Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Sociedad

Del importado al artesanal: la revolución silenciosa del sahumerio argentino

El sahumerio dejó de ser un objeto marginal para convertirse en un elemento cultural cotidiano.

0

Hasta mediados de la década pasada, hablar del mercado argentino de sahumerios era referirse a un rubro chico, casi estático y dominado por productos importados. Las marcas locales eran pocas, tenían escaso desarrollo y en general ofrecían una calidad que no lograba competir con lo que llegaba de afuera. El sahumerio era un artículo de nicho, asociado a santerías, locales místicos y un consumo muy puntual. La oferta era limitada y la demanda, también.

Sin embargo, en menos de una década ese escenario se dio vuelta por completo. La combinación de innovación local, cambios culturales, nuevas estéticas y una pandemia que modificó la relación con el hogar terminó creando una industria que hoy no solo es vibrante, sino también exportable.

El quiebre de 2017: cuando la innovación local abrió un nuevo capítulo

Sagrada Madre, un punto de inflexión

El verdadero cambio comenzó en 2017, cuando irrumpió Sagrada Madre, una marca nacional que entendió antes que nadie que el consumidor buscaba algo distinto. Sus sahumerios elaborados con flores, resinas y maderas incrustadas introdujeron una estética más natural y sensorial. La variante “Smudge” explotó en popularidad y desplazó rápidamente a los tradicionales sahumerios de masala o carbón que dominaban las importaciones.

La innovación fue tan marcada que amplió el mercado en sí mismo: ya no se trataba solo de aromatizar un ambiente, sino de incorporar un objeto de diseño y un ritual con peso cultural.

El efecto contagio en toda la industria

El éxito abrió la puerta a más propuestas locales. Aromanza aportó diseños más atrevidos y fragancias intensas; Saphirus logró que la aromatización líquida llegara a un público mucho más amplio. Entre todas expandieron la categoría y cambiaron el perfil del consumidor promedio, que dejó de ver estos productos como algo ajeno o “new age” para adoptarlos en la vida diaria.

2020: el encierro que aceleró todo

Producción nacional de sahumerios

La pandemia actuó como catalizador de tendencias que ya estaban en marcha. Con la casa convertida en espacio de trabajo, descanso y refugio emocional, muchas personas buscaron rituales que aportaran calma. La meditación, la aromaterapia y la conexión con elementos naturales crecieron de forma sostenida.

“La pandemia aceleró un proceso que ya venía ocurriendo”, señala Yesica Spina, integrante del equipo de Indali, uno de los distribuidores líderes del sector. Para ella, los sahumerios “dejaron de ser un objeto de nicho y pasaron a funcionar como un bien cultural, una forma de contención social en un momento difícil”.

Un nuevo motor económico: la reventa como salida

La crisis económica también hizo lo suyo. Con ingresos inestables y empleos informales en aumento, miles de personas empezaron a revender productos aromáticos como ingreso complementario. El rubro tenía varias ventajas: baja inversión inicial, alta rotación y un público en expansión. Ese movimiento derivó en una multiplicación de microemprendimientos que necesitaban abastecimiento constante, precios competitivos y marcas con buena salida.

El rol de los distribuidores: unir la producción con el comercio

Producción diversificada y personalizada

Nace un nuevo puente entre fábrica y barrio

En este nuevo escenario surgieron actores clave que lograron conectar la creciente producción local con la demanda minorista. Entre ellos, Indali, que tomó un rol activo en facilitar el acceso a un catálogo amplio y estable en un mercado que cambiaba mes a mes.

“Nuestro trabajo fue unir las piezas: que la innovación de fábrica llegara al comercio de barrio con fluidez”, explica Sergio Spina. Según él, ese puente permitió que muchos pequeños revendedores no solo iniciaran su negocio, sino que lo profesionalizaran. “Fuimos incubadora de pequeños nuevos empresarios. Y así vimos como el esquema artesanal dejaba paso a una gestión profesional, pero sin perder el trato humano”.

Un mercado que no deja de expandirse

Lo que comenzó como un cambio estético terminó generando una transformación económica profunda. Más producción local, más variedad, más emprendedores y una red de distribución que se volvió indispensable para sostener el crecimiento.

Un giro cultural que reconfiguró el consumo

El sahumerio dejó de ser un objeto marginal para convertirse en un elemento cultural cotidiano. Su evolución refleja algo más amplio: la búsqueda de bienestar, la necesidad de rituales simples y el valor del diseño artesanal argentino. Lo que antes dependía de la importación hoy es una industria propia, con identidad, creatividad y un impulso que parece lejos de agotarse.

Etiquetas
stats