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El Zoom entre Solá y Argüello para diseñar el vínculo de la Argentina con Biden

Felipe Solá / Jorge Argüello

Pablo Ibáñez

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Joe Biden, el flamante presidente Estados Unidos, es el primer católico que llega a la Casa Blanca desde John F. Kennedy. Puede leerse como una nota al pie, un renglón en el Güinnes de los presidentes, o procesarse como una oportunidad política. En la radiografía que en el gobierno argentino hacen de Biden, el vinculo de sucesor de Donald Trump con el Papa Francisco aparece subrayado, como una señal positiva.

El martes, veinte horas antes de la jura de Biden, la cúpula diplomática se entregó a una disección del gabinete de EEUU, a procesar indicadores blancos y negros, y a proyectar, casi adivinar, cómo puede ser la relación entre el gobierno de Alberto Fernández y la nueva administración estadounidense.

“Hay una expectativa positiva en el Gobierno por la asunción de Biden. Hay una serie de razones para pensar que las cosas pueden tomar una nueva intensidad positiva”, dijo Jorge Argüello, el embajador argentino en Washington, en El Destape Radio.

La Cancillería, este miércoles por la tarde, saludó la jura de Biden vía Twitter y dejó un mensaje que generó ruido. “Argentina desea fortalecer las relaciones y que se respete a los organismos multilaterales. Espera también que no se apueste a la desunión de nuestras naciones como en la etapa anterior”. Al rato, Alberto Fernández tuiteó un mensaje más protocolar y por la noche, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero dijo que con Biden “hay una agenda que nos acerca mucho más”.

El martes, en teleconferencia entre Buenos Aires y EEUU, Felipe Solá y Argüello evaluaron, con sus equipos, los temas clave de la relación bilateral, con expectativas sobre el regreso al multilateralismo que anticipó Biden, agendas comunes en temas de ambiente y Derechos Humanos y modestas perspectivas en materia económica.

En ese rubro, se pronostica que Biden será más proteccionista que Trump pero aparece una posibilidad respecto al biodiesel, un negocio que para Argentina llegó a representar 1.300 millones de dólares. En la era Trump la suba en los aranceles lo hizo prácticamente inviable para la exportación. Una variable es fijar, como en otros productos, precios y cupo para reabrir el mercado.

Solá y Argüello, con sus staff, radiografiaron a las figuras del gabinete de Biden que consideran centrales para Argentina y la región. El embajador, escoltado por su número dos, Adrián Nador, Marcos Stancanelli (política), Pablo José Rodríguez Brizuela (comercio), y Sebastián Di Luca (diplomacia), hicieron perfiles y proyectaron cómo, estiman, será la postura de la gestión BIden.

Dos expedientes clave para Argentina, la relación con el FMI y la renegociación de la deuda, se abordaron en base a ese escenario. En general, es un asunto que Argüello coordina con la mesa económica que comparte con Ceclia Nahón, Guillermo Francos y Sergio Chodos, que reporta al ministro de Economía Martín Guzmán y al presidente.

Pero el equipo argentino en Washington aportó varios criterios. Uno que la presencia de varios ex empleados jerárquicos del fondo de inversión Black Rock en el staff del Departamento del Tesoro supondría una línea más dura que la de Trump hacia la Argentina. En la charla se recordó que en la gestión Trump, el Tesoro fue “neutral” en la negociación de Argentina con los bonistas, actitud que a la distancia puede leerse como un respaldo implícito para el país.

“Estados Unidos tiene amigos o enemigos, en medio no hay lugar para más cosas”, repasó uno de los diez participantes en la charla. La hipótesis es que la secretaría de Estado sería más proclive a un buen acuerdo para Argentina, pero el Tesoro expondría una postura más dura.

Así como en el gobierno hay coincidencia respecto a la que relación con Trump, y los modos de Trump, podían resultar nocivos para Argentina, la llegada de Biden se interpreta como positiva con la posibilidad de mejorías en áreas puntuales.

Trump, en términos políticos, era un factor tormentoso: sin Trump, o con Trump en retirada, Fernández pudo avanzar en conversaciones y vínculos con mandatarios de la región que en otro contexto resultaron más difícil. Un caso: la videoconferencia, y los posteriores contactos diplomáticos, con el brasileño Jair Bolsonaro. El viaje de la semana que viene a Chile, invitado por Sebastián Piñera, encaja en la misma lógica y puede ser un buen mensaje de Fernández para Washington.

En el lectura preliminar, para la diplomacia argentina Alberto Fernández tuvo una serie de gestos que serán bien recibidos por Biden. Por un lado, el vínculo del mandatario argentino con Bantajmin Netanyahu -que se cristalizó en la reunión de enero de 2020-, por otro, que Argentina ratificó la declaración de Hezbollah como grupo terrorista, un foco importante para EEUU por la mirada que tiene respecto a la Triple Frontera. Otro elemento fue la posición frente a la situación de los derechos humanos en Venezuela.

El regreso de EEUU al multilateralismo también supone una señal auspiciosa para un país de los márgenes. Para Argentina, y la región, el tema BID es un punto importante. Trump terminó con la tradición de darle la presidencia de ese organismo a un país latinoamericano y promovió a Mauricio Claver-Carone, un halcón en la política exterior, que logró que por caso Uruguay, con Luis Lacalle Pou a la cabeza, respaldase al candidato de EEUU en desmedro de un postulante del bloque. Claver-Carone, sin embargo, moderó su ímpetu inicial, al menos en la mirada de la diplomacia local.

Venezuela y biodiesel

Si el multilateralismo, el vínculo con el Papa y el tono menos belicoso de Biden aparecen como modestos buenos augurios para el gobierno argentino, hay variables que preocupan. Antony Blinken, el hombre que Biden eligió para el Departamento de Estado, mantuvo la postura de Estados Unidos respecto a Venezuela y el reconocimiento a Juan Guaildó. “Para nosotros, el tema Venezuela es una cuestión de política interna”, suele decir un dirigente del Frente de Todos con millaje en el mundo diplomático. Es un interrogante cómo puede afectar esa cuestión.

La otra variable que preocupa es la economía y el comercio bilateral. En el gobierno entienden que Biden mantendrá las políticas “proteccionistas” de Trump o que, incluso, será “más cerrado” que el republicano por lo cual salvo en segmentos específicos no hay expectativas de grandes cambios.

En el zoom Solá y Argüello se enfocaron, en cambio, en el tema del biodiesel. Con el gobierno de Trump las exportaciones se volvieron inviables por el aumento en los aranceles de exportación. “Fue un proceso poco claro, creemos que poco sostenible desde lo administrativo, y quizá pueda revertirse”, confió a elDiarioAR una fuente oficial.

Durante la video conferencia se ratificó la intención de concretar un viaje de Fernández a Washington aunque hubo reservas sobre la fecha. El mandatario argentino tiene agendada una visita para mayo a China y se especuló con un viaje, antes de esa fecha, a Estados Unidos. Esa posibilidad parece, hoy, muy remota.

Solá estuvo acompañado por su vice, Pablo Tettamanti, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales Jorge Neme, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur Daniel Filmus y el jefe de Gabinete de la Cancillería Guillermo Justo Chaves.

PI

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