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Entrevista

Topo Rodríguez, del Interbloque Federal: “No se le puede pedir a Batakis que solucione el quiebre de la coalición de gobierno”

"Topo" Rodríguez, en la Cámara baja, donde su bloque de ocho diputados fue clave en lo que va del año para que se sancionen leyes promovidas tanto por el oficialismo como la oposición

Mauricio Caminos

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Aunque el Congreso está virtualmente de receso por las vacaciones de invierno, Alejandro “Topo” Rodríguez continúa yendo a su despacho en Diputados. Desde allí observó el devenir de la crisis que atraviesa al Gobierno, a la que explica a partir de tres factores: la ruptura del Frente de Todos, la pandemia y la herencia que dejó Mauricio Macri. “No se le puede pedir a Silvina Batakis que solucione el quiebre de la coalición de gobierno”, dice en diálogo con elDiarioAR, mientras el dólar blue no deja de sorprender a más de $330 y la flamante ministra de Economía anuncia un desdoblamiento de la moneda estadounidense para los turistas extranjeros. Sin embargo, advierte que la reemplazante de Martín Guzmán “comenzó mal” con sus paquetes de medidas.

“No hay condiciones políticas para afrontar con eficacia una crisis económica, si antes no hay una resolución de la crisis política”, insiste el Topo, que está referenciado con el economista Roberto Lavagna y a quien le toca conducir el Interbloque Federal, un reducido pero variopinto espacio legislativo, que con solo ocho diputados fue clave en el primer semestre del año para que avancen leyes tanto opositoras como oficialistas. Asegura que no fue convocado a un diálogo por parte de Sergio Massa, pero alerta: “No veo ninguna posibilidad de que una coalición quebrada, que confronta diaria y públicamente, pueda convocar a otros más allá de la discusión que pueda dar el Congreso”.

Plantea que para el 2023 el país necesita un “gobierno de unión nacional”, y aunque reconoce estar trabajando con Juan Schiaretti al respecto, no da pistas si el gobernador cordobés será candidato. “Lo he visto favorablemente inclinado a construir un espacio alternativo para la Argentina que le dé esta visión de unión nacional”, apunta.

–¿Atravesamos una crisis política o es más económica?

–Argentina tiene una crisis política profunda y el núcleo explicativo de la crisis está en la ruptura, en el quiebre, de la coalición de gobierno. Esto es algo que hemos venido diciendo ya hace mucho tiempo. Hay hechos que describen la crisis más allá de las opiniones. En los últimos diez meses el Presidente ha sido cuestionado por su propia coalición de gobierno en términos tan descalificativos que no se conocen antecedentes en la democracia argentina. Le plantearon desde que era un “okupa sin legitimidad y sin votos”, hace diez meses, hasta que iban a “derramar sangre” en la calle en contra de sus propias políticas, el miércoles pasado. Incluso un ministro bonaerense dijo que “el que trajo al borracho, que se lo lleve”.

–Todas críticas desde el kirchnerismo o el sector ligado a Cristina Kirchner.

–Los planteos provinieron desde el corazón de la coalición de gobierno. Frente a esas descalificaciones que impugnan cualquier rol digno de un presidente de la nación, la política del oficialismo ha guardado un profundo silencio. La coalición de gobierno se quebró formalmente cuando hubo que tomar una decisión respecto del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Y es una ruptura que traba el proceso de toma de decisiones, y le impide al presidente ejercer con plenitud funciones como, por ejemplo, el recambio de un gabinete. Toda esa crisis política ha agravado la situación económica. Hay otros factores que no son la crisis política, que es el desastre que dejó Macri en materia económica y el impacto de la pandemia. 

–O sea hay una combinación: Macri, la pandemia y la propia crisis del FdT.

Son factores explicativos de la crisis económica que atraviesa la Argentina. Y no hay condiciones políticas para afrontar con eficacia una crisis económica, si antes no hay una resolución de la crisis política. En medio de esto, Macri ha emprendido una irresponsable y alegre caravana electoral reclutando selfies, que lo muestran con una enorme distancia para comprender su propia responsabilidad en la crisis actual de la Argentina.

–¿Hay salida a la situación? Porque si bien el Presidente y la vice volvieron a hablar y Batakis tiene el aval de ambos, no parece haber todavía un rumbo claro.

–Ojalá que la coalición encuentre una vía de salida. Sin duda, la vía de salida no hay que cargársela en su responsabilidad a una ministra que asumió hace pocos días y que no tiene ningún instrumento para resolver el quiebre político de la coalición. Entonces, no se le debe pedir a ningún ministro, pero especialmente no se le debe pedir a una nueva ministra, que resuelva el nudo de la crisis, que es el quiebre de la coalición política. Se le puede exigir eficacia en el manejo de los instrumentos del Ministerio de Economía, pero no otra cosa que se discuta.

–¿Cómo analiza las medidas de ajuste de Batakis?

–Empezó mal. Batakis es una sólida profesional con fuerte conocimiento del sector público, que en la Argentina no es poco, pero las medidas que ha tomado comenzaron mal. Ojalá rectifique. Porque apunta a aumentar la presión tributaria en la Argentina a través del revalúo inmobiliario. Eso es muy malo para la clase media en la Argentina. Y en segundo lugar, el Estado le ha garantizado a los bancos un seguro para que no pierdan plata si compran bonos del Tesoro. Y esos bancos a su vez compran dólares a futuro. No hay nada más parecido a la bicicleta financiera de Macri, así que son dos medidas, dos acciones que van en el mal camino. Te digo más: este gobierno empezó a perder el rumbo económico cuando Guzmán le impuso al peronismo y al Frente de Todos la aprobación de una ley que le diera 1.500 millones de dólares a cambio de pesos a los fondos extranjeros, especulativos, para que vinieran a hacer la bicicleta financiera. Pero reitero, no se le puede pedir a la ministra Batakis que solucione el problema de fondo que tiene la Argentina, que es el quiebre de la coalición.

–¿Tendría el Gobierno que convocar a la oposición?

–Todo diálogo que quiera darse con la oposición es posible en el marco del Congreso de la Nación. Hemos dado y seguiremos dando muestras de esa voluntad. Pero no veo ninguna posibilidad de que una coalición quebrada, que confronta diaria y públicamente, pueda convocar a otros más allá de la discusión que pueda dar el Congreso. ¿Vos creés realmente que alguien se puede sentar con un gobierno que tiene a sus propios partidarios reclamando que va a correr sangre? ¿Cómo van a convocar a otros a dialogar si no es en el Congreso?

–Pero efectivamente, ¿hubo algún contacto por parte del presidente de la Cámara de Diputados o nada?

–Para nada. Ni tampoco creemos que tengan la obligación de convocar ni de consultar para nada. 

–¿Pero podría haber una agenda de común acuerdo? Con la paridad de fuerzas que hay entre el FdT y JxC, es inevitable que cualquier ley tenga cierto consenso, como se vio en el primer semestre del año.

–Eso es saludable para la democracia argentina. Lo que ha pasado en este semestre, y especialmente en las últimas semanas, donde la Cámara de Diputados aprobó la boleta única entre distintos sectores de la oposición, o aprobamos todos juntos una baja en la presión tributaria a monotributistas y autónomos, o la ley para garantizar el financiamiento a bibliotecas y actividades culturales... En pocas semanas se dieron tres escenarios distintos: la oposición vota toda junta, la oposición y el oficialismo vota en conjunto, y un sector de la oposición vota junto con el oficialismo tema por tema. Esperemos que siga así. Eso es bueno para la democracia argentina.

–Ante ese panorama, ¿qué expectativa tiene para el segundo semestre en el Congreso? Porque la agenda más política del Gobierno está bloqueada.

Habrá que ver caso por caso. No vamos a acompañar ninguna iniciativa de alteración institucional a favor de un sector de la política. Y todos los otros temas hay que analizarlo. Algunos son temas interesantes para seguir conversando, como el de Compre Argentino, y otros son proyectos que son difíciles o diría imposibles de aprobar, como por ejemplo el blanqueo para con la excusa de pagar el Fondo Monetario Internacional. No tiene el aval del propio Poder Ejecutivo, yo no he escuchado a nadie del Banco Central, del Ministerio de Economía o de la AFIP que aliente la aprobación de ese proyecto. Entonces, la verdad que hacernos trabajar para que después el Ejecutivo lo vete, no tiene mucho sentido. No son propuestas claras.

–La paridad en Diputados entre el FdT y JxC hace que un bloque minoritario como el Interbloque Federal tenga un peso relativo, porque puede inclinar la balanza para cualquiera de los dos lados.

–Tengo plena conciencia de que somos ocho diputados y de que el grueso de la preocupación del Gobierno tiene que estar puesto seguramente en qué nivel de interlocución puedan tener con una oposición que tiene 116 diputados y que tiene muchos senadores. Yo respeto ese análisis sobre nuestro bloque, pero creo que, en todo caso, más que más que el número, lo que importa es la calidad de las propuestas, de las cuales yo me excluyo. Pero sí hay hombres y mujeres con mucha calidad y trayectoria, desde Graciela Camaño, Carlos Gutiérrez, Natalia de la Sota, Mónica Fein, varios más. Nunca he creído que tengamos una cualidad por tener números, sino más bien por la calidad de las propuestas y de los diálogos que se pueden establecer con distintas fuerzas políticas.

–Y tienen referentes importantes a nivel nacional, como Schiaretti y Lavagna. ¿Qué aspiración política hay para el 23?

–Argentina necesita un gobierno de unión nacional. Un período presidencial, sólo cuatro años. Pero eso debe significar tener la capacidad de tener un espíritu muy amplio para convocar a hombres y mujeres de distintas fuerzas políticas, cohesionados en un programa común. Y cuando uno dialoga con sectores moderados, racionales de todas las fuerzas políticas, encuentra más adhesión de lo que a veces parece. En ese marco, creo que nuestro bloque puede contribuir a que esa semilla germine. Y de estos temas hablamos, por ejemplo, con el gobernador de Córdoba.

–¿Quiere ser candidato?

–Él no ha dado ninguna definición en materia de candidatura, pero sí lo he visto favorablemente inclinado a construir un espacio alternativo para la Argentina que le dé esta visión de unión nacional y que nosotros, desde el peronismo federal y productivo, creemos que se puede impulsar para que Argentina tenga un gobierno que priorice la justicia social. Crecimiento económico, con producción federal y equilibrio fiscal, esas tres cosas no solo no son incompatibles, sino que son complementarias y deseables para el futuro inmediato de la Argentina.

–¿No es un desafío difícil la “avenida del medio”, teniendo en cuenta los dos polos de atracción que son el FdT y JxC?

–Es un desafío objetivo. Veremos qué es lo que pasa de aquí a un año. Mi convicción no solo está firme, sino que voy a trabajar para lograr eso. ¿Que estamos planteando un gobierno de unidad nacional que pueda convocar voluntades de distintas fuerzas políticas en torno a un programa común? Yo creo que es posible, pero también respeto a los que creen que es una utopía.

MC

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