Quebrar a los “héroes” de Milei: la estrategia de la oposición para romper el blindaje a los vetos

No hubo sorpresa. Al filo del plazo legal, Javier Milei vetó —una vez más— el aumento a los jubilados y la emergencia en discapacidad que había sancionado el Congreso. La muerte anunciada de una embestida opositora que, a partir de ahora, trabaja en su capítulo final: quebrar la fina red de alianzas del Gobierno y romper el blindaje de Milei en la Cámara de Diputados. Como en el ajedrez, las negras también juegan y, frente al plan de seducción del Gobierno, la oposición trabaja en su propio operativo.
El término “héroes” lo popularizó Milei el año pasado cuando, tras vetar la primera actualización previsional que sancionó el Congreso, invitó a los 87 diputados que lo habían ayudado a comer un asado en Olivos. Los agasajados tuvieron que pagar por su propia comida, pero la cena tuvo el carácter de una celebración: Milei consolidaba, así, su control sobre el Congreso. Con los “héroes” dispuestos a blindar los vetos presidenciales y la posibilidad de legislar por DNU, Milei no necesitaba pedir favores ni hacer más aliados.

Medio año después, sin embargo, el control comenzó a tambalear. El rechazo del Senado a los pliegos de la Corte Suprema abrió una avalancha de derrotas legislativas que el Gobierno no pudo —no quiso— contener. Una estrategia, para algunos, una mala praxis, para otros, que se sostenía en el optimismo oficialista de que, por más que avanzara la oposición con sus leyes, Milei las vetaría y Martín Menem volvería a conseguir el tercio de diputados para blindar los vetos. La confianza en que, pese al ajuste en las provincias y los desaires electorales, los héroes saldrían al rescate.
Es esta premisa lo que la oposición buscará quebrar. El peronismo de Unión por la Patria, el pichettismo de Encuentro Federal, la Coalición Cívica, la izquierda y el radicalismo díscolo de Democracia para siempre ya empezaron a hacer cuentas: necesitan tener un mínimo 160 voluntades para resistir a los vetos y convencer a otras 12 para que se ausenten. Se necesita una mayoría de dos tercios sobre el total de presentes en el recinto y la configuración de las mayorías en una aritmética puntillosa que, cuando se convoque la sesión, dependerá de unos pocos votos.
El objetivo de la oposición es ir con la ambulancia para recoger a los heridos de los cierres electorales. Buscan jugar con el calendario electoral, y apuestan a convocar a una sesión para el 13 o 20 de agosto. El ojo está puesto, como siempre, en los gobernadores. El cordobés Martín Llaryora, por ejemplo, ya comprometió su apoyo a insistir en las leyes previsionales. El chubutense Ignacio Torres, mientras tanto, aseguró en la reunión del PRO que presidió Mauricio Macri el lunes que respaldaría el veto, pero mantiene, en paralelo, conversaciones con otros diputados de la oposición.

Torres y Llaryora lideran el grupo de gobernadores que lanzaron un frente electoral federal con el objetivo de posicionarse como alternativa frente al Gobierno y al peronismo kirchnerista. Lo integran también Claudio Vidal (Santa Cruz), Maximiliano Pullaro (Santa Fe) y Carlos Sadir (Jujuy). No estuvo en la foto, pero también coquetea con el espacio una de las primeras víctimas de la voracidad del karinismo en los cierres provinciales: el correntino Gustavo Valdés.
Todos gobernadores que no lograron cerrar alianzas con La Libertad Avanza en sus provincias y que analizan mecanismos para diferenciarse de Milei de cara a las elecciones nacionales. Es decir, la pecera ideal sobre la cual la oposición buscará cazar adhesiones para insistir en las leyes que actualizan el bono a los jubilados y aumenta en un 7,2% los haberes jubilatorios, así como la emergencia en discapacidad.
La oposición tiene dos grandes herramientas para conseguir los votos. La primera, la amenaza del costo político en un año electoral. El objetivo es fechar las sesiones por la insistencia de las leyes cuando comienza la campaña electoral de cara a octubre, de modo de presionar a los legisladores, así como a los gobernadores, frente a su electorado. “Pero no hay que apurar los tiempos. Esto no tiene que ser principio de revelación, hay que hacer un verdadero esfuerzo para quebrarle 9 tipos para ganarle el veto”, advierte un peso pesado del peronismo.

La segunda herramienta es la zanahoria de los proyectos de los gobernadores destinados a fondear las cuentas provinciales. Es decir, el proyecto de coparticipación del impuesto a los combustibles líquidos y el que reparte de manera automática los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Ambas iniciativas tienen media sanción en el Senado, y la oposición buscará terminar de aprobar en Diputados en un par de semanas.
Al interior de la oposición, sin embargo, hay dudas y diferencias conceptuales sobre cuándo conviene estratégicamente convocar la sesión por la insistencia de las leyes previsionales y de discapacidad: antes o después de la sanción de los proyectos de los gobernadores.
La discusión no está saldada aún. Pero es que la atención está puesta, antes que nada, en el resultado de la sesión del miércoles, en la que la oposición buscará aprobar la emergencia en el Hospital Garrahan, una actualización del presupuesto universitario, la insistencia del veto a Bahía Blanca y el rechazo a una serie de decretos presidenciales. “Hay que ir paso a paso, ¿de qué sirve hablar del veto ahora si el miércoles no tenemos quórum?”, advierte un diputado de la oposición que trabaja para ambas sesiones (la del Garrahan y la de los vetos).
El resto de los héroes: qué pasa con el PRO
Por fuera de los gobernadores federales, la oposición tiene el ojo puesto en otros dos aliados del Gobierno que, en el último mes, se han distanciado del oficialismo como producto de las desavenencias electorales. El primer grupo lo integran los gobernadores del norte, como el tucumano Osvaldo Jaldo, el misionero Hugo Passalacqua o el salteño Gustavo Sáenz: aliados fieles durante la primera parte del Gobierno pero que resienten la estrategia de Karina Milei de armarle listas competitivas en sus propios territorios.
Los gobernadores están a la espera de un llamado del Gobierno que todavía no llegó, y la oposición sospecha que Milei los traicionará: allí es donde entran ellos.

El otro grupo lo componen los nueve diputados del PRO que, cuando se aprobó en Diputados el aumento jubilatorio, se abstuvieron en la votación. En la reunión partidaria encabezada por Macri del lunes, la mayoría de los participantes aseguraron su compromiso a acompañar al Gobierno con los vetos. Lo hicieron los diputados presentes, como Martín Yeza o Cristian Ritondo, y los gobernadores que estaban por zoom.
Solo una persona no dijo una palabra: María Eugenia Vidal, la líder de la resistencia al interior del PRO que, por estas horas, analiza la posibilidad de romper con su bloque y acompañar las leyes opositoras. No es la única: también Silvia Lospennato, Germana Figueroa Casas, Álvaro González y Hector Baldassi analizan la posibilidad de acompañar los proyectos. De conseguir su apoyo, la oposición podría tener el número para resistir a los vetos de Milei.
MC/JJD
0