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La guerra de los memes

Memes, negacionismo y beboteo político

Las publicaciones de usuarias libertarias que dispararon la tendencia

Nicolás Canedo

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La guerra digital entre militantes de Unión por la Patria y La Libertad Avanza continúa, día a día, semana a semana, al calor de novedades que emanan tanto desde lo alto de la dirigencia política como desde el subsuelo de las redes sociales. Estos últimos días la extravagancia escaló con “beboteos” sobre la última dictadura militar (ya sé, suena rarísimo) a partir de la ¿discusión? planteada por la candidata a vicepresidenta Victoria Villarruel.

La compañera de Javier Milei en la fórmula de La Libertad Avanza (fuerza que quedó en primer lugar en las elecciones primarias) organizó un acto en la Legislatura porteña en reivindicación de lo que, desde el Centro de Estudios Legales Sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTyV) –asociación civil de la cual Villarruel es fundadora– llaman “memoria completa”. Se trata de un reclamo al Estado de enjuiciar a los partícipes de la lucha armada (calificada por esta mirada como “terroristas”) de los años setenta, que busca equipararla con el terrorismo de Estado ejercido posteriormente (y, supuestamente, en respuesta justificada). En este tipo de actos y expresiones tienden a confluir personalidades y organismos que son razonablemente caracterizados como negacionistas de la última dictadura cívico-militar y que hace un tiempo vienen discutiendo públicamente el número de desaparecidos, que los Organismos de Derechos Humanos y el Estado Nacional, en la actualidad, estiman cerca de los 30.000. De ahí que la consigna “No fueron 30.000” sea de uso común en las redes sociales y haya sido varias veces tendencia en Twitter.

La discusión del número de desaparecidos ha sido un tema recurrente en los últimos años y se presenta con ciertos matices: desde la posición que quiere exonerar abiertamente el accionar de las Fuerzas Armadas a aquellas que, desde un supuesto lugar de rigurosidad historiográfica y honestidad intelectual (énfasis en “supuesto”) recurren a fotografías adulteradas o a material histórico descontextualizado como el registro provisorio de la CONADEP en 1983, que plantean números mucho más bajos. La finalidad, en cualquier caso, es desproporcionar la magnitud del terror ejercido por la última dictadura militar y desacreditar la política de derechos humanos impulsada por los gobiernos kirchneristas, así como a sus voceros y referentes, tanto en la política y la cultura como en la sociedad en general.

El mismo día del acto organizado por Villarruel, la usuaria Rosario @rosariotlmc, quien se muestra expresamente partidaria de Javier Milei y su espacio, publicó una foto suya (ver arriba) acompañada por el texto: “No fueron 30.000. Saludos” en referencia a la polémica mencionada, que el evento dio oportunidad a sus militantes y partidarios de reavivar, probablemente para provocar la reacción y el enojo del peronismo y la izquierda, sus enemigos políticos.

Todo esto es parte de la llamada “batalla cultural” instigada por intelectuales de derecha como Agustín Laje inspirados en la teoría del filósofo político marxista Antonio Gramsci, quien planteó –grosso modo- que el programa revolucionario debe realizarse, no solo en el terreno económico sino también en el de la cultura.

Los memes de internet y el contenido participativo son, actualmente, una parte muy importante de ese terreno por varias razones: la primera de ellas es que son populares, se producen, se consumen y se comparten a diario y en cantidades masivas; la segunda razón es que retoman elementos de series, películas y contenido de entretenimiento por el cual los públicos tienen apego y simpatía y que utilizan para producir sentido sobre otras cosas, entre ellas la política y la historia; por último, y no menos importante, plantean una nueva forma de expresar opiniones dentro de un marco lúdico donde hay, digamos, licencia para zarparse, para ser disruptivo y decir cosas que en contextos y géneros discursivos más cuidados institucionalmente no se pueden decir. Esto último habilita que ideas que antes eran desestimadas en conversaciones serias sobre asuntos públicos hoy reaparezcan enmascaradas como bromas (pero si querés no son bromas). Todo esto fue estudiado por muchos analistas que siguen de cerca la radicalización de pensamiento derechista en redes sociales, entre ellos Juan Ruocco que le dedicó unas cuantas páginas de su último libro ¿La democracia en peligro? (Paidós, 2023) al enfoque “metairónico” (la ironía de la ironía) que reina en los intercambios online.

Estas descripciones se aplican tanto a la publicación de @rosariotlmc como a las sucesivas que replicaron su concepto y modalidad de intervención en lo público: llaman la atención por el atractivo físico y la gestualidad deseante de las personas retratadas, retoman la práctica del beboteo (la selfie sugestiva que busca interacciones: likes, comentarios, compartidas y mensajes privados) y plantean un mensaje que es doblemente disruptivo: con la narrativa histórica de la vuelta a la democracia, por un lado, y con el verosímil del beboteo, por otro; un género en apariencia superficial que no marida con discusiones de este tipo. La provocación está montada sobre los valores del absurdo y el atrevimiento, cualidades que promueven los autopercibidos “políticamente incorrectos”, desde 4chan y Donald Trump para acá.

En su libro Memes in Digital Culture (2014), Limor Shifman dejó en claro que los memes no son solamente fotomontajes y pastiches. También son performances que los usuarios imitan y replican a través de sus redes sociales, como el planking o heads in freezers (“cabezas en refrigeradores”). Estas proliferan por imitación, ganando así visibilidad. Nace así el meme del beboteo político.

Esto podría abrir todo un capítulo sobre la construcción de imágenes hipersexualizadas de la dirigencia de La Libertad Avanza, tendencia que se ha visto en relación a Javier Milei y que este mes mostró en las redes aplicarse a su compañera de fórmula. La caracterización sexuada (en parámetros que son notablemente heteronormativos, falocéntricos y estéticamente hegemónicos) es una marca importante de mucha de la participación de usuarios que exaltan y militan a La Libertad Avanza. Esto posiblemente se deba a que, como muestra un estudio reciente del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA, la proporción de votantes varones es mayor con respecto a las votantes mujeres en LLA que en cualquier otro partido. Otro dato que respalda esta hipótesis es la identificación del antifeminismo como uno de los principales consensos en el electorado de Milei, expresada por el politólogo e investigador Sergio Morresi en diálogo con Diego Genoud. Con todo esto, el predominio de la mirada y valores masculinistas en el público libertario, parece un factor de peso que explica este tipo de expresiones de apoyo, incluso cuando la ejercen mujeres que se muestran, siguiendo estos cánones, como figuras deseables.

La respuesta del peronismo

Siguiendo con los parámetros de la lucha memética la respuesta de los tuiteros de Unión por la Patria no se hizo esperar mucho. En los días siguientes a la aparición de estos beboteos negacionistas (que dieron lugar a respuestas tanto en apoyo como críticas, a debates sobre el terrorismo de Estado y celebraciones sexistas) la tendencia se revirtió con beboteos por la memoria de los treinta mil desaparecidos (escribir esto es quizás aún más raro que lo anterior) y llamados explícitos a votar por Sergio Massa.

Uno de los primeros “beboteos por la patria” que pude encontrar pertenece a la usuaria @chinagirl_88, del 7 de septiembre, tres días después del acto y del primer beboteo negacionista de Rosario (que en los días siguientes a su publicación produjo muchos memes críticos en respuesta directa a su tweet, pero que, a diferencia de estos que veremos ahora, no replicaban su performance). China hizo su publicación participando de la consigna propuesta por otro usuario, Luis Gil Amador, de subir fotos en blanco y negro (y presumiblemente, hot). La usuaria le añadió la temática política con su texto, presentando su acto como parte de “la lucha contra las fuerzas libertarias del mal”.

Poco tiempo después los varones también se empezaron a sumar a la consigna del beboteo político. Al igual que China, elLuis usuario HAGOVFurry (uno de los hagoveros de Tomás Rebord, como decíamos en la nota de la semana pasada) respondió al tweet de Amador con una foto suya en blanco y negro acompañada por el texto “Massa Presidente ¿Tenés duda, amigo? Tengo lugar, vení y lo hablamos” que detonó una seguidilla de fotos –mayormente de varones, con algunas excepciones– que replicaban el mismo texto (con la invitación a debatir, deliberadamente ambigua) y la foto hot blanco y negro. Por ser beboteos de varón a varón (“¿tenés duda, amigo?”) se muestra aquí una variante homoerótica del meme original que, como dijimos, en sus orígenes libertarios parecía ser predominantemente hetero.

 

Como un pantallazo general se puede apreciar que los “beboteos por la patria” han sido más prolíficos y versátiles, a pesar de no ser los de la idea original. No sólo han dado lugar a varones y mujeres por igual, con el sentido de la diversidad que caracteriza a muchos de estos votantes, sino que también mostró a usuarios que desafiaron con humor y plebeyismo los rígidos estándares de la belleza hegemónica. Estas variaciones se inclinan a reforzar el efecto paródico y burlón del contrameme peronista, así como a mostrar la diversidad (tanto estética como identitaria) de su grupo. Una performance de visibilidad.

Si bien el meme del beboteo político arrancó con algunas usuarias libertarias, fue eventualmente apropiado y resignificado por los usuarios y usuarias del peronismo, un colectivo que, desde las PASO, se ha mostrado tan activo en redes cómo ávido de símbolos meméticos por medio de los cuales potenciar a su exigido y vapuleado candidato a presidente. En esa necesidad, fagocita con creatividad lo que el ecosistema digital provee, produciendo cada semana una nueva variante visual y performática para la narrativa que, desde arriba, no termina de consolidarse.

La guerra de memes, que tuvo en este episodio una batalla de los cuerpos, nos muestra así otro eje de conflicto entre los votantes de Milei y los del peronismo: su concepción de los roles de género, ante la mirada propia y la de los demás. Más allá del contenido de sus declaraciones políticas, lo interesante de estas publicaciones es la puesta en acto de dos visiones sobre el gran tema silencioso de estos discursos: el sexo. Esto nos da la pauta de que son mucho más que dos candidaturas las que se enfrentan en este terreno. Son dos cosmovisiones, dos sensibilidades, dos formas de desear y querer ser deseados. Por eso me resulta tan adecuado el chiste con el que la youtuber peronista y analista política Marisin @marisin_ok tituló uno de sus últimos spaces de Twitter: “hay algo de campaña en tu beboteo”.

NC / NB

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