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Abusos en la facultad de odontología de La Plata: miedo, denuncias y un mecanismo aceitado durante años

Durante años se intentaron ocultar los abusos sexuales y de poder en la Facultad de Odontología de La Plata

Lara Guerrero

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Una alumna que es obligada lijar un palo como si se tratara de una masturbación. Un grupo de alumnos que es desaprobado sin rendir el examen sólo porque el profesor así lo quiso. La connivencia del Centro de Estudiantes y el docente que con una lapicera toma la cadenita que caía entre los pechos de una estudiante. Los testimonios comenzaron a aparecer a borbotones. Son reales, tienen nombre y apellido, aunque su identidad se preserva para evitar represalias y porque sobre todo, el miedo continúa. Pero todos ellos dan cuenta de una realidad que durante años se intentó mantener tapada: los abusos sexuales y de poder en la Facultad de Odontología de La Plata.

“Yo creo que tienen un poder infinito. La facultad es de ellos”. Quien habla es un ex alumno de la Universidad de la UNLP. Se comunicó con elDiarioAR luego de que el sábado 2 de septiembre este medio publicara una investigación sobre abusos sexuales y de poder en la Facultad de Odontología. Desde entonces se recibieron más de 30 denuncias. Todas van formando un rompecabezas que muestra que los abusos eran, son, parte de la dinámica de la universidad.

Santiago, por ejemplo, contó como la relación entre la gestión de la Facultad y el Centro de Estudiantes conducido por el Movimiento Odontológico Independiente (MOI), construida desde hace más de 20 años, es parte de un sistema que permite o al menos mira para otro lado cuando ocurren los abusos.

Santiago y escribe cómo el MOI construyó su poder a base de ofrecerles a los estudiantes aprobar algunas materias sin rendir, a cambio de votar a la agrupación.

“Para ganar las elecciones, venían del Centro de Estudiantes y te decían: ‘¿qué materia querés aprobar? Anotate en la lista, votanos y no te presentes que vas a aparecer aprobado. Toda esta impunidad del Centro de Estudiantes viene de hace muchos años”.

“¡¿Ven que no saben nada?!”

Javier también fue alumno de la Facultad de Odontología y vivenció distintos tipos de abusos. Uno de los que más recuerda sucedió en el año 2014 cuando cursaba su primer año en la materia Histología. Si calificaban con siete o más, un examen promocional, los alumnos aprobarían la materia sin necesidad de rendir el final. En el aula ya se encontraban los profesores, Pablo Felipe y Federico Belloni. Por entonces, era común que estos docentes junto con Adrián Abal, dictaran clase juntos.

Antes de recibir las preguntas del examen, Abal ingresó repentinamente al aula y dijo: “Están todos desaprobados. Que se vayan”. Javier asegura: “Nosotros pensamos que era una joda”. Los alumnos se quedaron en silencio. El profesor Felipe insistió: “¿Qué están esperando? Váyanse, están todos desaprobados”. El alumno recuerda: “Nosotros nos mirábamos. Hasta que alguien dijo: ”¿es en serio?“. La respuesta del profesor fue: ”Y sí, si no saben nada, es en serio“. Acto seguido les preguntó algo extremadamente difícil como: ”el corte transversal del glomérulo renal, una pregunta de medicina prácticamente. Y nadie respondió, nos quedamos mirándonos“. Felipe los instó una vez más a retirarse: ”¿Ven que no saben nada? Váyanse“. Así fue como toda esa clase perdió la posibilidad de promocionar y tuvieron que rendir exámen final para aprobar la materia. 

 Este alumno también presenció un caso de abuso sexual hacia una compañera por parte del profesor Sergio Seara -con una denuncia por abuso sexual- en la materia Odontología Preventiva y Social (OPS). Javier, junto a sus compañeros, cinco mujeres y otro varón, estaban conversando en el centro de atención y prácticas del barrio de Abasto, en La Plata. Seara comenzó a hacerle comentarios a una de las jóvenes que cursaba el 5º año sobre una cadenita que colgaba de su cuello. “Mirá hasta dónde llega la cadenita”, decía el profesor y se reía. Hasta que en un momento, “Sergio Seara se acerca prepotentemente y le levanta la cadenita con una lapicera y la suelta, y se le queda trabada entre los pechos”. El profesor le dice: ‘Ay, dámela’ y le saca la lapicera de entre los pechos. La alumna le respondió: ‘¿Qué hacés? Sos un zarpado’. Todos lo miramos como ‘te re desubicaste mal, loco’. Él se dió cuenta de la situación y dijo: ‘Bueno, bueno, yo soy la autoridad acá ¿eh?, tampoco me quieran sobrepasar“, aseguró Javier. 

Javier le preguntó a su compañera qué pensaba hacer después de lo que había pasado. Ella le dijo que no sabía, pensó en decirle al padre o al novio, aunque no lo hizo porque le faltaban muy pocos meses para recibirse y sabía que no la iban a aprobar más si se quejaba. “Y la dejó pasar, como muchas otras situaciones que se dejaron pasar ahí”, agregó Javier. 

  

Recuerdo anulado

Ludmila es exalumna de la facultad y también sufrió abuso sexual por parte de Sergio Seara. Durante una materia práctica del primer año, en la que muchos alumnos construyen objetos para las aulas como mesas, sillas o lámparas halógenas, ella tuvo que realizar un stand para ubicar carteles sobre una mesa durante la semana de la salud bucal. 

La alumna recuerda: “Un episodio que pasé con Seara es que estabamos lijando el palo del stand y luego lo teníamos que pintar de negro. Yo estaba lijando parada en la mesa, se me acerca de atrás, me apoya con la panza, con la intención de apoyarme otra cosa, supongo, sus partes”, sostiene la exalumna y agrega: “Me agarra un brazo y otro brazo y me enseña a lijar el palo, como si lo estuviera masturbando. Entonces automáticamente, me doy vuelta, y como me estaba rozando, me corro. Todo el mundo estaba viendo eso. Le digo: ‘no, no voy a lijar así’. Sentí mucha vergüenza por el momento que me estaba haciendo pasar. Un tipo grande, un asco te da. Cuando leí la nota (en referencia a la nota de elDiarioAR) se me vino este recuerdo que mi cabeza había anulado”.

LG/MG

 Si querés acercar información sobre estos abusos, comunicate con la siguiente casilla: laragperiodismo@gmail.com

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