En la previa de la marcha, las redes se debaten entre cartas de amor y críticas a las universidades públicas
Las universidades públicas se encuentran en alerta presupuestaria desde el inicio del cuatrimestre. Esta semana el conflicto escaló y cobró dimensión pública en las redes sociales a partir de trascendidos como el de los cortes de luz y limitación en el uso de los ascensores en Facultad de Medicina, una de las casas de estudio más emblemáticas de la Universidad de Buenos Aires. La comunidad educativa se organizó en la convocatoria de un paro y movilización para el próximo martes 23, que promete ser de gran masividad.
Como parte de la visibilización y convocatoria en redes, usuarios pertenecientes a universidades públicas participaron subiendo historias a Instagram con fotos propias en establecimientos universitarios, de graduaciones, encuentros con amigos o, en el caso de los docentes, dando clases, con el lema “tu foto en la universidad pública”. Al igual que con muchas otras causas políticas, hubo también cambios de fotos de perfil, tanto en las redes como en WhatsApp para expresar adhesión al reclamo.
Los memes de las universidades
Los memes vinculados a la convocatoria a la marcha no solo lograron llamar la atención sobre el tema con humor e ingenio sino también porque que muchos fueran compartidos por las cuentas institucionales de las universidades. En simultáneo a los flyers, solicitadas y declaraciones –géneros tradicionales de los llamados a protestas y movilizaciones– se vieron a las propias universidades compartir imágenes intervenidas de The Office, High School Musical o Mean Girls, interactuando entre sí como usuarios que conversan.
Ya desde el año pasado, con la utilización de memes en la campaña electoral, especialmente como forma de comunicación cuasi-oficial por parte de Javier Milei –que continúa con esta práctica ya como Presidente– los aspectos más lúdicos y conversacionales de las redes sociales se fueron haciendo lugar en la comunicación institucional y política. La utilización de este tipo de contenidos por parte de organismos académicos formales habla de esas transformaciones, así como de la necesidad, en un contexto de emergencia, de captar la mayor cantidad de atención, simpatía y solidaridad posibles.
Cartas de amor a la universidad pública
La conversación digital sobre las universidades no se limitó simplemente a la demanda y a la visibilización de sus dificultades, sino que revitalizó el amor y la apreciación por estas. Una manifestación interesante de ese sentimiento colectivo se puede apreciar en los tweets e hilos compartiendo información de interés sobre los logos e insignias de las distintas instituciones públicas, como se ve a continuación. Sin solemnidades impostadas y con lugar para el humor que nunca falta en las redes, estos días de zozobra por el futuro inmediato de nuestras universidades nos encontró también compartiendo y visibilizando el cariño profundo y el agradecimiento con las muchas instituciones a lo largo del país que hicieron posible la formación de miles de argentinos y argentinas.
Periodistas y personas públicas se sumaron también en la celebración de las universidades compartiendo sus historias familiares para reforzar la idea del ascenso social que estas promueven, un concepto que ciertamente se encuentra también en crisis y no suscita la misma convicción que décadas atrás. Sobre eso también hubo discusiones y polémicas en las redes, entre usuarios que –a pesar de sus diferencias– se pronuncian en favor de defender la educación pública superior.
La contraofensiva libertaria
Está claro que, además de las dificultades presupuestarias (que no iniciaron con este gobierno pero se agravaron mucho en la actual gestión) la universidad como institución atraviesa conflictos diversos que se vinculan con las reconfiguraciones socioeconómicas y culturales de este siglo, agilizada por la vertiginosa y constante actualización tecnológica y su impacto en otras áreas de la vida social. Mucha de esta crisis prolongada de las universidades es aprovechada por el oficialismo y sus partidarios para deslegitimar el reclamo, iniciativa que ha buscado, en estos últimos días, diversos ángulos y encuadres.
Fake news promovida por cuentas libertarias sobre un levantamiento de la marcha del martes 23 a partir de anuncios del gobierno de supuestos aumentos sin oficializar, no negociados con las universidades.
Una de las líneas discursivas contra las universidades que ha tenido más pregnancia y generado más adhesiones es la de la supuesta reticencia de las universidades a someterse a una auditoría del gobierno para determinar cómo usan sus fondos. Esta narrativa sugiere un uso indebido del dinero, destinado, por un lado, a privilegios de sus altos cargos (señalando a opositores radicales históricamente vinculados a la UBA como el vicerrector Emiliano Yacobitti y el dirigente radical Martín Lousteau) y a la militancia política, por otro, ajustándose así al relato general de Javier Milei sobre el modelo de la casta (que encontró esta semana, muy inoportunamente, validación con el aumento de dietas que se asignaron los senadores, entre ellos el propio Lousteau, muchos peronistas pero también libertarios y del PRO).
Compartida del influencer libertario @usdtermo de un video sobre la participación de una militante libertaria en una asamblea universitaria, reclamando una auditoría como forma de resolver los problemas presupuestarios de la universidad.
Se promueve, falsamente, que no existe control sobre el gasto de las universidades, cuestión que compete a la Auditoría General de la Nación, organismo que depende del Poder Legislativo. El reclamo, en tal caso, se entiende como parte de la avanzada del Gobierno sobre las atribuciones de otros poderes, distintos del Ejecutivo. De esta manera, con el recurso siempre a mano del discurso anticasta, el agite en redes contra las universidades (del cual participan activamente muchos usuarios que no parecen tener necesariamente línea directa con los trolls y militantes del gobierno) se alimenta de la sospecha categórica de todo lo que es de manejo estatal (a excepción del propio gobierno que conduce al Estado, claro está), responsabilizando a las universidades y sus supuestos manejos espurios por las insuficientes alarmantes de recursos y presupuesto.
NC/DTC
0