínez. Es, por ahora, solo una declaración. Según se indica, para que la obra arranque, falta un decreto presidencial.

Hace unos meses, Martínez, que está en la órbita de Martín Guzmán, había anticipado que era inminente el inicio de la obra y que en dos años estaría operativa un tramo para avanzar con el primer objetivo del proyecto: el autoabastecimiento de gas. Con la resolución que se publicó este miércoles parece enviar una señal más de que está todo listo para avanzar.

En Gobierno explicaron a elDiarioAR que el delay con la firma tuvo una razón jurídica. El fondeo de la primera etapa son recursos obtenidos del Aporte a las Grandes Fortunas y que por tratarse de una ley judicializada podía, en algún momento, complicar el desarrollo de la obra. En sectores cercanos a Cristina Kirchner, involucrados con el tema energético, reniegan de la demora y dicen que no hay motivos para dilatar una obra de “valor estratégico”.

El escenario, entienden en ambas trincheras, es que las reservas de Bolivia están declinantes, la demanda de gas en América Latina crece y Argentina, con Vaca Muerta, tiene una carta para convertirse en un jugador clave en el continente. No solo por el autoabastecimiento -Argentina, todavía, importa gas con los efectos que eso tiene en la cuenta divisas- sino, además, sobre la potencial capacidad para exportar.

Impacto

Según un informe oficial, la obra permitirá “la ampliación de la capacidad de transporte del sistema nacional de gasoductos con el fin de lograr el autoabastecimiento gasífero en todo el país” lo que tendrá dos resultados directos: “potenciar la capacidad exportadora del país” y sustituir “las importaciones de GNL”.

A su vez, de acuerdo al proyecto, se compensará la “declinante producción del gas del NOA” y del “tradicional proveedor” Bolivia, además iniciar el reemplazo de “los combustibles líquidos que hoy se utilizan para generar energía eléctrica en las centrales del país”. La importación y el cambio en la matriz tiene, con otros tiempos, impacto sobre otro frente: la cuestión de los subsidios energéticos, tema que ahora es materia de debate en el corazón del Gobierno luego de que se trascendió la propuesta del ENRE y el Conicet para avanzar con la segmentación de los subsidios. 

“Permitirá incrementar y colocar la producción de gas argentino, que hoy se ve limitado por la capacidad de transporte del actual sistema troncal de gasoductos -desde los centros de producción hasta los centros de consumo”, indica el texto que define el gasoducto Néstor Kirchner.

El proyecto prevé una inversión de US$1.905 millones, la generación de 1500 puestos de trabajo directos y 1500 indirectos (para la puesta en marcha puesta en marcha) y 12.000 puestos directos e indirectos con la nueva producción a transportar (finalizada la obra).

De ese modo, “la capacidad de transporte aumentará hasta 44 millones de m3 diarios, implicará un ahorro de divisas e incrementará las regalías adicionales de las provincias productoras de, al menos, US$90 millones anuales con las etapas I y II”, es decir el total del proyecto.

En agosto pasado, Martínez afirmó que para el Gobierno era “un objetivo ambicioso pero muy importante para poder evacuar gas producido por trabajadores argentinos, y es gas que lo pagamos en pesos y no necesitamos de otro sector de la economía que genere dólares para poder importar gas”. Planteó, además, que para “dinamizar la producción nacional es fundamental aumentar la capacidad de transporte, desde las regiones productoras hasta los centros de consumo, y tener conexiones con países limítrofes que sean potenciales compradores de nuestro gas”.

 PI

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