“Estar presa es un certificado de dignidad”: CFK lanza la resistencia frente al fallo de la Corte escoltada por todo el panperonismo

La amenaza de una inminente sentencia de la Corte Suprema en la Causa Vialidad logró lo que seis años de rencillas internas habían vuelto casi imposible: el ordenamiento del panperonismo detrás de una defensa cerrada a Cristina Fernández de Kirchner. “Estar presa es un certificado de dignidad política”, subió la apuesta la expresidenta en un acto que, coincidencia histórica, celebraba el Día de la Resistencia Peronista. Escoltada por Axel Kicillof y gran parte del ecosistema peronista, CFK dio una demostración de fuerza y lanzó un contraataque frente a la víspera de un fallo que, de confirmarse, la inhabilitará a volver a competir de una elección.
“Hoy ponemos los fideos, estamos todos y todas”, ironizó, risueño, Leo Grosso cuando le tocó abrir el acto en el PJ Nacional por el 69 aniversario de la masacre de José León Suárez durante la Revolución Libertadora. La convergencia histórica estaba en boca de todos: el acto había sido organizado para homenajear a los familiares de los fusilados y terminó convirtiéndose, tras el runrún sobre la inminencia del fallo de la Corte, en una excusa para unir a la dirigencia peronista detrás de CFK.
Ubicado en la primera fila, escoltado por Mayra Mendoza y Mariel Fernández, Axel Kicillof aplaudía. Una postal del deshielo que había comenzado el jueves pasado, cuando el gobernador bonaerense se reunió con la exmandataria, y se consolidaba, el lunes, con la presencia del Cuervo Larroque y Carli Bianco, dos de los escuderos kicillofistas que vienen fogoneando con La Cámpora desde hace dos años. Tras encabezar una cumbre electoral con intendentes en La Plata, el gobernador bonaerense había definido participar, por primera vez en años, de un acto encabezado por CFK.

“La casualidad no es una categoría política”, comenzó la ex jefa de Estado, que recordó los fusilamientos durante la dictadura del 55’ y advirtió que “esas cosas pasaban en el país, asesinaban gente por ser peronista”. Ahora, explicó, había cambiado el partido. “Es el partido judicial. Bastó para que anunciaremos una candidatura para que se desataran los demonios. Porque este modelo tiene fecha de vencimiento”, advirtió, recordando que el rumor de la confirmación de la condena había llegado apenas unos días después de que ella anunciara que iba a ser candidata a legisladora provincial por la Tercera Sección Electoral.
CFK viene advirtiendo, puertas adentro, que la sentencia de la Corte y la inhabilitación para ocupar cargos públicos llegarán este año. En el cristinismo estaban preparados y, ante la cercanía de la fecha que se rumoreaba que llegaría la sentencia, organizó un ataque defensivo desde la sede del partido que preside. Afuera, en las calles, los manifestantes desbordaban el barrio porteño de Balvanera, con banderas, remeras y carteles en homenaje a su lideresa.

“Algunos creen que pueden derrotarnos o humillarnos con esto. Mientras caminen por la calle libres de polvo y paja los que hicieron mega canjes, los que endeudaron dos veces al país con el FMI, los de la autopistas y los del Correo [Argentino] sigan en libertad, creanme que estar presa es un certificado de dignidad”, señaló la expresidenta, entre los aplausos de los presentes.
CFK apuntó con el dedo al Grupo Clarín como el responsable detrás de su persecución judicial, y se refirió a la Corte Suprema como la “guardia pretoriana del poder económico”. Argumentó que el motivo detrás de su intento de proscripción se debía a que los “grandes grupos hegemónicos” buscaban desactivar una alternativa al gobierno de Javier Milei. “Este gobierno cachivache va a fracasar porque históricamente siempre fracasan estos modelos económicos. Y cuando fracasen quieren que no haya nada organizado que lo sustituya que ponga en riesgo las ingentes ganancias de los grupos económicos”, lanzó.
Acompañada por muchos de los dirigentes del kicillofismo que le vienen disputando su conducción política, CFK apenas sí envió algunos mensajes a la interna en clave electoral. “En el 2019 pudimos construir una alternativa, que ya sabemos que no salió bien. Tenemos todo un problema cuando se llega en nombre de un proceso colectivo y en lugar de mirarse como un dispositivo de ese proyecto colectivo, tenemos gente que se asume como un proyecto personal”, advirtió, y agregó que “la unidad siempre y cuando el primero sea yo no sirve”.

Más directa fue cuando, finalizado el acto, salió a la calle a hablarle directamente a la militancia. “Esto requiere una discusión profunda. Y lo único que escucho es qué lugar en la lista me toca. Dejense de joder, si todos, todas han llegado en un proyecto político que nacion y se parió en 2003”, señaló, ya sin metáforas, en medio de las conversaciones que hay con un sector del kicillofismo y los intendentes para organizar las listas.
La frase que quedaría impregnada en los comentarios de la dirigencia, sin embargo, sería otra. “Estoy sentada acá porque soy una fusilada que vive. Y no me va alcanzar la vida para agradecerle a dios esto de estar viva”, afirmó, rodeada de los familiares de los fusilados. A casi tres años de su intento de asesinato, y en la víspera de la condena que la inhabilitará a volver a ocupar un cargo público, CFK parafraseaba a Rodolfo Walsh en Operación Masacre y establecía una continuación histórica que unía el golpe a Hipólito Yrigoyen, con la proscripción de Juan Domingo Perón, el golpe del 76’, el menemismo y, ahora, su futura detención.
Matheu 130, la base de operaciones
La actividad en Matheu 130 había comenzado temprano. La vieja sede del PJ Nacional, utilizada hace años solo para actividades formales, se convirtió, durante el lunes, en la base de operaciones del cristinismo para la resistencia y el contraataque frente a la inminencia de un fallo que podría proscribir a la principal líder de la oposición.

Por la tarde, horas antes de que comenzara el acto encabezado por CFK, una cuarentena de dirigentes peronistas se reunieron durante más de tres horas para definir un plan de acción. Fueron dirigentes sindicales, como Vanesa Siley y Sergio Palazzo; referentes de la cultura, como Teresa Parodi; dirigentes de La Cámpora, como Mayra Mendoza, y dirigentes del Frente Patria Grande, como Natalia Zaracho y Federico Fagioli. Kicillof no fue y, aunque envió una comitiva —integrada por dirigentes como Juan Marino y Daniel Gollán—, su ausencia levantó una oleada de murmuraciones en la previa de la muestra de unidad.
Los encargados de coordinar el encuentro fueron Teresa García y Oscar Parrilli. “Los queremos escuchar”, explicaron, con mandato de la expresidenta para definir un plan de acción ante la eventualidad de que salga el fallo de la Corte Suprema. Hubo propuestas de paros generales y de movilizaciones. Hubo excitadas manifestaciones de apoyo y chicanas. “Ahora se demostraron las aventuras personales de algunos”, deslizó la diputada Agustina Propato, pareja de Sergio Berni. “Acá no hay diferencias, acá hay que defenderla a Cristina”, la cortó el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, del riñón de Kicillof.
Se definió el estado de alerta y movilización. Algunos sindicatos están ya preparando movilizaciones y presionan para convocar a un paro general. Durante la noche habrá una vigilia en la entrada de la casa de CFK. El martes habrá más reuniones y se definirá un plan de lucha. “Esto va a ser una carrera de resistencia, esto recién empieza”, profetiza un dirigente kirchnerista que, como muchos, observa el futuro de CFK en el de Lula da Silva: primero condenada, después presa y, luego, exonerada y presidenta.
MC/JJD
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