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GUILLERMO TAMBURINI BELIVEAU, CIENTÍFICO

Petróleo y gas en el mar: “La casa se está quemando y no es el momento de prender más hornallas”

Guillermo Tamburini Beliveau es co-fundador del Observatorio de Sismicidad Inducida en Vaca Muerta junto al geógrafo Javier Grosso. Encontró la mancha de petróleo de Pemex en el mar a través de imágenes satelitales.

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Guillermo Tamburini Beliveau es doctor en Ingeniería (Universidad Nacional de Rosario), ingeniero en Cartografía y Geodesia por la Universidad Politécnica de Valencia y licenciado en Geografía por la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue becario de investigación del CONICET entre 2012 y 2022 en glaciología andina y en conflictos territoriales y ambientales derivados del extractivismo. Recientemente realizó una investigación preliminar sobre los accidentes de la petrolera estatal Pemex (Petróleos Mexicanos), en el Golfo de México.

El 7 de julio último, una plataforma petrolera de la compañía mexicana se incendió en el mar. A unos 12 kilómetros del lugar del hecho, pocos días antes, un oleogasoducto de la misma petrolera generó una fuga de hidrocarburos en el fondo marino por una perforación o ruptura del caño. 

“En México, ocurrió un derrame de 400 kilómetros cuadrados, que es el doble de la superficie de Capital Federal, y nadie se dio cuenta hasta que llegó a alguien que de casualidad miró una foto satelital. Ese es el grado de descontrol que puede llegar a tener una plataforma petrolera”, aseguró Tamburini Beliveau a elDiarioAR.

Se podría decir que Tamburini Beliveau -co-fundador del Observatorio de Sismicidad Inducida en Vaca Muerta junto al geógrafo Javier Grosso- encontró la mancha de petróleo que permitió establcer la magnitud del desastre ecológico de Pemex en el mar. “Al conocer el dato del accidente de Pemex y usando las herramientas que yo uso habitualmente, me acerqué a dar un vistazo en la zona y, un poco por curiosidad, digamos profesional, y encontré el vertido”, explicó desde España a elDiarioAR.

“Contacté inicialmente con los colegas de Argentina para intercambiar opiniones, para comentar lo que estábamos viendo y de ahí un colega propuso el contacto con gente de México. Presenté la información y rápidamente ellos armaron una rueda de prensa, Por eso, de algún modo, se pudo trasladar a la sociedad toda la información rápidamente”, afirmó el científico.

En Argentina, la industria de hidrocarburos y el Gobierno se encuentran expandiendo la frontera de su negocio hacia el mar. La extracción de petróleo ya se realiza a la altura de las costas patagónicas, pero ahora explorarán en la cuenca norte del Mar Argentino, a 300 kilómetros de las costas de la provincia de Buenos Aires, en el Atlántico. El próximo verano, la noruega Equinor realizará la primera perforación exploratoria, en alianza con YPF y Shell, en el bloque CAN 100 o pozo Argerich, sobre el Frente Talud, el principal corredor biológico del Mar Argentino y área de reproducción y alimentación de especies claves, como ballenas francas australes, varias clases de delfines, lobos marinos, marsopas, peces y sus larvas, 166 especies de bentos, crustáceos, aves marinas, tortugas, moluscos nadadores, entre otras. En las plataformas perdidas en medio del mar abierto también trabajarán hombres y mujeres.

En su investigación preliminar, Tamburini y unas 20 ONGs ambientalistas y científicas de México determinaron la gravedad de lo que se daría a conocer sobre el accidente de Pemex. El director general de la empresa mexicana, Octavio Romero, dijo en una conferencia de prensa “que las imágenes de una mancha de hidrocarburo difundidas por las organizaciones corresponden a ‘chapopoteras’, esto es, emisiones naturales de hidrocarburo en el mar”, informó la agencia internacional AFP.  

Romero también reconoció que hubo una fuga en un área del Golfo de México y que el 7 de julio se registró una explosión en una plataforma de producción de gas que dejó dos trabajadores muertos y uno desaparecido.

Los ambientalistas y científicos que analizaron el derrame y los accidentes de julio dejaron planteadas varias preguntas. Algunas de ellas se preguntan: ¿Se realiza algún tipo de medida de contención ante estos eventos? ¿Son los efectos de esta industria un daño colateral que estemos dispuestos a asumir como sociedad? ¿Es válido este modelo económico e industrial hoy en día? ¿A quién beneficia?

-En su informe se hace varias preguntas sobre la búsqueda del gas y petróleo en el mar. ¿Consiguió sus respuestas?

-Son preguntas retóricas, pero las hago sinceramente. Es decir, yo tengo mis respuestas para esas preguntas. Me gustaría saber qué opina gente que tiene otra perspectiva y cómo justifica y argumenta una respuesta distinta. Se necesitan muy buenos argumentos para dar respuestas válidas que no sean las que se intuye de modo evidente. Es decir, ¿están controladas las fallas en la industria? No, no están controladas. Esa quizás es de las más evidentes, pero si viene un técnico de la industria y quiere explicar que sí, encantado que lo haga y que explique. Recuerdo haber visto un video de un técnico que daba sus explicaciones y decía que una plataforma petrolera quizá es lo más semejante que podemos imaginar a una nave espacial. Entonces el grado de complejidad, de aislamiento y de riesgo que tiene es elevadísimo y los cohetes a veces fallan. Si uno elige desarrollar un cohete o elige subirse a un cohete, sabe que hay un riesgo intrínseco. Cuando decidimos desarrollar el petróleo en el mar, ¿sabemos que hay un riesgo intrínseco?

-Deberíamos preguntarnos entonces si los argentinos estamos dispuestos a asumir como sociedad los costos de explorar hidrocarburos en el mar. Hay un sector muy grande que parecería estar dispuesto y otro sector que está dando la pelea, como varias comunidades de la costa Atlántica desde la provincia de Buenos Aires hasta Tierra del Fuego. ¿Cuáles cree que son los mejores argumentos de quienes creen que el costo es demasiado alto para Argentina?

-Diría que los argumentos de carácter filosófico. Creo que hay dos problemas elementales. Uno es que el modelo económico industrial contemporáneo, que viene de lejos, sólo plantea una perspectiva de crecimiento. Es imposible, no se puede crecer eternamente. El discurso político siempre es el de crecer. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? ¿Cuál es el límite? Y eso choca con el otro elemento: que el límite ya llegó. Creo que, de hecho, ya lo pasamos. Creo que el colapso ya pasó. Cuando los dinosaurios dijeron: “Che, viene un meteorito”, ya era tarde. Creo que estamos en una situación similar. Entonces no se puede seguir creciendo. No quiero usar eufemismos. Es decir, es un camino al suicidio colectivo. No se trata de un delfín, de un arrecife de coral, de una población a la que se le contamina el agua. Es un límite absoluto al que no nos deberíamos ni haber acercado y lo que nos dice es que hay que parar. Esa es mi interpretación.

En México, ocurrió un derrame de 400 kilómetros cuadrados, que es el doble de la superficie de Capital Federal, y nadie se dio cuenta hasta que llegó a alguien que de casualidad miró una foto satelital.

-El Gobierno del Frente de Todos y otras fuerzas políticas mayoritarias, como Juntos por el Cambio, Unión por la Patria, tienen la misma postura: que Argentina debe desarrollarse y debe desarrollar su industria de hidrocarburos y por eso va a ir a buscarlo al mar en la cuenca norte del Atlántico, porque “es el turno del Sur Global” para desarrollarse frente al Norte Global que ya “quemó sus cartuchos climáticos” y ahora debe dejar de desarrollarse en industrias contaminantes. En paralelo, Europa y países productores como Argentina sostienen que el gas natural es una energía supuestamente verde o limpia. ¿Qué piensas cuando escuchas esos argumentos?

-Creo que son argumentos muy falaces. Es complejo porque, entre otras cosas, yo nací en España. Quizá mucha gente puede decir: “Mira, este chico viene acá a darnos lecciones, ¿no?” Pero no es casual. Yo soy hijo de exiliados políticos. Desde el primer momento de la colonización, el discurso siempre ha sido el mismo: esto es lo que nos va a traer desarrollo, esto es lo que nos va a permitir ir más adelante y nunca jamás la población de Argentina vivió un bienestar generalizado por períodos largos, salvo excepciones de períodos cortos. Y mucho menos bienestar ha habido bajo un modelo extranjero, bajo un modelo económico pautado por la economía internacional, como es el de los hidrocarburos. No vamos a ganar soberanía sometiéndose a un modelo marcado justamente por el Norte Global. Por otro lado, cabe la pregunta anterior. La casa se quema, la casa se está quemando y no es el momento de prender más hornallas. Aunque es lo que se ha querido hacer toda la vida. Discutimos si fueron los otros los que quemaron la casa, pero el problema es que se está quemando. ¿Y vos me decís que querés venir a prender otra hornalla? No, trae baldes de agua. Es lo único que podemos hacer. 

-Hay una supuesta dicotomía entre progreso y ambientalismo: hidrocarburos versus pobreza. Usted definitivamente no lo ve así…

-Además, como modelo económico creo que el de los hidrocarburos se fundamenta en la concentración de capital, no reparte, es como es como el modelo sojero. Grandes propietarios que van a estar sometidos a los precios internacionales de un producto: si sube, ganan sobre todo los productores. Y si baja, pierden sobre todo las clases populares, porque los productores ya se armaron su respaldo. Con el petróleo es igual: no vamos a vivir los beneficios, sólo vamos a vivir las consecuencias negativas. Ellos van a tener sus casitas en Suiza. Entonces ellos siempre van a aceptar el riesgo, pero como sociedad ¿lo queremos aceptar? Nosotros queremos que sean nuestros familiares, los trabajadores que mueran ahí o los que tengan las jornadas laborales que hay que sostener ahí. ¿O queremos que el petróleo llegue a nuestras costas cuando haya un derrame? No, porque va a suceder más o menos. Esa es la única diferencia. Si queremos desarrollar la industria, desarrollemos una industria con arraigo local, sin grandes empresas. YPF no es una empresa que juega para el bien de los argentinos por muchas razones que se pueden hablar en otro momento. Pero no es una empresa que tenga ni el control de ese sector económico y sus hipotéticos beneficios no repercuten sobre la población argentina. Es decir: no tenemos YPF, no, de YPF no sacamos nada. YPF le abre el terreno a las grandes multinacionales extranjeras. Eso es básicamente lo que hace. ¿Y entonces qué sacamos nosotros del petróleo?

-Después de haber analizado la situación actual en el mar en México, tras el incendio en una plataforma y el derrame que detectaron. ¿Cuál es tu conclusión? ¿Qué provocó el nuevo desastre ambiental en ese país?

-Llevo dos semanas trabajando codo con codo con gente de allá, principalmente ambientalistas, con su propio recorrido profesional también. Algo recurrente que ellos mencionan y me han presentado documentos sobre ello es la falta de mantenimiento de las plataformas marinas de Pemex. Aparentemente hay un problema estructural.  Los siniestros se vienen dando en un proceso creciente y muy fuerte. Esa es la información más clara que tengo.

No vamos a ganar soberanía sometiéndose a un modelo marcado justamente por el Norte Global.

-Científicos que comparten su posición vienen advirtiendo que la actividad petrolera en el mar es sumamente riesgosa y que aún así, se vuelve a apostar a esto en Argentina. ¿Por qué es tan riesgosa? 

-Conozco mejor los aspectos de la industria onshore, particularmente no convencional, del fracking, más que del convencional, porque es lo que estudié más. Pero principalmente el riesgo del offshore es porque el grado de complejidad es exponencial respecto a trabajar en tierra, es decir, es mucho, es muchísimo más complejo, por lo tanto todo riesgo también se multiplica exponencialmente. Además, este tipo de industria, como también en la megaminería, o cualquier megaproyecto suelen estar alejadas de la población y eso permite una impunidad muy grande para los operadores porque nadie sabe lo que pasa y es muy difícil llegar. Si es muy complejo conocer la realidad de la industria en tierra, imaginemos una plataforma petrolera a la que hay que llegar en helicóptero o en barco.

Muy poca gente sabe lo que sucede realmente. Y dado que las empresas solo van a buscar maximizar beneficios porque para eso se van a agujerear en medio del mar, porque si no, no lo harían, juegan en un filo de la navaja de la mínima inversión necesaria para obtener el máximo beneficio. Eso lleva a que a que las situaciones a veces no sean óptimas. Puede llegar a depender del tipo de empresa, de qué empresa sea, del control gubernamental, del control de la sociedad. En Vaca Muerta, por ejemplo, con el fracking se trabaja en situaciones muy extremas. Pero hoy hay un cierto rigor en el trabajo, no se trabaja a lo loco. No quiero ponerme a defender ahora ese modelo. Esas situaciones son circunstanciales. En México, ocurrió un derrame de 400 kilómetros cuadrados, que es el doble de la superficie de Capital Federal, y nadie se dio cuenta hasta que llegó a alguien que de casualidad miró una foto satelital. Ese es el grado de descontrol que puede llegar a tener una plataforma petrolera.

El discurso político siempre es el de crecer. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? ¿Cuál es el límite? Y eso choca con el otro elemento: que el límite ya llegó. Creo que, de hecho, ya lo pasamos.

-¿Nota que parte de la sociedad argentina piensa o sostiene que la disyuntiva es petróleo o pobreza?

-Sí, percibo una contradicción. Por un lado, deseo un cambio, pero es muy difícil realizarlo. ¿Cómo hago? ¿Cómo hago para no agarrar el auto para ir a algún lugar? ¿Cómo no me tomo un avión? ¿Cómo no consumo de determinado modo si realmente quiero hacerlo, y si la presión social lo impide? Creo que en algunos sectores sucede eso y en otros sectores creo que también veo que está muy instaurado el discurso, la falta de discurso crítico respecto a este modelo de consumo y de producción, con una simplificación de que los recursos naturales están para que los usemos, que eso es lo legítimo. “Vamos a usarlo porque nos va a dar riqueza a todos”. “Argentina necesita dólares, de ahí salen dólares”. Sin embargo, Argentina siempre necesita y siempre recibe dólares y siempre está igual.

Creo que hay un sector popular, ya no hablo de la gente que realmente saca beneficio de todo esto -que es muy poca- que sí que siente que ahí hay una riqueza y eso me parece lo más difícil. Yo no estoy en contra de este gobierno en particular, ni en Argentina ni en México. Sin embargo, me encuentro en la encrucijada de que si denuncio algo que no me parece correcto, como esta situación, se me tilda de que estoy en contra de políticas populares o que estoy en contra de este gobierno, o que no quiero que la gente obtenga determinado beneficio. No, no, al revés. Yo quiero que la gente obtenga el beneficio de vivir en un lugar mejor. Es lo que me gustaría. Y no lo hago contra nadie. 

-Muchas de las veces en las que una sociedad de forma masiva se opuso a una política económica ganó con la protesta. En Mar del Plata y la costa bonaerense lo vimos en enero de 2022, pero pasaron los meses, los medios miraron para otro lado y el efecto se diluyó. Quedaron grupos más reducidos y la Justicia habilitó la exploración en el mar de la cuenca norte. ¿Qué responsabilidad nos cabe en este modelo?

-No debería ser necesario pelear para obtener y disfrutar de lo obvio. Pero este modelo no es bueno, Es tan sencillo como eso. Es evidente a nivel agrícola, a nivel petróleo, a nivel minería, no es un modelo bueno. Decimos que vamos a dejar los hidrocarburos y vamos con el litio, y es lo mismo, tenemos que abandonar este modelo, no hacen falta números de ingenieros para tenerla clara. No sé hasta qué punto se le puede pedir a nadie que tenga el compromiso de salir a pelear porque debería ser un compromiso común de todos. Pero encantado de que la gente lo haga. Ojalá lo haga. Ojalá lo hagamos. Ojalá lo hagamos más y logremos detener estas aberraciones.

¿Hasta qué punto es responsabilidad de unos u otros? No lo sé. Así que creo que son responsables los de la parte opuesta, es decir, aquellos que positivamente admiten, permiten y llevan a cabo este tipo de proyectos. Ellos son los responsables. Aunque yo no esté en contra de X gobierno, cuando X gobierno toma esas políticas, no me voy a avergonzar de criticarlo. No me parece bien que haya plataformas marinas en ningún lugar, ni en México ni en Argentina. Y lo voy a decir, no me importa el color y creo que quien lo permite es responsable en ese sentido.

El comunicado completo

Comunicado de Seguimiento a Derrame México

 

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