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Relanzamiento del gobierno

Nace el estilo Manzur: turno primera mañana, reunión de gabinete y teléfono rojo con gobernadores

Alberto Fernández junto a Juan Manzur

Pablo Ibáñez

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Pasadas las 7 AM, Juan Manzur recibió en su despacho a Carla Vizzoti para el ajuste final, detalles y dinámica, del anuncio que puede leerse casi como el fin de la emergencia pandémica aunque está vigente, hasta el octubre, el DNU presidencial. Alberto Fernández, que fue la voz del gobierno en pandemia, cedió a su jefe de Gabinete las “buenas noticias”, el imaginario de que lo peor ya paso, el pasaporte todavía incierto hacia la normalidad.

Manzur protagoniza un doble deja vú: hace doce años, en 2009, asumió como ministro de Salud cuando declinaba la anterior pandemia, la de la gripe A y el peronismo trataba de metabolizar otra paliza electoral, la Néstor Kirchner padeció frente a Francisco De Narvaez en la provincia de Buenos Aires. Pero este es otro gobierno, otro Manzur y tiene, sobre todo, otro rol.

“El gobierno fue a la elección con la creencia de que la gente reconocería el manejo de la pandemia, sobre todo la vacunación, pero el voto fue sobre los daños de la pandemia. Por eso, más allá de la política, es comprensible que Alberto cambie un gabinete que fue la cara de la pandemia”, apuntaron a elDiarioAR en el entorno del presidente.

En su primer día en Rosada, Manzur dio pistas de su estilo: arrancó temprano, fue y vino de Casa Rosada, recibió funcionarios, apuró el armado de su staff en Jefatura de Gabinete y radarizó los movimientos en los ministerios donde hubo cambios, con el pedido explícito de que haya una “mirada federal” y se respete una indicación que bajó el presidente: que haya presencia de funcionarias mujeres.

Aníbal Fernández, en Seguridad, fue el primer en replicar esa recomendación: su primera designación fue la de Mercedes La Gioiosa como secretaria de Seguridad, una economista platense, con perfil anibalezco en sus condición de “todo terreno”, según explican en Seguridad. Del staff que escoltó a Sabina Fréderic ninguno, hasta este martes por la tarde, continuaba con la gestión Fernández.

Manzur hizo, temprano, un primer movimiento: repatrió a Jorge Neme, un manzurista que fue secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería con Felipe Solá, un funcionario que estuvo en todos los conflictos del Mercosur. Neme será vicejefe de Gabinete, el lugar que ocupaba Cecilia Todesca Bocco, que pasará a ocupar ese rol junto a Santiago Cafiero, el flamante canciller. Neme, un viejo conocido de Manzur, es un alter ego del gobernador respecto a cómo se mira el mundo y cómo se tiene que integrar.

Estilo Manzur

“Con Manzur y Aníbal, que arrancan a las 6 AM, reabre el turno mañana del gobierno”, apuntó un funcionario. La convocatoria del tucumano a la primera reunión de gabinete, el miércoles a las 7:30 en Casa Rosada, se enfoca en esa dirección. Lo que no estaba claro, hasta la tarde, era si el encuentro con los ministros será eventual, a modo de presentación, o Manzur instalará una dinámica de reuniones de gabinete que Fernández, replicando un modelo que heredó de Néstor y Cristina Kirchner, nunca puso en práctica.

Tuvo, de hecho, un solo encuentro con sus ministros, en ese tiempo elástico entre el escándalo de la foto de Olivos y la derrota electoral. Cafiero sistematizó, por su lado, los gabinetes temáticos, el más activo fue el de Economía que se reunió de manera semanal y donde participaban Martín Guzmán (Economía), Matías Kulfas (Desarrollo Económico), Miguel Pesce (Banco Central) y Mercedes Marcó del Pont (AFIP), entre otros.

Manzur prefiere otra dinámica: cumbres de ministros para darle a la gestión la unicidad que, según contó, le falta. Es probable que de esos encuentros, no necesariamente participe el presidente. De hecho, todavía no estaba confirmado si participaría del que está programado para este miércoles.

El otro método que el tucumano quiere poner sobre la mesa tiene que ver con su matriz, la de gobernador del interior del país. Hubo, todo este tiempo, un reproche repetido contra Fernández respecto a que prometió una gobierno federal que primero no se expresó en la integración del gabinete -que priorizó el equilibrio del Frente de Todos (FdT)- y luego, en el albertismo dicen que por la pandemia, no se reflejó tampoco en la gestión.

Manzur tiene ese chip, que desplegó en su primer episodio antes de asumir, el almuerzo en La Rioja con gobernadores, y que aplicó en su primer día como jefe de Gabinete con reuniones con jefes provinciales como Oscar Herrera Ahuad de Misiones y Gustavo Saenz, de Salta. El primero no es un socio del FdT, aunque tiene juego propio en la provincia. El segundo es un peronista multitarget, con relaciones múltiples en la ruleta partidaria, pero con una relación de cercanía con Manzur, esa vecindad de gobernadores norteños.

El jefe de Gabinete tuvo, además, una foto con Eduardo “Wado” De Pedro, una sobreactuación para apagar las lecturas de que nace entre ellos una competencia por la interlocución con los jefes de las provincias. Era una tarea que Cafiero permitió que centralice De Pedro, pero en la que que Manzur, por su propia naturaleza, querrá estar más encima. Habla de un teléfono directo con los gobernadores, con la virtud de saber lo que piensa y desea un jefe de territorio, aquello de la “libreta de almacenero” de recursos y política, una ecuación que se lleva de manera directa.

PI

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